jueves, 29 de julio de 2010

¡¡¡Chusco, chusco, prrr!!!

Columna: Déjame que te cuente…

Por Sergio M. Trejo González.
A principio de semana, durante una entrevista a doña Anita Lara Villar, que realizó la señora Esperanza Arias Rodríguez, reportera de “El Diario del Sur”, encargada en estos momentos de una especie de recopilación de opiniones sobre la trayectoria del periódico para el que trabaja, a propósito de cumplir en este año su 50 aniversario, me entero que, la señora de Fortanet, cuando es interrogada, hace alusión mi calumnia, con referencias que hieren mi susceptibilidad. Dice por ahí, en la plática, que ella (doña Anita) busca con interés “El Espacio de Atenea” y ese “Déjame que te cuente… de Sergio, articulista o columnista, o como ustedes le llamen, porque es chusco”. Esto por supuesto que lastima mi autoestima y el ego de cualquiera que pretenda dialogar cotidianamente, aclarar puntos, echar, pues, un párrafo, para dejar reflexiones, con toda seriedad, sobre la mesa… aclaro esto porque consideraba a doña Anita mí amiga. Si no es así, entonces ignore mi comentario.... ella, pensé que me conocía en la cavilación y en la ideología, que comprendía la pretensión filosófica de mis glosas mismas que sin pretender llegar a la profundidad metafísica de los espejos de Borges, dijera Les Luthiers, significan un intento estimable. Tengo, por supuesto un sentido del humor pero no como para que la gente que yo aprecio se exprese llamándome “CHUSCO”. Ni que fuera yo Brozo “El Payaso Tenebroso”, que claramente se distingue de cualquiera, en el vacilón y el relajo, desde que comienza a decir: “Chamacoooos jijos de mi última resanada”. Sinceramente no creo merecer de doña Anita tales denominadores. Yo, que me pregunto en cada uno de mis ensayos ¿cuán freudiano puedes, Sergio, llegar a ser? yo, que me asomo a esta ventana de la comunicación desosegado por las irregularidades bursátiles; yo, que contemplo la prolongada caída en hélice de las hojas, en el existencialismo de Sartre o cantando a Octavio Paz: “Espiral de los ecos, el poema es aire que se esculpe y se disipa, fugaz alegoría de los nombres verdaderos. A veces la página respira: los enjambres de signos, los municipios errantes de sonidos y sentidos, en rotación magnética se enlazan y dispersan sobre el papel”. Yo que doy mi esfuerzo, sin prisa ni horario, sin rienda ni dueña, de sonido etéreo como campanario, que transporta al mundo en viaje imaginario, sin que se requiera ni juez ni notario… ¿Por qué a mí? que juzgo a la vida abrazándola, toda, en su fragmentariedad, con lo que tiene de malo y lo que tiene de peor, amando la carcoma y a Petronila. El humor y la cábula no está para ornamentar escapismos: Es la hilarante redimensión a la herida suicida, que trasmuta la mojarra en sirena y al carbón en diamante. Hoy tuve el gran disgusto, al enterarme de la opinión espontánea de la señora Anita; es doloroso, dirían los poetas, casi tanto como revisar mi correspondencia, para constatar que mis cartas retornan debido al pequeño error de la omisión del nombre y el domicilio, además de olvidar la estampilla, condición sine qua non para llegar a su destino. No tengo excusas para mi ineptitud y monumental inoperancia. De mis correos electrónicos mejor ni hablo, pues todos vuelven diciendo: Delivery to the following recipients failed.
No tengo perdón, algo está sucediendo en esta faena epistolar que desarrollo, en los periódicos, con la mejor buena fe. Tal vez alguna distracción, que adjudico a la impaciencia que me caracteriza, después de todo nadie es perfecto, la vida es así. Recuérdese que el apasionante juego del periodismo no es precisamente mi profesión sino un filón, una veta mal detonada, que algunas como doña Anita, califican de chacota, pícara…chusca.
Me veo en la tentación de efectuar una leve rectificación al estilo. Si fuera usted tan amable, querido lector, como para hacerme la merced de transferir mis elucubraciones al canal de la circunspección, pienso que podremos continuar de una manera más precisa, serena y ecuánime, sin agresiones, como la que doña Ana ha formulado… Nadie me comprende en esta iconografía literaria, obvia y notable, que mezcla satisfactores del espíritu trivial con incursiones en el humor surrealista. El calificativo que tal señora impone a mis trabajos serios resulta un anuncio de jaque mate, que respeto y comprendo, dicho con franqueza, todo se reduce a una alarma que voy a cuidar… Hoy voy a cambiar, revisar bien mis maletas y sacar mis sentimientos y resentimientos todos, hacer limpieza al armario borrar rencores de antaño y angustias que hubo en mi mente, para no sufrir. No, no crea usted nada ¡faltaba más! que a mi edad anduviera con esos requiebros y fragilidades de vicio caro.
No crea usted nada doña Anita, sucede que las vacaciones de los tribunales agotan las finanzas personales y anda uno gambeteando la ociosidad, que resulta ser progenitora de todas las perversiones. Así es “Déjame que te cuente…” intento de columna que prodiga símbolos y escenas locales, patéticas y fantásticas, de un Acayucan adorador del desbarajuste y de lo que doña Anita llama chusco; que un servidor sin saberlo, inocente y amoral a la fuerza, contrariado y feliz en la carencia y en la ignorancia, trata de recrear, no para que se piense que vivo en la tuna y la sandia. Vieran que trabajo cuesta ganarse los pesos, con clientela tacaña y mañosa en su mayoría. Como actuar formalmente frente a la vida donde vivir así, es ver la cara del destino riéndose de mí. Tratar, por ejemplo, de comprender la manera como se reparten las carteras en un ayuntamiento resulta paranoico, cualquiera que busque la fórmula llegará un resultado de las combinaciones de saqueo y de la aceptación devocional de lo que apenas se entiende, calificando la mentira como “astucia”. Déjame que te cuente… no se fatiga con mensajes, porque imagino que muy pocos buscan en los diarios una recomendación. Si tú deseas un mensaje te vas a una convención del PRI o a un sermón. Donde hay cultura popular lo que importa es la capacidad de diversión, así creo que la gente joven sigue funcionando. Cierto que, a veces, se abusa del chacoteo y del sarcasmo, con aplausos irónicos al pintoresquismo, pero ¡ni modo! es así la trampa urbana donde se nos quiere tanto que no se deja crecer; manteniéndonos en la baba, dentro de una mitología caricatural de pan y circo, en que se nos ofrece un proyecto familiar, que desconocemos en su forma y fondo, para aplicarse por muchos más trienios y por muchas generaciones de la misma dinastía…”Cuento de Hadas”, dirían, para felicidad de quienes disfrutan del inagotable maná que brota de la residencia familiar.
Un saludo, respetuoso, para la señora Lara de Fortanet, quien todavía no purifica ni expía esos resabios, serpientes, escaleras y otros caracteres, que no me atrevo a traducir (#’*$=W{}/¨[-]¡!¿?@°°O-8+%H&) de la última experiencia electoral, donde su partido político ha ninguneado, vilipendiado, pisoteado, bocabajeado y despreciado, la trayectoria, disciplina, y el trabajo de sus originales militantes, para privilegiar la imposición y el cacicazgo… ¡Chusco, chusco, prr!

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