"Los Hijos de Aca" invitan al público en general al festival Artístico Cultural Bicentenario Acayucan 2919 para este siete de mayo, en el Club de Leones, a las 19:00 horas. Asiste y coopera.
Columna: Déjame que te cuente…
Por Sergio M. Trejo González
El día siete de mayo, si otra cosa no sucede, disfrutaremos un encuentro versátil, movedizo, cimbreante. “Letargo de trovas y refugio de sueños, cadencia de fandango”. Se aguarda una promiscuidad de ritmos, collage de inspiración y revoltijo musical… este asunto del concierto y presentación de un disco, que tendremos oportunidad de apreciar, me concede oportunidad para una historia de aquellas, de las que me gusta contar. Que nace precisamente en tiempos cuando “Acayucan era entonces una aldea con casas de barro y caña de otate, de techos inclinados recubiertos de palma o por las primeras tejas de barro, con pórticos que obsequiaban un espacio de frescura, construidas alrededor de una fuente de aguas diáfanas y frescas de donde los pobladores se abastecían para el consumo doméstico, contemplando en ocasiones aquel arco iris que en ese tiempo aparecía en blanco y negro. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo”. Bueno, sin exagerar como don Gabriel García Márquez ni como don Facundo Cabral, pero significando tiempos pretéritos de un Acayucan que todavía no aparecía en los mapas.Hablo de tiempos cuando quienes nos visitaban hacían preguntas paradójicas, absurdas y chocantes. Cargadas de ironía y corrosividad: ¿“Aquí conocen los tocadiscos?”. Eran tiempos en que la tecnología radicada en nuestra ciudad solo contenía algunos aparatos de radio, de bulbos, Majestic, Telefunken y Punto Azul, que tardaban un chingo en calentar. Luego zumbaban hasta entrar en frecuencia, previos golpecitos animosos para que sintonizaran. “Golpear hasta que se arregle” era una de las reglas implícitas, quizá el golpear no era la solución pero ayudaba a liberar tensiones producidas por el mal funcionamiento del aparato. En fin, había que aguardar unos minutos antes del tonito que sonaba como un xilófono para anunciar la legendaria estación de radio mexicana XEW, "La voz de la América Latina desde México"… apenas unas cuantas radioconsolas Stromber Carson y las General Electric, y uno que otro tocadiscos de baterías. las grabadoras y los equipos modulares llegaron con los primeros yucatecos, irredentos y contumaces comerciantes, que como Raúl Ceballos y su querida hermana, nunca bien ponderada, Araceli Ceballos, quienes acarreaban este tipo de artefactos y otros enceres, con sonido estereofónico y toda la vanguardia del ramo que no incluía todavía los controles remotos… En ese devenir llegaron los televisores de blanco y negro. Aparatos que podían obtenerse a crédito con un laaaaaaaargo año para pagar. Los forasteros se sorprendían cuando les decíamos que ya había orquestas y grupos musicales que amenizaban los bailes con música viva sin la necesidad de los “negritos”, aquellos discos de acetato de 33 o 45 rpm, que todos polvorientos hacían posible las fiestas ja, ja, ja, la pachanga se armaba cuando el disco se rayaba, repitiendo la tonada del mismo surco una y otra vez… era un desmadre que disfrutábamos. Con el tiempo llegaron los cd, los mp3 y esos inventos de hombre blanco que dejaron atrás aquellas reliquias y todo lo que significaba reproducción de música. De la misma manera la música en nuestra ciudad tiene un pasado, una historia de esas… que me inspira por evento programado en Acayucan para el próximo día 7 de mayo, donde tendremos ocasión de volver a vivir sentimientos antiguos cubiertos por el polvo de los tiempos… polvo de aquellos lodos que se quedaron guardados en nuestras uñas, que ahora colocamos sobre el pecho, para que lleguen al corazón, que sin miedo al colesterol ni a los triglicéridos vuelve a latir enérgico.Acayucan, debemos saber, no solamente es Cuna de la Revolución, y sede de celebración de una fiesta del Santo Patrono San Martin Obispo, donde hacen su