Me entero ahorita de noche y tarde que falleció. Cuando alguien muere ya es tarde para cualquier cosa.
Pretendo indagar los detalles de su funeral, mientras vienen a la memoria nostálgicas imágenes.
Lo conocí hace bastantes años, en el municipio de Oluta.
Alguna vez viajamos a Xalapa, en ADO, a un asunto político con el apoyo del presidente municipal de aquella Villa, el Dr. Sabino Mora Rodríguez, en su segundo período.
Acudimos a una reunión en la casa de artesanías, de frente al hermoso lago, ahí saludamos a don Ernesto Zedillo, entonces Secretario de Educación Pública.
René, resultaba un personaje popular, conocido y respetado, apreciado dondequiera y principalmente en el rumbo de Tenejapa.
Se murió mi amigo.
Tenía derecho a descansar porque su existencia tuvo reflejos ejemplares de trabajo y de lucha constante; no obstante sus limitaciones personales, se desempeñaba con dignidad y categoría admirable.
Don René formaba parte de mi escenografía urbana de todas las mañanas. Voy a extrañar su saludo cotidiano y la oferta de sus productos como actividad con la que se ganaba la vida honradamente.
Ahora ya puedo imaginarlo con la sonrisa tan espontánea y definitiva, pero caminando como siempre debió haberlo deseado, ahora podrá correr en los verdes parajes celestiales, donde podrá también abrazar a todos sus ancestros y a sus amigos a que lo reciben con cariño.
Descansa en paz.
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