Enrique 'Kiki' Camarena. |
Todo
se revuelve… para enseguida aclararse: El asesinato del agente de la
DEA Enrique Camarena por parte de la CIA; el homicidio del periodista
Manuel Buendía; la triangulación de recursos del narco mexicano
destinados a la Contra nicaragüense con el concurso de esa agencia de
espionaje, el entrenamiento de mercenarios centroamericanos en ranchos
mexicanos, desde los cuales, por cierto, también despegaban aviones
cargados de droga hacia Estados Unidos; los nombres de los hermanos Raúl
y Carlos Salinas de Gortari como presuntos implicados en asesinatos, la
protección de la DFS a delincuentes… En entrevista con Proceso
el exagente Héctor Berrellez habla de todo esto, confirma su denuncia
de que la CIA mandó matar a Camarena y cuenta paso a paso lo ocurrido.
LOS ÁNGELES, Cal. (Proceso).- Durante
más de un cuarto de siglo el gobierno estadunidense sepultó toda
información relativa al asesinato del agente de la DEA Enrique Kiki
Camarena, cometido en Guadalajara en febrero de 1985. No es para menos:
de haberse destapado la cloaca, el nombre que hubiera quedado peor
parado sería el de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), implicada
en los hechos más turbios del narcotráfico mexicano.
En una prolongada entrevista con Proceso,
Héctor Berrellez, uno de los tres exagentes federales estadunidenses
que la semana antepasada señalaron a la CIA como autora del asesinato de
Kiki Camarena (Proceso 1928), abunda en el tema.
Habla
con fundamento, toda vez que supervisó la Operación Leyenda, articulada
por la agencia antidrogas estadunidense (DEA) precisamente para
investigar el secuestro, tortura y asesinato de Camarena Salazar.
Berrellez,
ahora dueño de una empresa de entrenamiento y asesoría en seguridad y
estrategia, recibe en sus oficinas en California al corresponsal para
contarle los detalles alusivos a dicho plan, que llegó a la siguiente
conclusión: la CIA se coludió con el Cártel de Guadalajara para eliminar
a Camarena.
El nombre de Buendía
“Fui director de la
Operación Leyenda, creada para investigar el secuestro, tortura y
homicidio de Enrique Camarena Salazar. Trabajé en la DEA 27 años. No doy
esta información porque quiera glorificarme o favorecer a algún grupo
político de Estados Unidos. Tampoco por dinero. Lo que digo lo digo de
corazón, porque tengo información y la he tenido desde que me retiré de
la DEA (en 1996); la traigo clavada como una espina y quiero
desahogarme”, aclara. “Voy a decir sólo lo que sé y voy a explicar cómo y
por qué lo sé, pues para mí es muy importante la credibilidad.
“Como supervisor de la Operación Leyenda y de la investigación tuve acceso a la agenda de Kiki Camarena, la cual me entregó la oficina de la DEA en Guadalajara.
“La
agenda tenía muchos nombres y números telefónicos. Uno de ellos, el de
Manuel Buendía. Cuando empecé la investigación ese nombre no me decía
nada.
“Cuando pregunté quién era Manuel Buendía me dijeron que se
trataba de un periodista mexicano asesinado por la CIA y por la
Dirección Federal de Seguridad (DFS) de México.”
–¿Quién le dijo esto? –le pregunta el reportero.
–Fuentes mexicanas que obviamente conocían el asunto.
–¿Le dijeron por qué lo mataron?
–Investigué
y llegué a la conclusión de que lo mataron porque publicó unas columnas
en las cuales acusaba a la DFS de proteger a narcotraficantes, y a la
CIA de estar asociada con la Federal de Seguridad en negocios turbios.
Incluso identificó por nombre a algunos agentes de la Agencia Central de
Inteligencia.
Berrellez hace una pausa y vuelve al caso Camarena:
“Dejando de lado lo de Buendía, porque no era mi asunto, iniciamos las investigaciones sobre el caso de Kiki.
Sospechábamos de los narcotraficantes más notorios de entonces: Miguel
Ángel Félix Gallardo, Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca Carrillo,
del Cártel de Guadalajara.
“Los investigamos, comprobamos (sus
delitos) y los arrestamos. Por esa investigación minuciosa supimos en
dónde habían interrogado y matado a Camarena: una casa perteneciente a
Rubén Zuno Arce en la calle Lope de Vega, de Guadalajara. Ahí se halló
sangre, vellos, huellas digitales y muchas pistas más.
“Descubrimos
así que una de las personas que había estado allí era el hondureño Juan
Ramón Matta Ballesteros. Y también hallamos rastros de sangre de
Camarena y de otras personas, entre ellas del piloto mexicano Alfredo
Zavala”.
–¿Camarena estaba registrado como agente de la DEA ante la Secretaría de Relaciones Exteriores? –se le pregunta.
–Exacto. Tenía su carnet. No tenía pasaporte diplomático porque en aquellos tiempos (el gobierno de México) no los daba.
“Relaciones
Exteriores nos daba un carnet y con éste nos garantizaban protección,
privilegios similares a los de un diplomático. Eso traía Kiki”.
(Fragmento del reportaje que se publica en Proceso 1929, ya en circulación)
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