CLAROSCUROS
Urge crear una Comisión para la Dignidad del Poder Legislativo
Por José
Luis Ortega Vidal
(1)
¿Sería
mucho pedir a los miembros del nuevo Congreso Veracruzano la creación de una
Comisión de la Dignidad Legislativa?
Pienso
que no y por tanto, en mi calidad de ciudadano, se las propongo.
Como no
soy diputado y no formo parte de las 40 Comisiones que se han repartido este
jueves 14 de noviembre, mi derecho se limita a la expresión pública de una
idea, una visión, una opinión, un punto de vista y propuesta que surgen de
haber tratado con numerosos diputados federales y locales durante las últimas
dos décadas.
(2)
En breves
charlas con algunos de los nuevos diputados locales veracruzanos, aprecio el
mismo síntoma que nuestros Congresos suelen presentar trienio con trienio,
sexenio tras sexenio: el de la genuflexión ante el poder ejecutivo.
El día
que los legisladores -tanto federales como locales- dimensionen la importancia
de constituirse como un verdadero poder independiente, nuestro país dará un salto
histórico a la auténtica democracia.
(3)
Por
ejemplo el día de hoy, a las diez de la mañana, cuando el gobernador Javier
Duarte de Ochoa acudirá a entregar su Tercer Informe de Gobierno, sería un acto
de dignidad política que los diputados de las distintas fracciones del poder
legislativo asumieran una actitud firme, de respeto pero de independencia
frente al representante del poder ejecutivo.
Eso no ha
ocurrido nunca y ojalá suceda este viernes, aunque se antoja misión imposible.
Como
sabemos, la mayor parte de quienes conforman la LXIII Legislatura han llegado a
ese lugar bajo la lógica de los grupos de poder y de los sectores partidistas
–de izquierda, derecha o del centro, todos son iguales a la hora de pelear por
el pastel- y se saben y asumen de muchas formas menos como entes de poder
político independiente.
(4)
Al propio
gobernador –ahorita es Javier Duarte de Ochoa, pero dentro de tres años será
otro y en seis años otro, etcétera- le deben aburrir la lisonja y tanta saliva
en los zapatos.
Un gobernante
que cuente con contrapesos inteligentes, propositivos, críticos, sin duda
podría desarrollar mejor su labor.
-
“Tenemos
un gran gobernador”.
-
“El
señor gobernador es un aliado de las causas populares”.
-
“Se
los digo sinceramente, he estado cerca de él y es un hombre brillante y
sumamente sensible”.
-
“Lo
que nos indique el gobernador”
Frases
como éstas han circulado durante décadas entre la clase política cuando se
integran los nuevos Congresos y durante su gestión.
Hay una
lógica en esto y se entiende: ni aquí, ni en China, ni en la Patagonia, el
poder es distinto: buena parte de naturaleza tiene que ver con la intriga lo
mismo que la lambisconería.
Sin embargo, insisto en mi idea de que a
nadie -ni a un hombre poderoso- le viene mal la dignidad de quienes le rodean e
incluso la dignidad de sus rivales.
Y ese elemento en la lógica del poder, el
del peso específico que conlleva la dignidad, lo debieran entender nuestros
nuevos diputados.
Queda aquí la propuesta: deben crear la
Comisión de la Dignidad Legislativa; avocada a consolidar un ejercicio de poder
independiente, tal como lo establece la Ley pero llevado a la práctica.
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