*** Cadena Morales, hoy legislador del Congreso de la Unión e integrante del grupo AtlacomulcoPor Noé Zavaleta
MINATITLÁN, Ver.- El olor a azufre es insoportable, en cuestión de minutos se impregna en las fosas nasales, en 490 hectáreas de la congregación de Emilio Carranza en Minatitlán se respira azufre y peligro. La Unidad Coachapa, de la extinta Azufrera Panamericana (APSA) en Jáltipan luce en el abandono y sin la remediación necesaria para evitar que el entorno ambiental se siga perjudicando. Este es una de las herencias de Manuel Cadena Morales cuando fue director de APSA en la década de los ochenta.
En el epicentro de lo que algún día fue esta boyante fábrica, hoy sólo se aprecia la desolación en su laguna principal, los pozos aun emanan vapor de azufre, las capas de azufre bordean la laguna.
"Si en esa laguna metes un pollo vivo, por dios que se cose", señaló Salvador Reyes, obrero liquidado de la ex azufrera y quien asegura que cuando caen las torrenciales lluvias sobre el sur del estado, los ejidatarios de la zona viven con el "Jesús en la boca", pues una precipitación pluvial constante, podría desbordar la laguna contaminada sobre el Río Coachapa, afluente pequeño, pero cuyo desemboque es el Río Coatzacoalcos o en su defecto, la Laguna San Felipe, laguna ejidal que tiene un criadero de mojarras, proyecto productivo que mantiene a las familias de la región.
En esta congregación minatitleca, comisariados ejidales tienen puestas sendas demandas a la Profepa, a la Semarnat y a la Conagua, pues la exazufrera fue una paraestatal al mando de Manuel Cadena Morales -hoy diputado federal- quien en contubernio con Pemex se dedicaron a explotar esta planta azufrera durante décadas y hoy, 20 años después, cuando esta Unidad Coachapa no tiene ningún provecho, la tienen en el completo abandono y con el peligro constante que puede representar el desborde de esta planta sulfurosa.
Ejidatarios aseguraron que el azufre ha hecho daños en las parcelas del ejido Emilio Carranza, pues la tierra donde siembran algunos cultivos ha resentido fuertemente la filtración del azufre.
Roberto Guarneros Rojas, exapoderado legal de APSA señaló que la última vez que un funcionario federal del Fideicomiso Liquidador de Instituciones y Organizaciones de Crédito (Fidilic) visitó esta planta de azufre, tuvo que ser sacado de emergencia y llevado al hospital, pues con el intenso olor a azufre se estaba ahogando.
"Imagínate si él estuvo un ratito y no aguantó, ahora ve el daño que puede ocasionar a los pobladores que viven por la zona", señaló Salvador Reyes.
Son 490 hectáreas en donde el panorama es verdaderamente desolador: vegetación quemada por el azufre, nacimientos de árboles y arbustos detenidos por capas de azufre, en el cuerpo de agua, la sedimentación por azufre y carbón es palpable.
"Si esta laguna se llegará a desbordar, la desgracia sería inevitable", insiste Salvador Reyes, quien muestra al reportero gráfico que el agua sulfurosa cuando se ha "semidesbordado" irrumpe y quema un camino conocido como "la Mojarrita" en donde se aprecia al menos una hectárea quemada, devastada, "quedó inservible para que algún tipo de vegetación vuelva a crecer", explica el exobrero de Azufrera Panamericana.
Son los pasivos ambientales que dejó esta empresa que cerró sus puertas en 1992, administrada en su decadente época por Liebanno Saenz, exsecretario particular de Ernesto Zedillo, pero que el daño ambiental y económico, con carácter de irreversible fue heredado por Manuel Cadena Morales, hoy legislador del Congreso de la Unión e integrante del grupo Atlacomulco, pues en el sexenio de Arturo Montiel como mandatario, él fungía en la silla principal de la Secretaría de Gobierno.
"Aquí entre está maleza, entre la desolación, ya no hay animales, el azufre al descubierto hizo matadero de animales y el riesgo de que se pueda recorrer al resto del ejido Emilio Carranza está latente", dicen los dos exempleados de la Azufrera que nos acompañan.
