lunes, 27 de agosto de 2012

Habemus magister.


Déjame que te cuente…

Por Sergio m. Trejo González.

Vamos a ver si de algo sirve este quehacer, noble y sacrificado de la comunicación, que normalmente se nutre de oportunidad para denostar la conducta reprobable de los mentores, porque, ciertamente, como en toda actividad humana adolece de manchas, de lacras y deshonras; las que cotidianamente se vienen señalando como noticia morbosa y amarilla, misma que  concede lugar a motes y remoquetes enfocados al magisterio, en derivación del término profesor, llamándoles: Chupasor, pobresor, cogesor, robasor.
He señalado que en todas las profesiones existen simuladores, pelusa, usufructuarios que ocupan una membresía de manera indigna. Gracias por supuesto al predominio de un sistema corrupto. Hasta en la religión sabemos de los falsos apóstoles, pero en la educación se nota más porque bastantes.
Pero así como existen los nubarrones grises que nos inquietan, también se encuentran algunos reflejos que nos proporcionan un sublime celaje azul.  Ese matiz hermoso, de las fumarolas de color zarco, que salieron del conclave magisterial para que resultara ungido un nuevo jefe del sector escolar número 18, después del consenso natural y ciertas diligencias. Ya sabe usted, auscultación, respeto al escalafón  y  reuniones celebradas entre autoridades del ramo educativo. Total que se acordó respaldar el nombramiento del sustituto del profesor Bulmaro Martínez De la Cruz.
Don Alberto Osvaldo  Alcocer Ortiz(a) “El Azul”, antier fue nombrado jefe de dicho sector educativo de primaria general, con base en Acayucan, que abarca 13 supervisiones escolares en 9 municipios, motivo por el que, cumplido el protocolo de toma de protesta, fue felicitado por sus compañeros, maestros y directores que, la mañana del sábado pasado hacían largas colas, para brindarle tal salutación a un original amigo de los maestros. Eso ha sido el profesor Alcocer para quienes se dedican a la enseñanza: un amigo. Sus 46 años de entrega a la docencia justifican tal nombramiento, soportado por esa calidad humana que le conocemos desde hace mucho rato.
Así es el profesor Alcocer, una persona con la sonrisa a flor de labio, de trato franco y saludo espontáneo. Lo conocí hace algunas décadas en los corredores y escalinatas del palacio municipal. Un hombre respetuoso y muy respetable, de convicciones firmes y conservadoras, al grado que ha hecho extensiva su predilección por el color celeste hasta en el mantenimiento perenne de su V.W de tal tonalidad…  Algún tiempo decidió invertir en un par de restaurantes y un negocio de relojes,  efectos de cristalería, artefactos, utensilios e instrumentos para el hogar. No es malo para el comercio pero su giro es la enseñanza y la política, educativa por supuesto. Porque de la otra política no ha querido saber absolutamente nada, a pesar de su habilidad para conducir a las masas. Esto lo sostengo porque en mis anecdotarios registro un pasaje de la vida del profesor Alcocer donde compartió espacios escolares e ideales de lucha estudiantil con Víctor Manuel Cervera Pacheco. Ese político mexicano, nacido en Dzemul, de la región del faisán y del venado, que fuera varias ocasiones legislador federal, presidente municipal  y gobernador del Estado de su estado en dos ocasiones, Secretario de la Reforma Agraria. Pudo Alcocer elegir otros derroteros, sin embargo su destino ha tenido las rutas y los avatares de la docencia, que ha transitado con mucho éxito.
Alberto Osvaldo Alcocer Ortiz, nació para ser maestro, ha estado al servicio de la educación, en los Estados de  Baja California, Nayarit y Veracruz. En Acayucan lleva 43 años laborando y antes ocupó el cargo de Supervisor. Inició en la escuela Beatriz Velasco en la Villa de Sayula, fue fundador de la escuela Justo Sierra en nuestra ciudad y fue el primer secretario general de la delegación D2-19 de la zona 157. Sensible, carismático y con un concepto muy elevado de la amistad “El Azul” ha sabido sortear bien los vientos y las tempestades  en esta profesión muy delicada que le ha significado satisfacciones relevantes. Haciendo brecha para construir caminos, conduciendo a este sector de la humanidad, persona a persona, generación a generación, transmitiendo los valores necesarios para vivir en sociedad, instalándose de manera muy sólida como eslabón importante en la cadena de la superación y el progreso.
¿Por qué le dicen “EL Azul”? 
Creo, me parece y entiendo, que tal apodo nada tiene que ver con las “ojeras de mujer” que inspiraron al músico y poeta Agustín Lara en el famoso tema índigo, sino que todo surgió a raíz de su propio alumbramiento. “En un lugar de la blanca Mérida,  de la hermosa república de Yucatán, en cuyo año no puedo acordarme”, llegó al mundo un niño… ¡Azul!. Fue como una expresión de asombro y admiración, muy puntual,  de su anciana y querida abuela, quien al tomar en sus brazos al recién nacido, de manos de la partera, con un poder enorme de expectación y escrutinio, buscó la oportunidad de estar a la mira entre los parpados del pequeño Betillo, naturalmente cerrados por las realidades propias de cualquier parto. Ahí estaba la viejecita, dando vueltas y vueltas, a la duda. Quería saber cómo venia la criatura en todas sus partes, hasta que… llegó el momento, cuando se disponía  a proporcionar su biberón, luego de darle su necesario baño en la bañera, se le ocurrió la solución. Pensó que ponerle el chuponcito entre los labios, sin entregárselo plenamente, desbordaría su ansiedad por buscar el alimento, tendría que abrir los ojuelos el pequeño si es que ya estaba en tiempo para ello y el procedimiento dio resultado. Alberto ¡por fin! entreabrió sus oclayos y permitió que la chiich (así creo que le dicen a las ancianitas en maya) descubriera la coloración de los cayucos que el nuevo terrícola tenía en la cara.  A consecuencia de la excitación que le produjo tal descubrimiento la señora salió del hogar y corriendo por la calle gritaba balbuceante en alusión al color de los fanales de Alcocer: ¡azul! ¡azul! ¡azul!  Quedando desde entonces instituida para todos los efectos legales, sociales y gremiales, en todo el territorio de la península de nuestro país y extendida por toda la tierra, tal expresión como el nombre con el que se le conoce a nuestro personaje.
 “El azul” dijo, durante el evento que se realizó en la sala de cabildos, que se siente satisfecho de haber recibido el nombramiento. Por supuesto que debe sentirse y estar muy campante mi maestro, pues tal designación no responde a una casualidad sino a un verdadero reconocimiento a su trayectoria de esfuerzo. Hombre pronto y presto al dialogo con todos los representantes del sector educativo, sabrá trasmitir a las maestras y los maestros la necesidad, profundamente vital, de impulsar la calidad educativa.
Quiero enviarle al maestro Alcocer un sincero abrazo y mi cumplida enhorabuena, por su nuevo cargo que seguramente habrá de  cumplir con el talento y la probidad que se ha conducido siempre. Sé muy bien que trabajar por la educación es su gusto, su pasión y su vocación.

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