Sixto Aparicio, pintor de profesión.
Pinturas del artista acayuqueño le dan la vuelta al mundo con el Internet.
Una de las pintura de sixto aparicio
Columna: DEJAME QUE TE CUENTE
Por Sergio M. Trejo González
“Si queda un pintor de santos, si queda
un pintor de cielos, que haga el cielo de
mi tierra, con los tonos de mi pueblo…”.
Hace unos días comentaba, en estos espacios, sobre el cumpleaños de un compañero de la asociación “Arrieros del Apompo”. Me acordé entonces de Sixto Aparicio Candelario, otro amigo, perteneciente a esa agrupación que tiene rato no se deja ver, aunque ya me enteré que superó un problema de salud que venía padeciendo, lo cual le impedía salir y circular. Me dicen que ya está mejor y me alegro mucho.
Sixto Aparicio Candelario, es un artista, pintor, por los cuatro lados. Auténtico acayuqueño, que vio las primeras luces y dio sus primeros pasos en el barrio “El Zapotal”, lugar donde nació hace 48 años, el 28 de marzo de 1962; ahí vivió por muchos años hasta que, luego de culminar sus estudios en el Instituto Tecnológico de Minatitlán, decidió emigrar a la ciudad de México, donde se integra como maestro de taller de pintura en la delegación Cuauhtémoc y se une al “Grupo Códice” como productor audiovisual, y en ese organismo dedicado principalmente a las artes gráficas recibe cursos de todas esas habilidades. En tales condiciones, similares a las de todo provinciano de familia humilde que llega a la capital con su morral cargado de sueños y esperanzas, tropezó con alguien que lo estimulaba para continuar en estos caminos; muchas veces conversaban acerca de cuestiones que nutrían su espíritu de superación, desconociendo que tal personaje era el célebre narrador de los pergaminos de la obra de Og Mandino, el autor motivacional más leído en veinte idiomas durante esos años: José Antonio Cossío, locutor y declamador. El galán de radionovelas, la voz de San Martín de Porres e intérprete de Mi Cristo Roto, entre miles de representaciones, aseguraba en sus charlas, a Sixto, su gran amigo y su mecenas…decía, que el camino de servir es largo y que las metas por cumplir son muchas. “Si uno tiene su verdad dentro del espíritu y ganas de aprender, empiezas desde abajo, la gente puede decir que eres el mejor, pero se tiene que saber que subes un escalón y puedes bajar tres. Siempre se tiene que ir con pies de plomo, ser cambiante e ir adelante con el único fin de servir a los demás”.
A Sixto lo veía retornar a esta su tierra de manera esporádica. En una de esas lo vi platicar con una inolvidable mujer que fue la maestra Guadalupe Alcalá de Cordero, amante consagrada de la pintura. Dulce en su voz, en su mirada y en su caminar. Depositaría de inigualable ternura y sencillez. A ella, que en vida derramó generosamente sabiduría sobre innumerables generaciones de alumnos, la observé y la escuché entusiasmada disertar a cerca del esfuerzo que representaba para un joven pintor como Sixto iniciarse en tan elevado arte.
Conocí, a Sixto Aparicio Candelario, allá por diciembre del año 1984. Don Ramón Roca Morteo, Presidente Municipal de Acayucan, brindó todas las facilidades para que este joven artista montara una exposición de caricaturas en la entrada principal del palacio municipal. Los regidores y los síndicos de esa administración, Jorge Cárdenas Romero, Antonio Zavaleta Lara, Doña Anita de Fortanet, Germán “Católico” Jiménez, Jonás Bibiano Landero, Leonardo Alor Ventura, Ángel Gutiérrez Carlín, Clemente Suriano Mateo y Orencio López Guillén y muchos ciudadanos aceptaron con sorpresa agradable muestra de arte donde Sixto captura, a lápiz o con la tinta, los rasgos más singulares de personajes de la política y de la sociedad de Acayucan. Sixto Aparicio Candelario, en esa fecha públicamente nos brindó su arte por primera vez en nuestra ciudad, pero en Minatitlán había también presentado muestras de caricaturas con mucha aceptación; sin embargo, su trabajo no quedó solamente en monos y parodias de blanco y negro. Decía que, una vez concluidos sus estudios, de Ingeniería Industrial Química, decidió perfeccionar una afición que termina