Tragedia en Pemex:
luto, caos y confusión
Por Juan Carlos Cruz, Patricia Dávila y Arturo Rodríguez
31 de enero de 2013
Foto: Xinhua
MÉXICO, D.F. (apro).- Mario Guzmán, trabajador del área de intendencia se encontraba en el piso 10 de la Torre Ejecutiva, cuando de repente se escuchó un golpe muy fuerte y empezaron a caerse los plafones. Todo fue caos y confusión.
“Nos salimos inmediatamente, gracias a Dios estamos vivos, fue muy impresionante. Alcancé a ver heridos, rostros con sangre, los pisos de abajo estaban desechos”, describió el trabajador de la paraestatal en entrevista.
Guzmán aseguró que de los 18 años que lleva laborando en la Torre Ejecutiva, nunca había sucedido algo similar.
De acuerdo con las declaraciones de Mario Guzmán, el siniestro ocurrió cuando los trabajadores “checaban” su hora de salida, aproximadamente a las cuatro de la tarde. Después de esa hora, la Secretaría de Gobernación dio a conocer las primeras cifras de los heridos y muertos.
En las calles aledañas al lugar de los hechos, acudían ambulancias, patrullas, camionetas del Servicio Médico Forense, y grúas para desalojar a los automóviles que se encontraban en el estacionamiento principal de la Torre de Pemex, donde arribaron helicópteros de la Policía Federal.
Ya caída la noche, llegaron elementos de la Marina, el Ejército, y cuerpos de rescate; también grúas y bomberos.
A media tarde, el presidente Enrique Peña Nieto, anunció que había elementos de diferentes cuerpos de seguridad ayudando a los heridos y al personal. Los mensajes vía twitter del mandatario se reprodujeron en las siguientes dos horas, sin que en el área de comunicación de la Presidencia tuvieran mayor información.
Peña Nieto lamentó por el microblogging el fallecimiento de los trabajadores de Pemex y dio sus condolencias a los familiares. Hasta las 22:15 horas, 15 muertos.
Cerca de las 7:00 de la tarde, Peña Nieto anunció que se dirigía a la Torre de Pemex y, minutos después, la escolta insignia ingresó por Marina Nacional con las banderas cubiertas, señal de que en el convoy presidencial no viajaba el presidente.
En el estacionamiento trasero de la Torre, dos helicópteros de la Policía Federal permanecían estacionados. Ahí descendió una aeronave más, con los logotipos de la Fuerza Área Mexicana. A lo lejos, los movimientos del Estado Mayor Presidencial parecían indicar que el mandatario ingresó al complejo administrativo.
En el edificio de Marina Nacional, el Estado Mayor tomó el mando. A partir de las 7:00 de la tarde, el ingreso de soldados pertenecientes a brigadas del Plan DN-III E, cobró un tránsito inusual. Los vehículos militares seguían llegando. Desde afuera, nadie había visto al presidente.
La información era escasa en esta zona, aun para las familias que intentaban conocer el destino de trabajadores que, por lo pronto, reportan desaparecidos.
En el estacionamiento hay trabajadores que intentaban saber de sus vehículos y sus pertenencias. La respuesta era puntual: podrán recuperarlos hasta el martes. Aun así no se fueron. Eran las 19:50 y otra vez, el movimiento de los cuerpos de seguridad indicó que algo pasaba en los patios convertidos en helipuertos.
–¡Es un herido!, ¡es un herido!… –gritaban algunos.
–¡Échele compañero!, ¡échele compañero! –animaban los petroleros al hombre de la camilla.
Pero el helicóptero tardaba en despegar. Tres, cinco, siete minutos y en la reja la desesperación era incontenible
–¡Vuélale!, ¡vuélale! – gritaban los petroleros desde la reja, desesperados.
Por fin, a las 19:57 el helicóptero despegó.
Momentos después, la televisión anunció que el presidente estaba por iniciar su recorrido por el lugar. La información se cruzaba. Algunas versiones decían que la búsqueda se había suspendido. Luego de salir, por tierra, el presidente desmintió la suspensión de la búsqueda, como todo lo anterior, vía Twitter.
Mauricio Parra, paramédico de la Cruz Roja, quien ingresó momentos después del accidente en la Torre B del edificio de Pemex, estuvo tres horas dentro del edificio participando en el rescate de sobrevivientes, hasta las 19:30, cundo fueron reemplazados por el elementos de la Secretaría de Marina y del Ejército Mexicano, quienes a su llegada pusieron en marcha el plan de emergencias DN III E.
“Por la escena que vi, creo que al momento de mi salida aún había muchas personas atrapadas entre los escombros y muebles de oficina, calculo que unas 100, 150 personas. Directamente yo participé en el rescate de 10 personas vivas y detecté a 12 fallecidas; sin embargo a esta hora se calcula más de 40 heridos y unos 50 o 60 muertos”.
–¿Por qué haces el cálculo de 50; 60 muertos si nos han dado 15?
–Básicamente por la escena.
Acerca de la causa que generó la explosión, calculó que posiblemente se debe a una fuga de gas o a un factor eléctrico: “Lo que vi dentro fueron personas con heridas punzo cortantes por la explosión de vidrios. El área más afectada fue el área central en donde está la estatua de Lázaro Cárdenas, en dos pisos que fueron los más afectados, el primero y el segundo. En éstos hay muchos escombros, la onda expansiva llegó a un área de 80 metros a la redonda aproximadamente.
El paramédico, calculaba que los trabajos de extracción, limpieza de las áreas, y trabajos de búsqueda y rescate de personas atrapadas duraría toda la noche.
–¿Hay peligro de que se colapse el edificio.
–No. Es un edificio logístico que tiene unas trabes muy fuertes, de hundimiento los cimientos están un kilómetro hacía abajo.
–¿Se sabe en donde se originó?
–No. Hay que hacer una revisión minuciosa para poder tener el dato exacto. Sólo sabemos hasta donde se extendió la onda expansiva.
–¿Qué posibilidades de vida hay para los que aún están atrapados?
–Por las horas transcurridas y las circunstancias, creo que pocas.
Para las 21:00 horas, las unidades de rescate de la UNAM ya se habían retirado del edificio de Pemex.
Alrededor de las 19 horas, se confirmó que 14 personas murieron y más de 100 resultaron heridas por la explosión.
Los lesionados fueron trasladados a los hospitales de Pemex en Azcapotzalco y Picacho, así al hospital Ángeles y a la Cruz Roja Mexicana. De acuerdo con versiones de rescatistas, aún había personas sepultadas entre los escombros.
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