Niños en la comunidad mixteca en Cochoapa, en la región de la montaña de Guerrero. Foto: Miguel Dimayuga |
MÉXICO, D.F., (apro).- Alrededor de un millón 300 mil niñas y
adolescentes mexicanas menores de 18 años trabajan y más de la mitad de
ellas, 58.2%, cubre una triple jornada, debido a que combinan su
trabajo con quehaceres domésticos y sus estudios, señaló el Instituto
Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Otro 31.2% de niñas y jovencitas trabaja y realiza quehaceres en
casa, “pero no asiste a la escuela”, puntualizó el Inegi en el Día
Internacional de la Niña, que se celebra este 11 de octubre.
De acuerdo con el organismo, del total de población entre los cinco y
los 17 años que se dedica al servicio doméstico, 80% son niñas. En todo
el país, añadió, hay 19.3 millones de mujeres menores de 18 años.
En cuanto a maltrato infantil en el seno familiar, la Procuraduría de
la Defensa del Menor y la Familia señala que en 2010 se atendió a 36
mil 252 menores maltratados, de los cuales 50.2% eran mujeres.
Las cifras mundiales no son más alentadoras. Se estima que 140
millones de niñas y mujeres han sufrido mutilación genital, cantidad que
aumenta en dos millones cada año.
Además, 14% de las niñas que viven en países en desarrollo son
obligadas a casarse antes de cumplir los 15 años, y 64% de los casos de
VIH-SIDA en todo el mundo son de jóvenes de entre 15 y 24 años.
El año pasado la Asamblea General de la Organización de las Naciones
Unidas (ONU) declaró el 11 de octubre como el Día Internacional de la
Niña, a fin de reconocer sus derechos y los desafíos excepcionales que
enfrentan en todo el mundo.
El tema para este 2013 es “innovar para la educación de las niñas”,
que busca abordar la importancia de las nuevas tecnologías y la
innovación en las asociaciones, las políticas, la utilización de
recursos, la movilización de la comunidad y, sobre todo, la
participación de los propios jóvenes.
Según la ONU, el cumplimiento del derecho de las niñas a la educación
es, ante todo, “una obligación”, y hay pruebas de que su educación,
sobre todo en el nivel secundario, es una “poderosa fuerza que
transforma a las sociedades y a las propias niñas”.
Asimismo, sugirió a sus estados miembros algunas posibles medidas que
se deben incluir para lograr ese objetivo, entre ellas la mejora de los
medios públicos y privados de transporte para que las niñas vayan a la
escuela, desde carreteras hasta autobuses, ciclomotores, bicicletas,
botes y canoas.
De igual manera, la colaboración entre los sistemas de enseñanza y el
sector bancario para facilitar el pago seguro y conveniente de los
salarios a las maestras y de las becas a las niñas, y la provisión de
cursos de ciencia y tecnología dirigidos a las niñas en las escuelas,
las universidades y los programas de formación profesional.
Otras medidas que destacó la ONU son los programas de mentores
empresariales para ayudar a las niñas a adquirir las aptitudes de
trabajo y liderazgo esenciales y facilitar su transición de la escuela
al trabajo; la revisión de los planes de estudio para integrar mensajes
positivos sobre las normas de género relacionadas con la violencia, el
matrimonio infantil, la salud sexual y reproductiva, y las funciones
masculinas y femeninas en la familia, además de la aplicación de la
tecnología móvil para la enseñanza y el aprendizaje para llegar a las
niñas, especialmente en las zonas remotas.
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