Columna: CON RUMBO AL SUR
Por Angel Gabriel FERNANDEZ
Por Angel Gabriel FERNANDEZ
Me declaro arcaico.
Un amigo político no se cansa de repetirme que soy muy silvestre.
Desde que inició la fiebre del teléfono celular he tenido la fortuna de abstenerme a la tentación de usarlo. No sé ni marcar un número compón y corriente desde un teléfono celular y mucho menos hace uso de los mensajes de texto.
No sin asombro veo que la chamacada trae un teléfono en la mano y escucha música. Mi hijo dice que su teléfono trae “blutú”, infrarrojo y conecta una memoria USB en el encendedor del automóvil y dice que puede escuchar hasta 300 canciones. Doña Martha trae un teléfono súper avanzado que da la hora de México y la de Congo y desde el cual fácilmente estaría yo mandando este columna desde el rancho y sin despeinarme…Pero, lo sostengo, la tecnología ha sido una de mis enemigas.
Otras de mis eternas broncas ha sido con el uso de las computadoras. Diseñadores y “websmasters” deben enloquecer en mi presencia. Con mucho trabajo aprendí el uso del Word y durante mucho tiempo me sustraje al vicio –porque eso es—del chateo. El internet lo aprendí a manipular casi a “hue…zas”, por cuestiones de trabajo. Un tiempo sólo hacía lo indispensable: cortar y pegar notas y medio corregir.
Por todo lo anterior, mi correo electrónico es de los más vacíos del sistema. Mis contactos son muy pocos: no pasan de dos amigos, dos familiares, dos o tres conocidos y párele de contar.
Pero con todas esas reservas, “alguien” envió a mi correo una serie de datos informativos que no pasan de ser rumores sin confirmar. No pasan de ser especulaciones o chismes. Como ya saben el correo, sabrán también que no soy sacerdote para guardar “secretos de confesión”.
José Fouché, un funcionario francés calificado como el “genio tenebroso”, tenía poder porque decía que “vigilaba hacia arriba y hacia abajo”. Es decir, sabía santo y seña de altos funcionarios y hasta de los barrenderos del Palacio galo.
Francis Bacon, filósofo del siglo XVII, decía que nuestro poder llegaría tan lejos como llegara nuestro poder. Decía que saber es poder. Se refería al saber científico.
CONFESIONES DE “MI SECRETARIA”
Desde que inició la fiebre del teléfono celular he tenido la fortuna de abstenerme a la tentación de usarlo. No sé ni marcar un número compón y corriente desde un teléfono celular y mucho menos hace uso de los mensajes de texto.
No sin asombro veo que la chamacada trae un teléfono en la mano y escucha música. Mi hijo dice que su teléfono trae “blutú”, infrarrojo y conecta una memoria USB en el encendedor del automóvil y dice que puede escuchar hasta 300 canciones. Doña Martha trae un teléfono súper avanzado que da la hora de México y la de Congo y desde el cual fácilmente estaría yo mandando este columna desde el rancho y sin despeinarme…Pero, lo sostengo, la tecnología ha sido una de mis enemigas.
Otras de mis eternas broncas ha sido con el uso de las computadoras. Diseñadores y “websmasters” deben enloquecer en mi presencia. Con mucho trabajo aprendí el uso del Word y durante mucho tiempo me sustraje al vicio –porque eso es—del chateo. El internet lo aprendí a manipular casi a “hue…zas”, por cuestiones de trabajo. Un tiempo sólo hacía lo indispensable: cortar y pegar notas y medio corregir.
Por todo lo anterior, mi correo electrónico es de los más vacíos del sistema. Mis contactos son muy pocos: no pasan de dos amigos, dos familiares, dos o tres conocidos y párele de contar.
Pero con todas esas reservas, “alguien” envió a mi correo una serie de datos informativos que no pasan de ser rumores sin confirmar. No pasan de ser especulaciones o chismes. Como ya saben el correo, sabrán también que no soy sacerdote para guardar “secretos de confesión”.
José Fouché, un funcionario francés calificado como el “genio tenebroso”, tenía poder porque decía que “vigilaba hacia arriba y hacia abajo”. Es decir, sabía santo y seña de altos funcionarios y hasta de los barrenderos del Palacio galo.
