Marchan maestros en repudio a la reforma educativa. Foto: Hugo Cruz |
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Para los senadores y diputados del
PRI y sus secuaces, las leyes secundarias referidas a las modificaciones
de los artículos 3° y 73 constitucionales impulsarán una reforma a
favor de la modernización y la calidad de la educación que en nada
perjudicará al magisterio. Con una mayoría de votos, esta idea se impuso
en las cámaras legislativas a pesar de que se trata de una absoluta
mentira.
La imposición como método de gobierno
se ha ido construyendo en el tiempo con estructuras burocráticas y
parlamentarias predadoras, que requieren de una gobernabilidad
autoritaria y represiva para justificar hasta las medidas más
irracionales y hacer creer que una economía del pillaje podrá ser
tolerada, aun dentro de las actuales condiciones de crisis económica y
de la extensión de la violencia, en todo el territorio nacional. Para
que esa imposición se sostenga, es necesario mantener, con la ayuda de
todos los medios de comunicación masiva posibles, reiteradas mentiras e
ideas que las legitiman, pese a todos los reclamos y evidencias que
comprueben lo contrario.
Lo que se ha legislado y aprobado recientemente no conducirá al
mejoramiento de la calidad de la educación, ni tampoco cambiará el
perfil y la profesionalización del magisterio. Es una falacia que se ha
maquinado e impuesto de la manera más autoritaria posible, sustentada en
una ignorancia supina: la que pretende que lo falso es verdadero.
Porque con la repetición de exámenes y evaluaciones a alumnos y
docentes, tal y como se ha dado, desde hace décadas, con la aplicación
de pruebas –llámense ENLACE, Excale o PISA–, el aprendizaje y el
desempeño de docentes y alumnos no ha mejorado sustancialmente…
Fragmento del análisis que se publica en la edición 1923 de la revista Proceso, actualmente en circulación.
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