Por: Alejandro Páez Varela -
noviembre 4 de 2013
El pasado 16 de enero,
cuando presentaba su supuesta declaración patrimonial, Enrique Peña Nieto dijo,
textual: “La transparencia será fundamental en la presidencia democrática que
me he propuesto conducir. Es una obligación sustantiva para dar confianza a una
sociedad mexicana más plural, más informada y más participativa”. La frase fue
promovida por cierta prensa. En realidad, el mandatario hizo ese día
exactamente lo contrario. Cuando declaró su patrimonio, incluyó la “donación”
de propiedades, obras de arte, relojes y joyas varias pero no dijo por cuánto,
ni quiénes y por qué le hicieron esos donativos. No dio montos de sus
inversiones y sus ahorros, y ni por asomo incluyó a su esposa, Angélica Rivera,
en esta práctica mínima de transparencia: de ella no se tiene ningún registro
en México –de acuerdo con una investigación de la periodista Linaloe Flores
publicada en SinEmbargo–, lo que hace suponer que todo está en el extranjero.
Peña Nieto declaró como donación una casa de 150 metros cuadrados –registrada
el 8 de diciembre de 2011– cuando apenas había dejado de ser Gobernador del
Estado de México. La segunda donación es un terreno de 2,547 metros cuadrados,
registrado el 8 de diciembre de 2009, cuando era todavía mandatario estatal.
Una tercera es un terreno de 58,657 metros cuadrados, registrado el 8 de
diciembre de 2011, cuando se preparaba para la campaña presidencial. La cuarta
donación es de un mes y medio después de la anterior: una casa de 338 metros
cuadrados, con fecha de 8 de diciembre de 2011. La quinta es un terreno de mil
metros cuadrados, aceptado en donación el 29 de enero de 1988, y la sexta es
otro terreno de 24 mil metros cuadrados que recibió en donación el 8 de marzo
de 1989. ¡Lleva una vida entera recibiendo donaciones! Donaciones, no
herencias, porque lo heredado lo registró como tal. Peña Nieto dijo contar con
un departamento de 211 metros cuadrados registrado el 19 de marzo de 2001, y
dos casas más: una de 560 metros cuadrados, registrada el 25 de octubre de
1982, y otra de 2,138 metros cuadrados, registrada el 27 de diciembre de 2005,
cuando tenía apenas dos meses y unos días al frente del Gobierno del Estado de
México. Esas, tenemos que creer, las pagó con su salario un funcionario público
que anduvo de mujer en mujer, y con ellas tuvo hijos (y gastos derivados de
esos hijos). Peña reportó dos obras de arte: una por donación, que recibió el 8
de diciembre de 2011, y otra más que recibió “por herencia”, el 29 de mayo de
2007. Dijo tener relojes y joyas varias que compró ¡de contado! (del
departamento y las dos casas no especificó si sacó créditos bancarios), así
como otras joyas que obtuvo, ¡por donación!, el 8 de diciembre de 2011. En el
rubro de inversiones, dijo tener una cuenta bancaria, fondos de inversión y ser
poseedor de monedas y metales. Así nomás. No dijo si su cuenta bancaria es por
mil millones de pesos, o si sus fondos de inversión son por cientos de millones
de pesos, o si las monedas y metales que tiene suman miles de millones de pesos.
No dijo nada y ya, listo. Aún así, con los datos que arroja, una suma rápida
–sin contar con la cuenta bancaria, los fondos de inversión y las monedas y
metales– permite advertir que este ex funcionario clasemediero se volvió, desde
sus puestos de gobierno, en un hombre lo suficientemente rico como para ya no
trabajar. Si alguien me pregunta de dónde vino tanto dinero si la mayor parte
de su vida ha sido funcionario público, responderé sin dudas: de la corrupción.
¿De dónde más? ¿Quién que usted conozca recibe casas, terrenos, joyas y obras
de arte por “donaciones”? Sólo los corruptos. No tengo manera de comprobar
absolutamente ninguno de mis supuestos, pero como el mismo Presidente ha dejado
abierto a la interpretación; como casi todo lo que le “donaron” cae en fechas
en las que él era servidor público, sólo puedo suponer que los que le
extendieron esas sumas de dinero en bienes son interesados que obtuvieron algo
de él. Y eso es corrupción. Porque por más guapo que sea, no creo que le dieran
el dinero por –dice el dicho de mi mamá– su cara bonita. Lo que sí puedo
comprobar, es que su riqueza es inexplicable… y asombrosa. ¿Conocen ustedes un
caso similar en el mundo, en donde un Jefe de Estado se vuelve rico a punta de
donaciones? ¿Alguien lo sabe? Si soy ligeramente malpensado; si considero que
es sobrino de Arturo Montiel (ex Gobernador acusado de corrupción y absuelto
por Peña Nieto); si le sumo que durante la campaña que lo llevó a la
presidencia de México mintió no sólo sobre su desempeño (escondió cifras de
homicidio en el estado que gobernó) sino también sobre los montos y el origen
de los recursos que usó vía Soriana y Monex, entonces lo que tengo es que
Enrique Peña Nieto ha llevado una vida mintiendo desde la política mientras su
fortuna personal crece y crece y crece. Me niego a creer, como muchos suelen
decirlo, que es un individuo corto de entendimiento. ¡Pero si gobierna este
país, y no hay quién pueda exigirle que explique de dónde salió su fortuna! El
pasado 16 de enero, cuando presentaba su supuesta declaración patrimonial,
Enrique Peña Nieto habló de “transparencia” y de “presidencia democrática”.
Demagogia pura, dicen los hechos; palabras vacías, mentiras y mentiras a
medias. Vale la pena leer la frase completa: “La transparencia será fundamental
en la presidencia democrática que me he propuesto conducir. Es una obligación
sustantiva para dar confianza a una sociedad mexicana más plural, más informada
y más participativa”. Y como nunca le exigiremos –y no tenemos los mecanismos
ciudadanos– que explique de dónde vinieron sus casas, sus joyas, sus obras de
arte y el resto de su riqueza, dudo también que incluso exista esa “sociedad
mexicana más plural, más informada y más participativa” a la que él,
hábilmente, hace referencia. Somos lo que somos, desgraciadamente, y en
consecuencia tenemos lo que tenemos por Presidente. Así de simple. Así de
triste. Así de decepcionante.
Este contenido ha sido
publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección:
http://www.sinembargo.mx/opinion/04-11-
No hay comentarios:
Publicar un comentario