martes, 26 de noviembre de 2013

Cicatrices y surcos en el asfalto.






Déjame que te cuente…


Por Sergio M. Trejo González

En su vasta geografía, San Pedro Soteapan tiene hermosas riquezas naturales, y entre ellas sus bosques, sin lugar a dudas, es uno de los lugares con una belleza inconmensurable que no solo es inspiración para el poeta, sino que también transmite mensaje de vida a quien tiene la suerte de visitarla.
El suplicio –término más apropiado que martirio– empieza al salir de San Pedro Soteapan hasta llegar a nuestra ciudad pasando por rancherías y congregaciones; la carretera ‘asfaltada’ tiene tantos y tan grandes baches, que hace que la travesía se convierta en un tormento moral, porque no se puede explicar cómo es que no tenemos ese camino acorde a las necesidades de la región; y tormento físico, porque venir ir esquivando cada bache para caer en otro, y así sucesivamente hasta el cansancio, deja maltrecho el cuerpo de cualquier mortal, La carretera desde San Pedro Soteapan ha sido mantenida con un criterio práctico de particulares que se ganan la vida con dádivas tapando agujeros. Así el pavimento asfáltico deteriorado ha sido sacado, dejando varias secciones sobre ripio, actitud inteligente a esa realidad, aunque no resuelve el verdadero problema de la comunicación vial.
En el asfalto hay cicatrices, que el parche de alquitrán  nunca repara. Son los surcos trazados por el tiempo en el rostro más negro del asfalto; son las marcas del desgaste de quien carga el peso de los otros muchos años… Agujeros acariciados por la lluvia, y la pala fugaz de un solitario cubrebaches,  esperan un neumático sin aire donde hincar sus dientes afilados para obtener algo de caucho, con que nutrir sus simas más profundas y soportar los golpes de la noche con algo entre las tripas”.
Transportistas diversos, materialistas, taxistas, y del Servicio Rural, de las comunidades serranas, imploran en la desesperación el auxilio, apoyo, asistencia del señor Gobernador Javier Duarte de Ochoa, pues las condiciones que guarda la carretera que los comunica de San Pedro Soteapan – Acayucan, es realmente lamentable, deplorable y triste. Baches, hoyancos y originales cráteres se multiplicaron en cada metro cuadrado de la carpeta asfáltica; por ello con nostalgia recuerdan los vecinos los tiempos cuando fue construida dicha arteria. De entonces a estas fechas poco, muy poco, casi nada, ni siquiera una raspadita o tapadita se ha realizado de manera oficial para la conservación de ese tramo carretero, que ahora con las torrenciales lluvias es un auténtico lodazal y batidero.
Hace apenas un par de meses nos enteramos de que había el proyecto de reparación general de ese camino, incluso ciertas autoridades de la región anunciaron con bombos y platillos al respecto de una “manota de gato” que habrían de aplicarle a manera de reencarpetado general.
Me pareció buena idea esa la de componer la carretera a Soteapan, que incluía el tramo urbano que conocemos como acceso al fraccionamiento “Rincón del Bosque y el de “Santa Cruz” y a la colonia “Lealtad”. Digo, ya teníamos como 6 meses de nutridos descalabros y calamidades que padecían los habitantes de esa zona en el intervalo del Lienzo Charro al libramiento de la carretera Costera del Golfo. Los vecinos ya no veían la suya ante la obra que ¡por fin! ya fue reabierta, con algunos detallitos que no se notan.
Aquí el asunto es más peliagudo, pues se trata del llamado camino corto a la sierra, al que nadie le ha dado una cheineadita desde hace bastante rato, no obstante que se anunció por ahí que, por parte del gobierno del Estado, habría una inversión de 27 millones de pesos para mantenimiento de no sé cuántos. Que se atenderían los espacios y lugares en donde prácticamente ya no existe manta asfáltica.
Lo anterior trascendió en publicaciones y fuentes dignas de crédito, indicando que el banderazo de los trabajos se daría en el mes de octubre anterior en San Pedro Soteapan. De eso parece que todo quedó en un rumor que los usuarios de dicha carretera jamás vieron en la realidad, ya que hasta la fecha no hay muestras ni señales de tal iniciativa anunciada, publicada y muy cacaraqueada, porque en el terreno todo se reduce a indiferencia y abandono.
Actualmente la carretera se encuentra de la madre (perdón por la elocuencia al no encontrar un adjetivo más eufemístico) y a tal condición de menoscabo se debe sumar que, en estos periodos de diluvio, los meteoros naturales han convertido el lugar en espacio intransitable y peligroso, por el gran caudal de agujeros y zanjas que al cubrirse de agua provocan riesgo mayor, ocasionándose averías mecánicas y accidentes carreteros, sin olvidar la inseguridad ante la exposición a cualquier asalto, por tener que circular con velocidad mínima; además de que algunas unidades, por los grandes boquetes que existen en el camino se llevan sus amortiguadores y provocan pérdidas de tiempo y gastos de reparación.
