CLAROSCUROS
Por José Luis Ortega Vidal
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El asesinato de Braulio Zaragoza Maganda, Secretario General del Partido Acción Nacional en Guerrero –ocurrido ayer- coloca a México ante el segundo crimen político de alto nivel en lo que va del sexenio de Enrique Peña Nieto.
El primero dio inicio el lunes 22 de septiembre cuando sicarios secuestraron al legislador federal jalisciense Gabriel Gómez Michel, cuyo cuerpo –calcinado- apareció el martes 23 en el vecino estado de Zacatecas.
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Apenas el sábado pasado -27 de septiembre- se conmemoró el vigésimo aniversario del asesinato de José Francisco Ruiz Massieu, otro Secretario General de un partido político mexicano aunque en este caso lo era a nivel nacional y se trataba del Revolucionario Institucional: el PRI.
Cuando Ruiz Massieu fue asesinado -cerca de la avenida Reforma en el Distrito Federal- por el sicario Daniel Aguilar Treviño, apenas habían transcurrido seis meses tras el magnicidio que significó el crimen de Luis Donaldo Colosio Murrieta, suscitado el 23 de marzo de 1994 en Lomas Taurinas, en Tijuana.
Asimismo, aquel 1994 aciago había sacudido al país con la aparición -entre la media noche del 31 de diciembre de 1993 y la madrugada del 1 de enero del 199- del Ejército Zapatista de Reconstrucción Nacional, el EZLN, justo el día que entraba en vigor el Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá.
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Desde 1994 hasta la fecha la violencia política en México no se ha detenido.
Que los grupos se disputen el poder vía las balas no es algo nuevo.
Nuestro país -como ocurre en el mundo entero- ha vivido sus ciclos violentos y tras éstos ocurren períodos –a veces prolongados, en ocasiones cortos- de estabilidad.
No obstante, en este caso estamos ante 20 años de violencia permanente: ligada al crimen organizado por un lado y a la lucha política por otro.
Y a veces –muchas, por cierto- ambos escenarios se mezclan.
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Las muertes de Luis Donaldo Colosio y de José Francisco Ruiz Massieu representaron severos golpes políticos para su tutor: Carlos Salinas de Gortari.
En el caso de Ruiz Massieu se trataba –además- de un ex cuñado de Salinas y el asesinato derivó en el encarcelamiento por más de 10 años de Raúl Salinas de Gortari, mientras que otro miembro del clan: el hermano menor, Enrique, aparecería ejecutado el 12 de abril del 2011.
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Hoy en día, Carlos Salinas de Gortari ha retornado con éxito a los círculos del poder presidencial mexicano y se sabe que asesora e influye de forma directa en el Presidente Enrique Peña Nieto y su entorno político-económico más cercano.
Si alguien sabe de muertes políticas y sus consecuencias es Carlos Salinas.
De modo tal que mucho podría preguntarle Peña Nieto sobre el tema si continúa –y eventualmente crece- la lista de políticos con vínculos, nexos e intereses federales que son asesinados en medio de la grave crisis de descomposición social que vive México desde 1994 y luce lejos de cesar.
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A propósito de los asesinatos de Luis Donaldo Colosio y Francisco Ruiz Massieu, a 20 años de los hechos no se tienen datos precisos sobre los autores intelectuales y apenas se mantienen presos a los asesinos materiales –Mario Aburto Martínez y Daniel AguilarTreviño- sin que se convenza a nadie de que tal encierro representa una real procuración y aplicación de justicia, tan urgentes en un país donde la impunidad y la corrupción nos matan día con día.
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A propósito del caso Ruiz Massieu, un diputado federal asesinado por petición de su colega el legislador tamaulipeco Manuel Muñoz Rocha –desaparecido de la faz de la tierra- la Revista Nexos (*) dio a conocer documentos desclasificados el 8 de octubre del 2013, propiedad del Estado Norteamericano como resultado de investigaciones de su Embajada en México y de sus distintos organismos policiacos.
La mayor parte del contenido de estos documentos repite un entramado informativo basado en datos duros, hipótesis y análisis que se han difundido en miles de reportajes, columnas y hasta en libros sobre el tema.
Sin embargo, hay párrafos muy interesantes que vale la pena compartir:
“En cuanto a sus supuestas relaciones con el narcotráfico, se menciona el testimonio de Juan Nepomuceno Guerra, supuesto fundador del Cártel del Golfo, quien en algún momento declara que él y Salinas construyeron un parque industrial en Tamaulipas. La segunda acusación está censurada por el gobierno estadunidense, y saldrá a la luz en 2020.”
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“Luis Téllez, jefe de gabinete de Ernesto Zedillo, acude a una reunión con el embajador Jones. Muestra su enojo ante lo que el percibe como una falta de ayuda de ese gobierno en el caso Ruiz Massieu, en particular con la extradición de su hermano, a quien Estados Unidos alguna vez describió como “sucio”. Zedillo, a través de Téllez, “se muestra preocupado” de que Estados Unidos “busque un arreglo con Mario Ruiz Massieu”. El embajador le asegura que no es el caso, pero que lo verificará con su país. Jones agrega que Estados Unidos ha hecho lo que ha podido, y que incluso los bancos de su país han ayudado a esclarecer las cuentas de Salinas. Citibank dijo que 67 millones de dólares habían sido transferidos a través de ellos a Suiza, vía Nueva York, pero que Salinas no tenía cuenta en el banco. La embajada le pide a Téllez que México deje de presionar a Citibank: “tantas filtraciones de información” sobre su relación con Salinas dañan su imagen. Téllez hace una petición a nombre de Zedillo. Quiere procesar a una persona, pero sólo se le podrá denunciar si Estados Unidos “aporta información creíble”. El nombre del individuo está clasificado hasta 2030.”
• http://www.nexos.com.mx/?p=15697
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