Share Mr. Reyes MEDIOTIEMPO
Ciudad de México.— Fue hace 28 años cuando el ídolo de plata, el Santo, partió de este mundo, convirtiéndose en una leyenda de la lucha libre.
Este domingo 5 de febrero, su vástago, el Hijo del Santo acompañado de su familia, y algunos de los amigos de su padre, como Rudy Reyna y Baby Richard conmemoraron esta trágica fecha, donde el enmascarado de plata nos abandonó y se dirigió al cuadrilátero en el cielo.
La cita a las 10 de la mañana, cuando el continuador de la leyenda llegó a la estatua ubicada en Jesús Carranza y Gorostiza Colonia Morelos, cuando en un elegante automóvil blanco, el Hijo del Santo llegó con el futuro continuador de la leyenda, para rendir homenaje al iniciador de la dinastía.
Posteriormente el Hijo del Santo acompañado de los medios de comunicación, familia y amigos depositaron un arreglo florar y encendieron una veladora para recordar como cada año al plateado.
“Curiosamente fue un domingo 5 de febrero, yo estaba en Acapulco, iba a luchar en la tarde, mi padre dio su primera función en el (teatro) Blanquita, de ahí se sintió mal y se lo llevaron al hospital.
“Cuando llegué al hotel me avisaron que mi papá estaba mal, entonces me regresé pero ya había muerto mi papá, llegué el lunes a la casa de uno de mis hermanos y ahí me enteré”, recordó el Hijo del Santo.
A 28 años de su partida, la leyenda del enmascarado de plata sigue más que viva.
Este domingo 5 de febrero, su vástago, el Hijo del Santo acompañado de su familia, y algunos de los amigos de su padre, como Rudy Reyna y Baby Richard conmemoraron esta trágica fecha, donde el enmascarado de plata nos abandonó y se dirigió al cuadrilátero en el cielo.
La cita a las 10 de la mañana, cuando el continuador de la leyenda llegó a la estatua ubicada en Jesús Carranza y Gorostiza Colonia Morelos, cuando en un elegante automóvil blanco, el Hijo del Santo llegó con el futuro continuador de la leyenda, para rendir homenaje al iniciador de la dinastía.
Posteriormente el Hijo del Santo acompañado de los medios de comunicación, familia y amigos depositaron un arreglo florar y encendieron una veladora para recordar como cada año al plateado.
“Curiosamente fue un domingo 5 de febrero, yo estaba en Acapulco, iba a luchar en la tarde, mi padre dio su primera función en el (teatro) Blanquita, de ahí se sintió mal y se lo llevaron al hospital.
“Cuando llegué al hotel me avisaron que mi papá estaba mal, entonces me regresé pero ya había muerto mi papá, llegué el lunes a la casa de uno de mis hermanos y ahí me enteré”, recordó el Hijo del Santo.
A 28 años de su partida, la leyenda del enmascarado de plata sigue más que viva.
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