Debo aquí recordar también que la carretera Acayucan – San Pedro Soteapan, fue un compromiso de campaña de Miguel Alemán Velasco, que cumplió, e incluso se hicieron dos actos de inauguración, uno en la “Y”  de Soteapan y el otro en la calle prolongación Porfirio Díaz, esquina Isabel La Católica en la colonia Morelos de Acayucan. Lugar donde el mandatario entrego ese tramo a los materialistas de la región, a quienes les expresó que, con esa obra, los costos de combustible y la depreciación de sus vehículos, tendrían un ahorro significativo al evitar tener que realizar vueltas para poder llevar sus componentes básicos en la construcción a muchos lugares.
No estoy seguro de la distancia (quizá unos 36 kilómetros) de la carretera Soteapan – Acayucan, que en más de una década no ha recibido inversión de la dependencia del estado a cargo de la reparación de estos tramos; sin embargo me entero que se ha pretende invitar a Don Javier Duarte de Ochoa para que se dé una vuelta por acá y venga a conocer el malísimo estado en que se encuentra la carretera referida. la gente incrédula omite hacerse ilusiones de un pronto arreglo, ni pensar en buscar alguna salida por el municipio de Soconusco donde los caminos vecinales con todos los puentes, son fiel reflejo del abandono en que se tiene al municipio, famoso por la sal rosada y por el secuestro político en que la mantiene una familia..
Para colmo de males ahora parece que se ciñe otra amenaza sobre los transportistas, pues una vecina de la colonia Morelos anda medio acelerada, levantando firmas para cerrar la rúa a los materialistas y demás medios de transporte a efecto de que no se permita la circulación vehicular con unidades de regular capacidad. Por ahí anda, se sabe de alguien que sin mayor ocupación pretende  llamar la atención de las autoridades que ya se van para que le obsequien la gracia de impedir la circulación de vehículos pesados tan solo porque la molesta el ruido de las unidades de transporte desde muy tempranito. Eso por supuesto tiene muchas aristas dignas de analizar pues el descanso es algo bien importante pero los gastos de gasolina y el diesel y el desgaste de neumáticos y la depreciación motores por la vueltecita de muchos kilómetros (para evitarle molestias a ciertos vecinos) como que no es algo muy sensato… ahí entra en conflicto aquello del interés público y el interés privado… cosa de justipreciar, pues no se trata de actuar caprichosamente sino proceder en el marco de la civilidad y el derecho. Como quiera que se vea, los transportistas son entidades que pagan impuestos, además de las innumerables mochadas que vienen entregando a diversos mandos que se la dejan caer con cualquier pretexto a cualquier transportista, en cualquiera de sus versiones o especies: Carga, pasaje, fayuca, turismo, ganado o robado.
El transporte de carga por carretera, con lo inherente necesidad de cruzar algunos litorales urbanos, es una actividad muy importante para el desarrollo de todos los sectores económicos del país, pues supone una fuente de ingresos para muchas familias, que viven del quehacer de miles de conductores, cuyas condiciones de trabajo presentan aspectos significativos de necesidad que repercute en sus relaciones humanas, proyectando una serie de desafíos sociales desde una perspectiva vinculada al concepto de Trabajo Decente, algo muy relevante en el nivel de ingresos que percibe la clase del volante y en su preponderancia en la cadena productiva de varios sectores. Cosa de ver las cosas, con filosofía… Ojos cansados, alma derrengada. Otro cambio de rasante se refleja en tu mirada. Rey, tu verdadero nombre: Dueño y señor de la diabólica serpiente de asfalto. Esa que tantas vidas roba. Ignorantes son los que por mala persona te tienen. Tú que siempre estás dispuesto a ayudar. Tú que avisas cuando te pueden adelantar. Cuantos accidentes viste... Tú que conoces en su esencia la soledad. Tú qué sabes de las prisas por llegar, sin importar el sueño, ni el destino: por bajadas peligrosas o por curvas traicioneras. Nieve, frio, sol. La adversidad no importa, llegar es lo primero, camionero, poca gente te conoce, pero todos te etiquetan desatinadamente. Que sabrán ellos de Jugarse la vida a cada instante, añorar a los seres que te quieren, comer a la intemperie o perder a compañeros que se van, que su vida entregan tras de un volante.

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