martes, 29 de septiembre de 2009

LA TRAICION NO ES BUEN NEGOCIO


Columna: CON RUMBO AL SUR
Por Angel Gabriel FERNANDEZ

Un día lo vi y escuché por televisión:
Con su aspecto medio mugroso, con su diadema en la cabeza, frente miles de personas, “hacía un compromiso de hombros” de que si ganaba la elección, cedería su lugar en la delegación a la candidata original, a la auténtica representante del pueblo. La gente le creyó y votó por él. Pero pronto las promesas se le olvidaron, sus palabras la brisa se las llevó. Hoy se aferra al “hueso” y se olvida de que es hombre y de cumplir sus promesas.
Es la historia de Rabel Acosta, alias “Juanito”, el líder de los vendedores ambulantes que abanderado por el PRD, pero respaldado por miles de capitalinos que querían a la perredista Clara Brugada, ganó las votaciones en Iztapalapa.
La política está llena de traiciones.
Acá en la región, me tocó ser testigo de un político de mi pueblo, Oluta: Mauricio Gómez Delgado. El hombre tiene arraigo popular y al partido a donde va lo sigue la gente, pero le ha tocado perder con sus recomendados. Primero hizo alcalde a Luis Herrera Bustamante, a quien le prestaba las guayaberas para los mítines; cuando Herrera llegó al poder, hasta le negó el saludo a Mauricio. Ya como alcalde, el jumentito aquel se daba lujos como el bañarse con agua purificada porque no había agua en el pueblo, o trasladarse en taxi desde Pachuca, Hidalgo, hasta Oluta. Luego Mauricio hizo alcalde al profesor Ricardo Alemán Garduza, el cual también le pagó con traición.
En historias también terrenales, pero más cercanas a Jesucristo, tenemos que el Maestro de Galilea le había advertido a sus discípulos que uno de los lo habría de negar tres veces antes de que cantara el gallo: así fue. Pedro negó al Maestro. Traición pura.
La traición se acostumbra entre mafiosos, entre gente de pocos escrúpulos. La traición se refleja en escritos periodísticos, en poemas, en letras de canciones.
Los Tigres del Norte dicen de Lauro Cantú Villarreal: “La traición no es buen negocio…”.
José Alfredo Jiménez dijo:
“El mundo es una cantina
Tan grande como el dolor;
Me diste copas de besos
Luego serviste desprecio:
Yo te pagué con traición…”.
Lo que hacen algunos personajes de la administración municipal de Acayucan es traición. Traicionan a Regina Vázquez Saut, la alcaldesa.
Que el síndico Andrés Ramírez ande de briago exponiendo su vida y la de algunos ciudadanos, es traición. El síndico es el representante legal del Ayuntamiento, el principal velador de la ley.
Que algunos otros ediles no cumplan con sus funciones, que no lleguen ni a despachar al palacio, es otra manifestación de traición. Traidores a la confianza del pueblo.
Son traidores aquellos que, por ejemplo, sabiendo que se efectúan peleas de niños a dos cuadras del palacio, no le hayan informado en tiempo y forma a la alcaldesa Regina Vázquez. Que son del PRI, que supuestamente lo hacen por promocionar al Partido, está bien, pero que no embarren.
Traicionan a la administración municipal aquellos que sólo van al palacio a saciar sus vicios: fumar, chismear, empañar los esfuerzos por una mejor administración.
Traicionan y exhiben quienes utilizan oficinas públicas hasta para “resbalarse” o hacerlas centros de negocios carnales.
Traicionan aquellos que en alimento de sus perversidades, exhiben vía Internet a perversitas muchachitas que se ven que son expertas en todo, menos en profesionalizarse para hacer bien su trabajo desde un puesto público municipal.
Traicionan quienes frustrados por su incapacidad para acceder a puestos de relevancia, se desahogan revelando supuestos “malos comportamientos” de altos funcionarios. Circula la versión de que terminado el evento del día 15 de septiembre, altos funcionarios municipales se fueron a divertir, lo cual no tendría nada de malo porque no se supo de ningún escándalo, pero esa versión fue divulgada casi por toda la ciudad y por sus alrededores. Otros detalles supuestamente negativos han sido divulgados y han llegado a mesas de redacción o, cuando no se puede, cuando menos circulan de manera muy eficaz por “radio bemba”.
No se vale desde adentro. No se vale que al interior de la Comuna haya una lucha de todos contra todos, tratando de ver quién desprestigia a quién. No se vale patear el pesebre. De ahí comen, de ahí se malvisten (aunque algunos tengan otro tipo de “negocitos”), ya no desprestigien a la administración.
La culpa no la tiene el indio…
Y digo que no se vale porque el jueves por la noche fui testigo del esfuerzo; testigo de que todos intentan jalar (sin albur) pareja la reata para que todo marche bien.
Desde hace años no subía al palacio municipal por las tardes. Las tardes para mi son casi sagradas para dedicarme a mis ejercicios y a la lectura. Entré al palacio y me enteré que la alcaldesa Regina estaba despachando, vi que el filósofo Netza Damián llegaba para seguir trabajando, vamos, hasta el director de la Comude, en muletas, andaba en el palacio.
Más o menos entendí por qué la alcaldesa Regina Vázquez tiene a su mando a un equipo de jóvenes para ayudarla a sacar la chamba.

Las chamacas de la Presidencia andaban que corrían, volaban y se aceleraban atendiendo órdenes, preparando todo para la llegada del Gobernador. Comían en cada escapadita que tenían a alguna oficina; la misma alcaldesa taqueaba a ratos de una fuente de carnitas porque había que atender audiencias y a la avanzada de Fidel Herrera. El equipo joven de Regina puede ser calificado de no tener experiencia, pero no de no tener voluntad o ganar de cumplir con su trabajo. Tienen los jóvenes de Regina actitud e interés, la aptitud ya se les está viendo.
Lo menos que hay que exigir a los funcionarios municipales es que se esfuercen.
Y, chingao, si les dan la oportunidad, no se dediquen a holgazanear. O lo que es peor: a traicionar.

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