Francis Bacon, filósofo del siglo XVII, decía que nuestro poder llegaría tan lejos como llegara nuestro poder. Decía que saber es poder. Se refería al saber científico.
CONFESIONES DE “MI SECRETARIA”
El fantasma que supuestamente está en toditos los rincones del palacio municipal de Acayucan ( a quien de entradito califico de atrevido por indagar correos) abre el fuego con lo siguiente:
“Recorra Usted los pasillos de la parte alta y descubra a la secretaria que luce un tapuja en el cóccix”. No es posible que hasta de eso estén pendientes.
“A inicios de la semana, una simpática funcionaria municipal se dio un atracón de besos y abrazos en plena oficina; el galán parecía que andaba uniformado…”.
Y la siguiente es una pregunta: ¿qué empleada de la tesorería municipal es la que informa de todo a un diputado local?
El Big Brother palaciego no se mide; “embarra” a gente seria como don Pepe Cánada, encargado de la cuestión agropecuaria en la Comuna, de quien dice que tiene un ojo al gato y otro al garabato, vigilando sus “asuntos” en la oficina de la Ganadera, de la cual también es dirigente.
¿Quién llegando al palacio encontró marido, pero que no se le quita lo amargada?. Que fue la misma que corrió al pobre ebanista y jaranero al que apodan “El Pescado”. El hombre enseñaba su arte en la entrada al palacio pero desde este fin de semana dejó de hacerlo porque a la señora ese ya no le gustó. La ignorancia no se lleva con el arte ni tiene idea de la tradición.
LOS RAPIDINES…
“Chóquese Usted –dice el correo--, cómo una dama anda como pepita en comal caliente. Y eso que dicen no se mezcla la ecología es enemiga de la basura…”.
Ah, pero el Big Brother da consejos: “deben tener cuidado, que se acuerden lo que pasó en Chacaltianguis…”.
“A todos los que salen del palacio en horario de trabajo deben vigilarlos; esa chamba la va tener la nueva oficial mayor Aída Cárdenas…porque se supo de una empleada que salía a “comisiones” pero que se iba con otro empleado a “hacer sus cochinadas”. (Da el informe, santo y seña, pero ¡no se vale!). Y no han de ser muchas cochinadas, porque regresaban felices. Trabajan en la planta baja.
EL TRANSA…
A reserva de hacer la investigación correspondiente, el correo informa de un activo empleado que atiende cuestiones relacionadas con el comercio. Dice que en el Ministerio Público quedaron varias denuncias pendientes porque ofrecía y vendía certificados de primaria y secundaria del ya desparecido Instituto Nacional para la Educación de los Adultos..
Hay detalles del asunto: hasta un chofer de un presidente municipal se vio beneficiado con un certificado.
Está la lista de los supuestos defraudados.
LA SEGUNDA DAMA…
Insisto, el informante hace un recorrido detallado por todo el palacio municipal. Es admirable de lo que se entera.
Para este “informe” voy a dejar la versión origina, textual, respetando los “horrores de ortografía…”. A los anteriores informes les di una “chacualeadita” para no insultar al lector:
“Dentro de unos dias (sin) va a renunciar una empleadilla que anda diciendo a los 4 bientos (sic) que la va a sacar de trabajar un presidente municipal, (porque) dice que es la segunda dama. Presume de que el galán biaja (sic) 60 kilometros (sic) para venir a verla.
“Es lo que anda diciendo, pero a lo mejor no es sierto (sic), porque el señor lo niega y dice que es que la empleada de Acayucan (sic) nomás lo anda molestando por teléfono. Dege (sic) que se entere la primera dama, le va a pegar una arastrada( sic), aunque no seria (sic) la primera vez que la cachetean…”.
“Beremos (sic) si la sacan de trabajar, no creo porque la chaba (sic) es así…”.
También por respeto al lector se omiten algunos detalles del informe.
PROTESTA…
“Y…”.
No ese informe no porque sé que es falso.
Esa funcionaria es dama sin ayuda y aunque siembren dudas nadie lo creerá…”.
Vulneraron mi correo. Vulneraron mi intimidad y exhiben la intimidad de algunos funcionarios.
Protesto.
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