significando la profesión de pintor que actualmente desarrolla. En el centro de la república comienza a manejar los colores en pincel, a estudiar las técnicas del color y las corrientes pictóricas diversas. Sixto debió atravesar por todo un proceso de estudio en todo lo referente a las runas, signos e ideas estéticas, las formas y todo lo que tiene que ver con la expresión pintoresca, hasta lograr un estilo propio, mismo que Sixto ha dado en llamar: “Elefangirafizado”. Comprendo esto como una manera de plasmar en los lienzos imágenes de cuerpos con mucho volumen y cuellos delgados. Adquiere tal influencia al parecer de una visita a cierta exposición fotográfica instalada en el “Centro de la Imagen” en el museo de la Ciudadela, lugar donde observó con admiración la manera en que un cuerpo adquiere con intención caprichosa, diría un servidor, esa combinación hermoseada de la obesidad con lo enjuto. Así es el arte, resulta de muchas maneras con definición abierta, subjetiva, discutible. La pintura es poesía muda; la poesía pintura ciega… La noción de arte ha sido sujeta a profundas polémicas en todas las épocas, expuesta constantemente a múltiples interpretaciones, que varían según la cultura, el movimiento, o la sociedad para la cual el término es generador de algún sentido. No existe un acuerdo unánime entre historiadores, filósofos o artistas. En mi modesta opinión profana el arte es un componente de la cultura, que refleja en su concepción los sustratos económicos y sociales, y la transmisión de ideas y valores, inherentes a cualquier civilización. En estos embrollos se suele considerar que con la aparición del Homo sapiens el arte tuvo en principio una función ritual, mágica o religiosa, pero esa función cambió con la evolución del ser humano, adquiriendo un componente estético y una función social, pedagógica, mercantil u ornamental.
El camino que Sixto lleva recorrido no ha sido corto ni fácil, tuvo que tocar muchas puertas de lugares donde lo que sobran son solicitudes buscando una oportunidad. Tiene el privilegio de haber ingresado a la Escuela Libre de Escultura y Talla Directa, instalada en el Ex convento de La Merced, en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Entidad que se integró al Instituto Nacional de Bellas Artes como Escuela de Pintura y Escultura, y que más tarde, en 1964, toma el nombre de Escuela Nacional de Pintura y Escultura "La Esmeralda". En sus talleres, me informó, se ofrecía una libertad completa con un desarrollo artístico principalmente intuitivo, donde se incluía materias teóricas geometría elemental, dibujo lineal y aéreo, teoría de la composición, anatomía descriptiva, historia del arte precortesiano, arte moderno americano, arte oriental y africano, arte europeo, inglés y dibujo del natural. Se impartían talleres que determinaban la especialidad: pintura o escultura y el laboratorio, un lugar para familiarizarse científicamente con los materiales para pinturas, esculturas y grabados.
La profesión de pintor por ninguna parte resulta barata o sumaria. El dominio de las expresiones artísticas requiere de paciencia y dedicación. El conocimiento y el tratamiento de materiales para manejar el Oleo, la acuarela, el acrílico, la serigrafía, la aerografía, absorbe mucho tiempo y consagración. Relieves, distribución, texturas, tejidos o estructuras, de todo eso y más debía conocer Sixto antes de iniciarse en el desarrollo de sus obras que hoy podemos decir que rebasan las 5 mil, entre bocetos, caricaturas, dibujos, acuarelas acrílicos, oleo y esculturas. Obras que se aprecian en edificios públicos y privados, dentro y fuera de nuestro país. Esto lo sostengo porque fuentes dignas de crédito afirman que los cuadros de Sixto, expuestos a la venta en el “Jardín del Arte”, por donde, de día, las luces iluminan el movimiento artística y por las noches, las luces, chamuscan las alas de las mariposas equivocadas; ahí en las calles de Sullivan y Villalongín, de donde nuestro pintor es socio, se han vendido cuadros que forman parte de algunas colecciones particulares en Japón, en España y en Inglaterra.
