José Luis Carrizales Coronado, "El Tubi". Foto: Especial |
MONTERREY,
N.L. (apro).- Le llaman La Quinta Amarilla y es la mansión más conocida
del municipio Villaldama. La voz popular decía que en ella había
tigres, panteras, caballos de carrera, faisanes y pavorreales.
Desde agosto de 2005, cuando su propietario, José Luis Carrizales Coronado, El Tubi, un
temible pistolero al servicio del cártel de Sinaloa, fue detenido y
asesinado posteriormente en el penal de Nuevo Laredo, el inmueble se
encuentra en ruinas.
Carrizales tenía gran aprecio por la casa.
Una anécdota así lo ilustra: La propiedad era resguardada de manera
permanente por un hombre mayor, residente del lugar. Una tarde calurosa,
cuando la casa estaba desocupada, el velador invitó a uno de sus amigos
para tomar un chapuzón. En eso andaban, cuando llegó El Tubi.
Los
dos salieron del agua despavoridos. Carrizales pidió a uno de sus
guardaespaldas una tabla de tortura y ahí mismo, a un lado de la
alberca, le dio de nalgadas a los dos y los echó semidesnudos a la
calle, por haber profanado sus dominios.
La construcción, que
todavía conserva la pintura amarilla, ocupa una manzana en la cabecera
municipal, en el barrio conocido como Estación Ferrocarril, a escasos
metros de donde se encuentra la antigua parada del tren, que dejó de
ofrecer sus servicios al público en la década de los 70.
Está al costado de un arroyo y del otro lado la escuela primaria Aurelio Acuña.
El
palacete carece de puertas, por lo que cualquier persona entra y sale
por sus amplios espacios. La alta reja blanca se encuentra oculta entre
la maleza. Adentro, no hay nada. Los azulejos blancos de los baños están
quebrados. En la estancia principal hay un pedazo de minisplit que, por
lo que se ve, fue arrancado. Las paredes lucen pintas con spray. Todo
está recubierto por el polvo y el lodo.
Los vecinos desconocen el
destino de los muebles. Suponen que fueron robados por merodeadores
nocturnos. El patio es amplio y está recubierto, todo, por la cizaña.
En
el centro destaca la alberca, junto con un chapoteadero. El espacio que
las rodea estuvo recubierto, en algún tiempo, por alfombra verde, de la
que sólo se ven jirones.
A un lado hay una terraza espaciosa y un
enorme asador, con una chimenea alta de color azul. Se ve que la
terraza estaba cubierta por una palapa de madera, pero ahí sólo quedan
troncos, con las huellas del fuego.
A un lado se aprecia lo que era un enorme jardín, que colinda con la entrada a la cochera. El huracán Alex,
que en el 2010 arrasó Nuevo León, desprendió parte de la rampa. Se
observan alambradas que, de acuerdo con un residente del lugar,
conformaban una jaula donde había aves exóticas. Los lugareños admiraban
ahí las aves de vistosos plumajes que se paseaban para deleite de los
visitantes.
Al fondo estaban otras jaulas, donde se dice que había
fieras. La construcción tiene las paredes derruidas y en los
alrededores quedan bostas muy antiguas de caballo. La leyenda indica que
José Luis enviaba ahí a sus enemigos para que fueran devorados por las
mascotas.
Las caballerizas están desmanteladas. La maleza lo ha
recubierto todo. Hay que avanzar entre hierbas de dos metros de altura
para encontrar el lugar donde, se dice, hubo corceles de El Tubi.
Hay otra casa de El Tubi. Está en el poblado de El Potrero, donde también había fieras y animales exóticos. Igualmente está olvidada, dice un lugareño.
En
este municipio de 5 mil habitantes, ubicado a 100 kilómetros al norte
de la capital, los residentes sienten que la crisis de inseguridad pasó.
Por lo menos ya no viven con el temor de los convoyes de pistoleros
que de día, y más de noche, circulaban por el pueblo.
En el
municipio, gobernado por el PRD, ni siquiera hay policía. Los trabajos
de vigilancia los ofrece un grupo de hombres desarmados que portan
camisas amarillas con la leyenda Seguridad. Ellos recorren el pueblo
para velar por los ciudadanos.
Los trabajos de prevención del delito, aquí, los hacen los agentes federales.
El
31 de agosto del 2010, Carrizales Coronado fue asesinado en el interior
del penal de Nuevo Laredo, después de haber sido trasladado ahí,
procedente del reclusorio de Puente Grande, Jalisco.
Lo mataron otros internos.
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