lunes, 1 de febrero de 2016

PACHO SÍ, BARCELONA NO

Columna: TEXTO IRREVERENTE

Por Andrés Timoteo

La oposición hizo sonar sus tambores de guerra en Jalapa y los retumbó con la ‘plana mayor’, como se dice en el argot político, de sus partidos. Los líderes nacionales de los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD), Ricardo Anaya y Agustín Basave se presentaron a registrar la coalición amarillo-azul denominada “Unidos para rescatar a Veracruz” ante el Órgano Público Local Electoral (OPLE). Ambos dirigentes hacen cuentas halagüeñas pues las condiciones están dadas para una alternancia en el poder político de la entidad.
El registro de dicha alianza que resistió las embestidas financieras de palacio de gobierno no solo exhibe el fracaso de los operadores de la fidelidad que intentaron boicotearla, sino que significaría el inicio del declive de los casi 90 años de predominio priísta en Veracruz., la plaza más importante de las gubernaturas que se renovarán este año y por eso los dos líderes anticiparon que pedirán al Instituto Nacional Electoral (INE) que se haga cargo directamente de la organización de la contienda porque no hay confianza en el árbitro local y  porque ante los nubarrones de un descalabro, los priístas se preparan para robarse la elección.
También ayer mismo el diputado federal Miguel Ángel Yunes Linares se presentó en las oficinas estatales del PAN para inscribirse como precandidato a la gubernatura acompañado por cientos de militantes tanto del blanquiazul como del Sol Azteca, entre ellos una guerrera de siempre y precandidata de lujo para el distrito de Veracruz Urbano, la periodista Marijose Gamboa.  Es más, encabezó una concentración multitudinaria frente a palacio de gobierno donde todavía despachan los malandros y en su cara volvió a pronunciar la sentencia-compromiso: “(Ellos) no se irán a Barcelona a refugiarse, se irán a Pacho Viejo (la penitenciaria) a responder frente a los jueces por sus pillerías”.
La pauta de la campaña electoral del precandidato aliancista fue dada y será de contrastes -según apuntó- lo que significa que el candidato del tricolor, Héctor Yunes Linares tendrá que aguantar y obvio, responder, los señalamientos que haga de su clan político. “El PRI quiere una campaña sin debate, tersa, suavecita, en la que no esté presente el desastre que vive Veracruz, en la que no les recordemos que ellos son los culpables del desastre, ellos, todos, aunque algunos hoy se puedan desvincular nadie se puede separar de su propia historia”.
Es más, se burló de la frase con la que Yunes Landa adornó su discurso al momento de inscribirse como precandidato de su partido: “Vamos a limpiar las calles y la casa” ya que el problema es que los fidelistas se robaron hasta la escoba. No se necesita una barredora, dijo el panista, sino la ley en la mano para hacer que los ex gobernantes -el impresentable y el presente- así como sus colaboradores respondan ante los tribunales por todo lo que hicieron contra los veracruzanos: empobrecerlos, endeudarlos por tres décadas, entregarlos al crimen organizado, robarse sus pensiones, sus becas, el presupuesto para salud y obra pública y hacer de la entidad una sucursal del infierno.
Palabras directas a Yunes Landa, colaboracionista en los últimos tres gobiernos estatales que se distinguieron por su voracidad para hurtar el patrimonio público: el alemanismo, la fidelidad y su tumorosa extensión, el duartismo. Y también palabras certeras: “Que cada quien asuma hoy su responsabilidad en ésta historia y enfrente el juicio ciudadano”. Así  el hacha de guerra está desenterrada y los tambores llaman a la refriega que será la más difícil para el tricolor y en especial para su candidato que no puede desligarse del grupo gobernante.
Además, los cuestionamientos que pondrán en apuros a Yunes Landa no vienen nada más de Yunes Linares, de los candidatos de oposición a las diputaciones o de los líderes de oposición sino de todos los veracruzanos, simpaticen o no con el candidato de la alianza PAN-PRD. Es lo que se dice de boca a oreja y de oreja a boca por todos lados y la exigencia generalizada entre los veracruzanos es que se aplique la ley a los ladrones. Hoy en día no hay nada electoralmente más atractivo que prometer que Duarte y su innombrable antecesor serán puestos tras las rejas.
Ante eso, Yunes Landa no tiene argumentos para contrarrestarlos y si seguirá recurriendo a frases ambiguas y timoratas porque no se atreverá nunca a comprometerse ante el pueblo a castigar a los mafiosos con nombre y apellido. Lo que son las cosas, hoy el panista Yunes Linares no tiene que quebrarse la cabeza ni contratar costosos asesores para construir su discurso de campaña. Lo único que tiene que hacer es enarbolar la exigencia popular de castigar a los ladrones para esperar el voto masivo. Votar por él será votar porque Duarte y el innombrable terminen en la cárcel, ¿qué ciudadano harto de esos pillos se puede resistir a eso?
LOS APESTADOS
Por cierto, fue sintomático que en el relevo del Comité Directivo Estatal del PRI no acudiera Duarte de Ochoa, a quien los nostálgicos de la vieja ortodoxia todavía consideran como “el primer priísta” de la entidad. Tampoco asistió al registro de Yunes Landa como precandidato ante su partido el lunes 25 de enero, lo que abona a la especie sobre una prohibición directa que le habrían hecho desde Los Pinos para participar en actos públicos del abanderado priísta.
La orden de no acudir a actos de campaña no es por cuidar la legalidad y evitar que sea acusado de asistir a eventos partidistas siendo gobernante en funciones sino para que no perjudique al abanderado con su mala fama.
Así lo hicieron en las campañas para renovar las diputaciones federales en el 2015, hubo una orden explícita desde el altiplano para que Duarte de Ochoa no se apareciera junto a los candidatos y ahora le repiten la dosis pues aparecerse al lado de quienes pedirán el voto al pueblo que empobreció y endeudó por tres generaciones será amarrar en automático el sufragio de castigo. Duarte de Ochoa se ganó a pulso el estatus con el concluye su desastrosa gestión: el de un pestífero hasta para su propio partido, al igual que su impresentable predecesor quien sigue agazapado en Barcelona, desde donde, y a su tiempo, deberá ser deportado para ocupar una mazmorra en Pacho Viejo. Es lo mínimo que esperan todos en Veracruz.

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