CLAROSCUROS
Por José Luis Ortega Vidal
(1)
El suicidio no es un
adiós. Es, en realidad, una voz profundamente dolorosa que grita: Presente. Una
queja que significa: aquí estuve y no me vieron, aquí estoy sin estar para que
al fin me vean.
¿Tiene el sacerdote Luis
Lagunes Hernández elementos que prueben la vinculación de 4 suicidios de
menores de edad en San Juan Evangelista –al sur de Veracruz- con “cultos
oscuros”; como lo afirmó ante reporteros?
De contar con ellos,
sería importante que el prelado los dé a conocer y se analice el caso desde
múltiples perspectivas: una de ellas religiosa; pero una más de carácter
científico.
La práctica de la Fe
está ligada a la Psique humana y mucho de lo que hacemos en nuestra cotidiana
religiosidad parte de y retorna a nuestro universo psicológico.
Ahora bien, de no
contar con elementos que prueben su dicho el sacerdote de San Juan Evangelista,
Luis Lagunes Hernández, debiera callar, actuar con prudencia, pues corre el
riesgo –y afecta a la sociedad en ese error- de incurrir en una estupidez.
(2)
¿Los 31 cadáveres
encontrados en fosas clandestinas dentro del ejido Nopaltepec, en Tres Valles,
son producto de prácticas pseudo religiosas por parte de creyentes en “La Santa
Muerte”? ¿No estamos, en el caso de los altares a la Santa Muerte, ante la parafernalia
que rodea la esencia, el qué y el porqué de la tragedia?
(3)
Desde 1954 y hasta
1970, México tuvo un periódico de crecimiento económico sin precedente y sin
seguimiento, bajo el modelo de “Desarrollo estabilizador” que inició en el
sexenio del Presidente Adolfo Ruiz Cortínez y se prolongó en los de Adolfo
López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz.
El antecedente de
este modelo fue el de “Sustitución de Importaciones”, es decir la
industrialización de la economía nacional que inicia desde el periodo del
Presidente Lázaro Cárdenas, se consolida con Manuel Avila Camacho y se
incrementa en grandes proporciones durante el sexenio de Miguel Alemán Valdés.
Estas etapas de la
historia mexicana sirven, en parte, para entender lo que vivimos hoy en día.
Son procesos que
deben observarse bajo la lógica de la historia, pero sobre todo desde la
perspectiva de la economía.
Un elemento
fundamental de estos períodos es la participación del Estado como impulsor,
rector, vigilante, responsable directo de la economía.
En términos
concretos podemos señalar como datos significativos de aquella época que en la
segunda parte de la década de los 60s la economía mexicana creció por arriba
del 6 % anual, en contraste con el 2.3 % que se prevé crezca nuestra economía
en el 2014; luego de un grave crecimiento del Producto Interno Bruto de 1.8 %
durante el 2013.
Eramos, por otra
parte, sólo 36 millones 529 mil 889 mexicanos, frente a los 112 millones 336
mil 538 habitantes en México de acuerdo al Censo del 2010.
De modo tal que hace
medio siglo México generaba mucha más riqueza que la actual y ésta se repartía
entre menos mexicanos que los contemporáneos.
(4)
La mafia ha existido
siempre, desde que se prohibió el consumo de drogas y su comercio ilegal se
convirtió en un gran negocio internacional, sobre todo en el caso de las drogas
fuertes y más aún con las sintéticas.
La década de los
años 20s marca en México el antes y el después en la política estatal respecto
a las drogas.
Antes de Plutarco
Elías Calles y desde luego antes de la Revolución, las drogas eran legales:
incluyendo la marihuana, la cocaína y la morfina.
Durante el gobierno
de Calles se inicia una política de prohibición, a solicitud y ejemplo de
Estados Unidos y nuestra clase política empieza a prohibir en el papel el uso,
tráfico y producción de drogas, pero en la práctica se convierte en cómplice de
los ahora llamados mafiosos.
Oaxaca, Veracruz,
Tamaulipas, así como Guerrero, Michoacán, Sinaloa, Baja California y el resto
de estados fronterizos con el principal mercado consumidor de drogas en el
mundo, Estados Unidos, han sido durante la mayor parte del siglo XX y en lo que
va del siglo XXI, corredores donde se importa y exporta droga, pero también
donde se produce.
Por supuesto, no
existe una sola entidad mexicana libre de la presencia de drogas.
(5)
Hoy en día, estamos
ante un fenómeno novedoso: de importadores y exportadores, así como productores
de droga, nos hemos convertido en consumidores importantes de la misma.
Vivimos, también,
las consecuencias de un modelo económico -el neoliberalismo- que en los
gobiernos de Luis Echeverría y José López Portillo no se manejó adecuadamente e
incluso se rechazó –López Portillo insistió en la política económica que le
daba al Estado la potestad absoluta de la economía y el peso se le cayó de las
manos- aunado todo a una corrupción absoluta que había existido siempre pero se
salió de control.
(6)
Los 31 muertos de
Nopaltepec son producto de una circunstancia histórica multifactorial:
a)
Los síntomas, en
Veracruz, de una enfermedad que se llama Estado Fallido.
b)
El incremento de
la violencia en zonas bajo disputa de los cárteles que operan en complicidad
del Estado.
c)
La existencia de
condiciones sociales que dan cabida a la importación, exportación, producción y
consumo de drogas, debido a la falta de perspectivas de desarrollo de grandes
capas sociales, tanto en el campo como en las zonas urbanas.
d)
La lógica del
mercado: mientras haya demanda de un producto, existirá quien lo oferte, en
forma legal o ilegal.
e)
La conversión del
campo de gran exportador tanto de productos agrícolas como de mano de obra en
el México post revolucionario, al cementerio clandestino entre los sembradíos
de caña que año con año disminuyen su viabilidad financiera; los maizales que
poco a poco se convierten en recuerdo ante las importaciones de maíz
transgénico y barato de Africa para alimentar al país que lo inventó; las masas
de ejidatarios que no tienen más tierra para heredar a sus hijos y nietos y los
expulsan como mano de obra barata y desesperada a un “sueño americano” que es
un mito y –también- una tumba.
(7)
Los 31 muertos de
Nopaltepec y los suicidios infantiles de San Juan Evangelista deben ser analizados
bajo una perspectiva racional, informada, científica, seria.
No son cosas del
diablo. El diablo somos nosotros, nuestra historia, nuestros fracasos, nuestra
corrupción, nuestro autoengaño; nuestra increíble capacidad para agarrarnos de
pendejos frente al espejo, seamos campesinos, académicos, políticos,
empresarios.
Sólo con seriedad y
transformación de fondo de nuestra sociedad, podremos avanzar frente al espanto
que nuestra sociedad ha creado.
Un día entenderemos
todos –por ejemplo- que la prohibición para producir marihuana es un tema que
se vincula a la competencia en el mercado del papel, en Estados Unidos, en la
segunda y tercera década del siglo XX.
(8)
Ni bien salimos de
la noticia de los 31 cadáveres de Nopaltepec y los 162 de Texas y ya estamos
entretenidos con el chiste de mal gusto que representa la jugada política del
gobierno de los 2 años para Veracruz.
He ahí otro ejemplo
de nuestros excesos y nuestros errores que cuestan miles de vidas, muchas de
ellas inocentes.
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