aparición los grupos de Arrieros”. Acayucan en su pasado no se reduce a los teponaxtles que hacían sonar Gabriel González “Chambrú”, Basilio Ramírez o Benito Reyes, por los barrios de La Palma, Cruz Verde y el Zapotal, respectivamente, aunque pueden representar de alguna manera cierto antecedente que, cuando se puede, venimos subrayando, recordándola de manera individual y en razón de grupos. Nos ponemos de pie para referirnos al señor Hermilo Ríos Ramón, al Alberto “Negro” Ríos, Plutarco J, Barreiro, a don José “Chepe” Márquez Ledesma, Ceferino Hernández, Víctor Guillén y Don Ricardo Vázquez. La Lira de San Martin, Los Stereos de San Diego, La Sonora Acayucan, Las Almas. Marimbas, muchas marimbas, que en todos los barrios sonaban y continúan sonando, como relictos que lamentablemente se han ido perdiendo por la globalización, por el consumismo y la contaminación que producen algunas bandas ensordecedoras que con sus corridos de narcos y cárteles que van creando un estereotipo de moda, y van desplazan a tal instrumento de percusión, a los mariachis, al son jarocho y a los grupos que interpretan esa música de rock que aquí en nuestra aldea escuchábamos, bailamos en antaño y que deberíamos preservar; toda vez que con ella surgieron, en aquellas tardeadas a media luz, los primeros besos y los fajecitos de los papaces y las mamaces de los jóvenes de ahorita; música que fue origen de los cuentos y las novelas donde el primogénito o primogénita, nacido de aquellos romances es padre o madre actualmente o no tarda en hacernos abuelito… en cosa de un mes.Por eso se me antoja atractivo significar, muy a propósito, todo ese ayer, donde algunos adolescentes le entraron a la onda del Rooooock, comprendiendo este género musical por su característica de ritmo y la potencia. Dicen los que saben que el primitivo rock se deriva de gran cantidad de fuentes, principalmente blues y country, pero también del gospel, jazz y folk como influencias combinadas… Quienes veíamos los albores de la música de esta corriente, sabemos que los rokeros originales se distinguían por su apariencia de melena larga y vestuario estrafalario, propio de un movimiento contracultural de los 60s conformado comúnmente por seguidores identificados: Los hippies. Una comunidad que abrazaba el amor libre, consumidores de estupefacientes como la marihuana, hongos, peyote. LSD y otros alucinógenos. En su rechazo al consumismo y otras buscaron formas de experiencia poco usuales rebeldía y meditación, motivaciones hedonistas, espirituales-religiosas, artísticas, políticas. Los adultos de los sesentas se quejaban de tal excentricidad pero la cosa no estaba tan mal comparándolo con estas épocas, pues ahora se habla pases, cortes, crack, y detalles que yo la verdad no capisco. Perico, grasa, pasta, frula, merca, camerusa, pala, pichi, papa, merluza, sniff, tecla, gamba, farlopa, fernancha, catimba, milanga, bolita, farla, malanga, falorga, sablazo y lo que se le ocurra en denominación, que a mediados del siglo anterior al que me remito no existía en nuestra aldea… eso que oímos de la distribución casera en papelitos, bolsitas, aluminios, grapas, gramos, ochos, onzas, piedra o jeringazo, de muchas formas y combinaciones, no era tan común, es más no llegaban a tanto los chamacos de entonces. Había ROCK en Acayucan y esto quiero decir que significaba la válvula de escape de buena onda, pues las “protestas” era la música con volumen que rompía la tranquilidad de un pueblo en tiempos cuando los vecinos cerraban sus ojitos a las ocho de la noche para dormir… el viento ululaba en voz baja, las vacas mugían en las orillas muy orilladas y los gallos solo kikirikiaban de lunes a viernes a las seis de la mañana.En aquellas circunstancias interesantes vivía entre nosotros un personaje, amante digitado por el diapasón hipnotizante de la música. Cuando en Acayucan poco importaba que el mundo se convulsionara por los ecos de Los viejos ideales de libertad, igualdad y fraternidad