Explican que son entre seis y siete ejidatarios comandados por Platón Sánchez -comisariado ejidal- quienes tienen demandadas a las empresas federales, pues en sus parcelas sigue brotando el agua residual.
"Fue una herencia que le dio el Gobierno federal al Gobierno estatal, pues el primero sólo donó los terrenos al Gobierno del estado, al ver que desde el 2000 ya no podían sanear tanta contingencia", remarcó Roberto Guarneros, el exapoderado legal de esta empresa.
Y es que, además, de que la remediación no ha llegado, Fidilic, junto con Pemex y la última gestión de Azufrera Panamericana hicieron un "mal taponeado" de los pozos de azufre, en el recorrido se ve los taponamientos fragmentados, el azufre escurriendo por el subsuelo y por ende la muerte lenta de la poca vegetación que ahí queda.
"Taponearon al a'í se va", se quejó Salvador Reyes, quien remarcó que en las actuales 490 hectáreas la vida boyante y productiva dejó de existir.
En el recorrido hecho por los enviados de Diario de Xalapa se observan cascarones de lo que hace dos décadas fueron casas habitación a escasos kilómetros de la planta Azufrera Panamericana, se observan también, los cascajos de la Unidad Coachapa.
"Aquí ya no hay vida productiva, si tu preguntas en los alrededores te pueden vender un terrenito hasta en diez mil pesos o siete mil si es muy pequeño, quien chingaos va a comprar aquí", resume.
Y es que los que algún día fueron los tres mil trabajadores sindicalizados de la Azufrera Panamericana hoy se encuentran ganándose el pan de cada día en maquiladoras de Ciudad Juárez, Ciudad Acuña, Tijuana, Nuevo Laredo e incluso una alternativa socorrida en el sur del estado, el Caribe Mexicano, pues trabajando como mozos, jardineros o meseros en Cancún, han encontrado la calidad de vida que la empresa de azufre desde los finales de la década de los ochenta se les negó.
Hoy ya pocos recuerdan a Manuel Cadena, pero quienes lo hacen no tienen un grato recuerdo de él, pues aseguraron que en su último año de gestión dejó morir a la empresa Azufrera Panamericana, mientras se dedicaba en cuerpo y alma a apuntalar la campaña de Carlos Salinas de Gortari en el sur de Veracruz. (Tomado de El Diario de Xalapa/ 20 de junio del 2010).
En el epicentro de lo que algún día fue esta boyante fábrica, hoy sólo se aprecia la desolación en su laguna principal, los pozos aun emanan vapor de azufre, las capas de azufre bordean la laguna.
"Si en esa laguna metes un pollo vivo, por dios que se cose", señaló Salvador Reyes, obrero liquidado de la ex azufrera y quien asegura que cuando caen las torrenciales lluvias sobre el sur del estado, los ejidatarios de la zona viven con el "Jesús en la boca", pues una precipitación pluvial constante, podría desbordar la laguna contaminada sobre el Río Coachapa, afluente pequeño, pero cuyo desemboque es el Río Coatzacoalcos o en su defecto, la Laguna San Felipe, laguna ejidal que tiene un criadero de mojarras, proyecto productivo que mantiene a las familias de la región.
En esta congregación minatitleca, comisariados ejidales tienen puestas sendas demandas a la Profepa, a la Semarnat y a la Conagua, pues la exazufrera fue una paraestatal al mando de Manuel Cadena Morales -hoy diputado federal- quien en contubernio con Pemex se dedicaron a explotar esta planta azufrera durante décadas y hoy, 20 años después, cuando esta Unidad Coachapa no tiene ningún provecho, la tienen en el completo abandono y con el peligro constante que puede representar el desborde de esta planta sulfurosa.
Ejidatarios aseguraron que el azufre ha hecho daños en las parcelas del ejido Emilio Carranza, pues la tierra donde siembran algunos cultivos ha resentido fuertemente la filtración del azufre.
Roberto Guarneros Rojas, exapoderado legal de APSA señaló que la última vez que un funcionario federal del Fideicomiso Liquidador de Instituciones y Organizaciones de Crédito (Fidilic) visitó esta planta de azufre, tuvo que ser sacado de emergencia y llevado al hospital, pues con el intenso olor a azufre se estaba ahogando.
