Columna: CON RUMBO AL SUR….
Por Angel Gabriel FERNÁNDEZ
(1)
Las notas periodistas de “avance” indicaban que parte de la zona sur de Veracruz estarían blindadas por la presencia de la visita del presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa. Sería casi imposible para un ciudadano común acercársele.
Ya no es como antes, como cuando –según las crónicas de aquellos años--, los niños y los indígenas podían acercarse al Presidente de México; ello ocurría cuando el Presidente era Lázaro Cárdenas. Cárdenas, incluso, se llevó a niños a vivir a Los Pinos. Cárdenas tenía enemigos poderosos como los magnates petroleros a los que expropió sus empresas.
No hay antecedente de la visita de un Presidente al municipio de Texistepec.
Los vecinos de ese lugar se acuerdan de la Presidencia de la República cuando se dan cuenta que sus hombres están sin trabajo, que los que fueron los sitios donde se derramaba el sudor por la extracción de azufre, ahora están cerrados. Culpan históricamente al gobierno del cierre de la Compañía Exploradora del Istmo (CEDI), porque dicen que azufre sigue habiendo.
(2)
Miguel Alemán Valdés llegaba a Acayucan y se hospedaba en la casa de su amigo Rubén Domínguez Dodero, el padre de don “Guillo”, ahí en la calle Constitución.
Cuando estaba en esta región, todos decían: “Aquí anda Miguelito”.
Era el hijo predilecto.
Todos los olutecos y sayuleños se creían Alemán o Valdés.
Pasado su periodo presidencial, cuando pasó a ser secretario de Turismo, un día Miguel Alemán llegó a la tierra de su madre, a Oluta. Se bajó de un coche a la entrada del pueblo y se fue caminando hasta el palacio.
Lo interceptaron estudiantes de la escuela secundaria que lleva su nombre y le pidieron ayuda. Alemán Valdés los citó a su oficina en la ciudad de México y les puso autobús para que fueran. Estando en la capital del País, ante el expresidente de la República, los jóvenes olutecos se conformaron con pedir balones y redes para jugar volibol.
(3)
Cuando el presidente de la República era Adolfo López Mateos (1959-1964), estuvo en Acayucan en un acto popular. El evento fue en la calle Ocampo, casi frente a lo que ahora es el parque Constitución (disculpas al acayuqueño: a lo que era el parque Constitución). Vino López Mateos a inaugurar una empresa.
Eran los tiempos cuando los niños, los campesinos, el ciudadano común podía estar cerca del Presidente. Cuando escogían a las más bonitas jovencitas para entregarle un ramo de flores. Ah, muchos quisieran detener el tiempo.
Cuentan los acayuqueños de entonces, que el presidente Adolfo López Mateos, le lanzó unos piropos a una guapa acayuqueña: Sigrid Acar Maldonado.
La joven acayuqueña Sigrid Acar Maldonado era la reina de todos los eventos, la madrina de todos, la piropeada por todos. Con el paso del tiempo, la mujer se convirtió en toda una dama que es una referencia de la sociedad acayuqueña.
Eran los años en que se organizaba la feria agrícola y ganadera que se instalaba en los pasillos del palacio municipal de Acayucan, donde se exhibían las mejores mazorcas, los mejores plátanos machos y los mejores toretes. En las ferias y eventos de hoy, exhiben las “mazorcas” de las bailarinas y la “carne” de la bola de homosexuales que se convierten en los “reyes” de los eventos. Por si fuera poco, los organizadores de los eventos de hoy ni entregan cuentas claras.
Eran los tiempos cuando los niños, los campesinos, el ciudadano común podía estar cerca del Presidente. Cuando escogían a las más bonitas jovencitas para entregarle un ramo de flores. Ah, muchos quisieran detener el tiempo.
Cuentan los acayuqueños de entonces, que el presidente Adolfo López Mateos, le lanzó unos piropos a una guapa acayuqueña: Sigrid Acar Maldonado.
La joven acayuqueña Sigrid Acar Maldonado era la reina de todos los eventos, la madrina de todos, la piropeada por todos. Con el paso del tiempo, la mujer se convirtió en toda una dama que es una referencia de la sociedad acayuqueña.
Eran los años en que se organizaba la feria agrícola y ganadera que se instalaba en los pasillos del palacio municipal de Acayucan, donde se exhibían las mejores mazorcas, los mejores plátanos machos y los mejores toretes. En las ferias y eventos de hoy, exhiben las “mazorcas” de las bailarinas y la “carne” de la bola de homosexuales que se convierten en los “reyes” de los eventos. Por si fuera poco, los organizadores de los eventos de hoy ni entregan cuentas claras.
(4)
Cuando Carlos Salinas de Gortari era candidato a la presidencia de México, estuvo en Acayucan; fue allá por inicios de 1988.
Prometió que en Acayucan se construiría un sistema integral de drenaje que incluiría colectores por toda la ciudad. No cumplió.
Salinas hizo y deshizo en México, pero nunca se acordó de Acayucan. Ideó el Programa Nacional de Solidaridad, hizo rico a su hermano Raúl en la Conasupo, le arrebató la Presidencia a Cuauhtémoc Cárdenas, se fue a vivir a Dublín, Irlanda y hasta vino a hacer una huelga de hambre a Agualeguas, Nuevo León, pero nunca llegó el drenaje a la ciudad.
Hoy en día, hay aguas negras a cielo abierto en las colonias Malinche y El Fénix y por toda la ciudad.
Salinas no vuelve a Acayucan, no vuelve a ser Presidente, pero tampoco vuelve a ser pobre.
(5)
Vicente Fox estuvo en Acayucan en el año 2000, antes de las elecciones. Lo recibieron en el salón del Club de Leones.
Fiel a su estilo, el bigotón botudo habló y habló. Dijo que “sacaría a patadas a los priístas” de los Pinos; le decía “Lavestida” al candidato del PRI Francisco Labastida Ochoa y prometía honestidad.
Pero lo primero que hizo estando en el poder, fue casarse. En Los Pinos se casó, besó a la novia y luego se dedicó a dar tumbos como Presidente.
El poder es para eso, pensó Fox: utilizó el poder para lograr que El Vaticano anulara su matrimonio con Lilián de la Concha.
Regresó a Acayucan en noviembre del 2004, cuando un huracán partió la carretera a la altura de San Miguel en la carretera Costera del Golfo. Puso la primera piedra de la reconstrucción pero no volvió, para darse cuenta que las compañías constructoras no hicieron bien el trabajo y que cada que llueve, ese tramo se destroza.
(6)
Acercársele a Felipe Calderón es difícil, sin embargo, hay la posibilidad –a manera de chiste—de saludarlo de mano.
Hay que gritarle de lejos:
---¡”Quihubo mano…”!
El Presidente debe saludar con la mano derecha, porque la izquierda a veces le duele, ya que según un informe del Estado Mayor Presidencial, hace casi dos años de fracturó un brazo cuando practicaba ciclismo, a consecuencia del piso mojado.
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