y las rosas rojas del socialismo. Aquí andaba un joven bachiller interesado en la música electrónica. Difícil afición para quien carecía de los elementales instrumentos y sin existencia de tiendas que proveyeran algún aparato, ya no digamos del dinero para comprarlos. En esas limitaciones, un testigo de aquel tiempo nos ilumina con nombres de los pioneros del Rock. Había un nombre mítico en estos terrenos musicales: EL JEINER, un muchacho de entonces, que conformó para nuestra tribu el primer conjunto musical de ROCK en el año de 1963. “LOS LATIN LOVER´S”, un grupo integrado por Ricardo Vázquez Fernández, Jaime Viveros, Serafín Soto Joachín, “El Mingo” Martínez, Carlos Antonio Patraca, Marlén Baruch y Calixto Gómez Tadeo… La lucha no resultaba nada fácil, recuérdese que había que combatir la reticencia de los adultos a cualquier interpretación ruidosa, horario de estudios, pero además carencia de los instrumentos indispensables para reproducir lo poco que por la radio arribaba a nuestro pueblo.Jerónimo Bibiano Landero, resultaba un verdadero artesano musical. Miembro de una familia de gente entusiasta y trabajadora, hermano de Jonás, ex presidente municipal, con quien compartimos espacios poéticos y de trabajo político, de manera muy respetuosa. EL JEINER, tenía que ingeniársela para fabricar sus guitarras en un taller de ebanistería, obteniendo las pastillas de la capital del país para adaptarlas a su vihuela de confección casera… Precisamente en aquel lugar, Francisco Javier Mina numero 11, del barrio “Zapotal”, donde confeccionaban sus instrumentos, realizaban sus prácticas improvisando el equipo, obtenido por milagro, con micrófonos cuadrados marca “Radson”. Nada se parecía a las unidades de nuestra contemporánea acústica. No había mezcladoras, cada micrófono e instrumento tenía su amplificador monoaural, era un desgarriate. Aun así, el grupo de los LATIN LOVER´s consigue contratos para amenizar fiestas y logra presentarse alguna vez en la X.E.V.Z. La Radio Sensación, antecedente de “La Veraz”. Recuerda Gabriel Fernández haberles escuchado “Colina Azul”, un tema, me parece, que de los BOPPERS, que pegó con mucha fuerza, igual que aquel clásico “Ultimo beso” que yo tarareaba en mi cuna: Porque se fue porque murió, porque el señor me la quito…El JEINER, se fue a Xalapa para continuar estudiando en la facultad de Filosofía y Letras, por allá se integra a “Sonido 5”, y dicen que un rato hizo ronda con LOS JOAO. De carácter alegre, fraternal y humano, EL JEINER, compuso algunas baladas y sones, pero sobretodo Rock, sin descuidar sus estudios que concluye para emigrar a la ciudad de México, donde se dedica a impartir cátedra en Letras Españolas, hasta lograr jubilarse… Jerónimo Bibiano Landero, nacido un 30 de septiembre de 1945, muere el año pasado, precisamente el 2 de febrero del 2009, en un trágico accidente automovilístico por el rumbo de Cabada, dejándonos legado que se queda en nuestra memoria y en nuestro corazón, donde permanecerá hasta que seamos llamados.La historia continúa y continuará… Vinieron las almas con muchos rostros, los de Gabriel Fernández, Mauricio González, Miguel Moreno, Julio Cruz. Pasarían por “Las Almas”: “El Taco”, Nayo Gómez, Leoncio Garduza. Juan Cruz Matus, sin olvidar a David Haro. Se escapan tantos nombres que darían otras historias. Yo termino, porque los medios resultan cortos para tanta reminiscencia que tiene que ser mostrada en breves pinceladas, tan precarias que no consiguen pasar de la superficie; tampoco daría tiempo a mucho más. Tengo que terminar invitándolos a disfrutar este viernes a las 7 en el Club de Leones, un concierto musical interesante, sin olvidar que las historias de época son tópicas y de contenido bastante nostálgico, pero sabroso y, como tantas veces, se impone un final feliz que puede sobrevivir a sus creadores e incluso, si son lo suficientemente buenos, conseguir algo parecido a la inmortalidad.
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