Oluta, sus cuatro barrios y sus colonias y sus congregaciones, se visten de luto.
Hoy el crespón negro que los periodistas de la región colocaron en sus corazones responde al fallecimiento de don Anastacio, personaje verdaderamente agradable y popular, conocido principalmente por sus crónicas deportivas que combinaba perfectamente con tareas de ampáyer.
Sin perjuicio de la cobertura que realizaba como reportero para la sección policíaca.
No recuerdo haberlo visto tomar, a pesar del ambiente sabroso, provocativo y típico, de los juegos, las reuniones y oportunidades, que se suscitan en el gremio.
Sabíamos que venía padeciendo algunos malestares, enfermedades y accidentes.
La última vez que sufrió una caída severa y de consecuencias, sus compañeros de la APAAC, pasaron a saludarlo por su domicilio llevándole abrazos y mucho ánimo.
El hombre estaba convaleciente, preocupado, extraviado, delicado.
Sin perder el sentido del humor se le podía
localizar en su hogar siempre afectivo y sonriente.
Ahora nos enteramos de su deceso y su despedida nos trae las imágenes de su figura por las oficinas y los talleres de redacción de diversos medios informativos.
Formaba parte de la escenografía de la calle, los terrenos deportivos y de las gradas en los estadios. Andaba entre las ambulancias y las patrullas y la morgue, trabajando, trabajando siempre, para conseguir la nota y ganar el sustento diario.
Descanse en paz.
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