Una muestra del trabajo de Sixto Aparicio, se puede apreciar en las imágenes que religiosas que se encuentran atrás del altar, dentro nuestra parroquia de San Martin Obispo. Igualmente, en el restaurante del Hotel Kinakú, llaman la atención cuatro hermosos cuadros de Aparicio. Separados retratos que forman una cruz en una especie de mosaicos, se encuentran en Chetumal, Quintana Roo… El Sagrado Corazón, “La Dolorosa”, y ángeles entre claros nimbos, cirros y cúmulos … “Si queda un pintor de santos, si queda un pintor de cielos, que haga el cielo de mi tierra, con los tonos de mi pueblo, con su ángel de perla fina, con su ángel de medio pelo, con sus ángeles catires, con sus ángeles morenos, con sus angelitos blancos, con sus angelitos indios, con sus angelitos negros, que vayan comiendo mango por las barriadas del cielo”. Otros trabajos de dimensión considerada, son las que se encuentran en el CBTIS 48 de Acayucan, y el mural que se aprecia a la entrada del tecnológico de Minatitlán; además la que se localiza en el tecnológico de Villahermosa, Tabasco, de aproximadamente 6 metros de alto por 20 metros de ancho. Para el Comité Ejecutivo Nacional del PRI se pintó un cuadro desmontable a efecto de poder presentarlo como fondo en diversos actos políticos en el país. En Oluta, se luce en una pared de la aldea del antropólogo, arqueólogo e historiador Alfredo Delgado Calderón, un cuadro con una hermosa imagen femenina creada por Sixto.
En fin, resulta difícil enumerar la ardua labor de Sixto en solo un par de cuartillas, baste significar que en tratándose del arte como en el amor no existen más limitaciones que las que el artista se impone. En esta libertad subyuga y extasía, he contemplado la creatividad de Sixto en materiales y objetos diversos. Tres quinceañeras han lucido en sus prendas las pinturas de Sixto: el vestido de mi ahijada FRIDA, hija de mi comadre María Elena Baruch Fonseca; el vestido THEMIS, la nieta del ilustre profesor Luis Mariano Sulvarán, y JESSICA, la hija del señor Darío Vidaña de Soconusco. Respectivamente han expuesto, cada cual, en sus atuendos, durante su presentación en sociedad, imágenes de Frida Kahlo, el Palacio Municipal, el Kiosko, calles e iglesia, además de la flora y algunas frutas tropicales de la región.
Actualmente Sixto trabaja arduamente en un proyecto escultórico con alusión a la celebración del Centenario de la Revolución y el Bicentenario de la Independencia de nuestra Patria. Se trata de obras a realizar en fibra de vidrio, que viene proponiendo a diversos ayuntamientos, con el deseo de significar con obra plástica esas gestas reivindicatorias de nuestro pueblo.
Visitar a Sixto en su domicilio que se encuentra en la calle de Los Robles No. 10 del fraccionamiento “Rincón del Bosque” significa transportarse a un santuario donde las artes plásticas regulan el estado de ánimo de Sixto y de su amable compañera, la señora Flor Hernández, quien dejará sus lugares, los abetos y la nieve, el smog y los peseros, para compartir la pasión de su esposo realizando bosquejos y bocetos en cerámica y bordados artísticos, bruñendo una herencia artística para Isis Celeste, su menor hija. ¡Genio y figura! hasta en el nombre de su progenitora un pintor resulta traicionado por el subconsciente de las tonalidades y los matices… En ese hogar Sixto siembra y cultiva, además de producir obras de arte, armonía y tranquilidad para su familia pequeña. No es una casa vacía, es un hogar cálido.Me gusta cómo vive en esa mancha urbana, cualquiera capta en cuanto se abre la puerta que en su interior hay color y vida en las muros y sobre los muebles… Ahí estás tú. Los hombres podemos construir casas, inventar máquinas y dominar la tierra o escribir libros, pero nunca debemos perder la condición humana, que se postra ante lo hermoso o ante Dios. Ese es un regalo que deben agradecer quienes sean depositarios del talento de la sensibilidad… yo le doy gracias a Sixto, el amigo y buen hijo de Acayucan, por su pasión a lo que realiza ¡Gracias por ese modo de recibirme a mí y a todos los que llegan a él!
Wuao… me da gusto saber que aun hay personas que les gusta el arte, yo tuve la dicha de ser alumno de él, cuándo estudie en el CBTis hace ya unos 10 años cuando él la daba vida al la fachada de la institución, también fue compañero de clases de mi padre, y al ver sus pinturas me doy cuenta ke están llenas de sentimientos que Transmiten emociones y por lo tanto es ARTE, yo opte por la fotografía artística y a lo igual que el he contribuido con él en hacer de recordar la iglesia de Acayucan, y a decir verdad me considero un fans de el sr SIXTO… UN GRAN HOMBRE CON UN GRAN TALENTO Y ME KITO EL SOMBRERO COMO PRO AHÍ SE DICE.
ResponderEliminarA lo igual aprovecho para dejar mi blogspot donde está la fotografía que tome para el aniversario y la inauguración de las dos torres… la cual estoy muy orgullo de que a muchos les haya gustado..
www.jocrims.blogspot.com
Atte
Jorge A. Garduza Alor