"Imagínate si él estuvo un ratito y no aguantó, ahora ve el daño que puede ocasionar a los pobladores que viven por la zona", señaló Salvador Reyes.
Son 490 hectáreas en donde el panorama es verdaderamente desolador: vegetación quemada por el azufre, nacimientos de árboles y arbustos detenidos por capas de azufre, en el cuerpo de agua, la sedimentación por azufre y carbón es palpable.
"Si esta laguna se llegará a desbordar, la desgracia sería inevitable", insiste Salvador Reyes, quien muestra al reportero gráfico que el agua sulfurosa cuando se ha "semidesbordado" irrumpe y quema un camino conocido como "la Mojarrita" en donde se aprecia al menos una hectárea quemada, devastada, "quedó inservible para que algún tipo de vegetación vuelva a crecer", explica el exobrero de Azufrera Panamericana.
Son los pasivos ambientales que dejó esta empresa que cerró sus puertas en 1992, administrada en su decadente época por Liebanno Saenz, exsecretario particular de Ernesto Zedillo, pero que el daño ambiental y económico, con carácter de irreversible fue heredado por Manuel Cadena Morales, hoy legislador del Congreso de la Unión e integrante del grupo Atlacomulco, pues en el sexenio de Arturo Montiel como mandatario, él fungía en la silla principal de la Secretaría de Gobierno.
"Aquí entre está maleza, entre la desolación, ya no hay animales, el azufre al descubierto hizo matadero de animales y el riesgo de que se pueda recorrer al resto del ejido Emilio Carranza está latente", dicen los dos exempleados de la Azufrera que nos acompañan.
Explican que son entre seis y siete ejidatarios comandados por Platón Sánchez -comisariado ejidal- quienes tienen demandadas a las empresas federales, pues en sus parcelas sigue brotando el agua residual.
"Fue una herencia que le dio el Gobierno federal al Gobierno estatal, pues el primero sólo donó los terrenos al Gobierno del estado, al ver que desde el 2000 ya no podían sanear tanta contingencia", remarcó Roberto Guarneros, el exapoderado legal de esta empresa.
Y es que, además, de que la remediación no ha llegado, Fidilic, junto con Pemex y la última gestión de Azufrera Panamericana hicieron un "mal taponeado" de los pozos de azufre, en el recorrido se ve los taponamientos fragmentados, el azufre escurriendo por el subsuelo y por ende la muerte lenta de la poca vegetación que ahí queda.
"Taponearon al a'í se va", se quejó Salvador Reyes, quien remarcó que en las actuales 490 hectáreas la vida boyante y productiva dejó de existir.
En el recorrido hecho por los enviados de Diario de Xalapa se observan cascarones de lo que hace dos décadas fueron casas habitación a escasos kilómetros de la planta Azufrera Panamericana, se observan también, los cascajos de la Unidad Coachapa.
"Aquí ya no hay vida productiva, si tu preguntas en los alrededores te pueden vender un terrenito hasta en diez mil pesos o siete mil si es muy pequeño, quien chingaos va a comprar aquí", resume.
Y es que los que algún día fueron los tres mil trabajadores sindicalizados de la Azufrera Panamericana hoy se encuentran ganándose el pan de cada día en maquiladoras de Ciudad Juárez, Ciudad Acuña, Tijuana, Nuevo Laredo e incluso una alternativa socorrida en el sur del estado, el Caribe Mexicano, pues trabajando como mozos, jardineros o meseros en Cancún, han encontrado la calidad de vida que la empresa de azufre desde los finales de la década de los ochenta se les negó.
Hoy ya pocos recuerdan a Manuel Cadena, pero quienes lo hacen no tienen un grato recuerdo de él, pues aseguraron que en su último año de gestión dejó morir a la empresa Azufrera Panamericana, mientras se dedicaba en cuerpo y alma a apuntalar la campaña de Carlos Salinas de Gortari en el sur de Veracruz. (Tomado de El Diario de Xalapa/ 20 de junio del 2010).
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