sábado, 13 de junio de 2009

El nuevo inspector de la poli sólo demoró ocho horas como delegado de Tránsito en Misantla.

En internet circula información, de como el nuevo inspector de la policía municipal de Acayucan, Alberto Martínez Mota, quien hoy a las 13:00 horas, en la cancha de la inspección, tomará posesión, oficialmente de la corporación, sólo demoró ocho horas como delegado de Tránsito de Misantla. La nota es la siguiente:

"Delegado de tránsito
en Misantla por ocho horas


JEFTÉ MARTÍNEZ MERCADO (Columna “Derecho de Réplica” / El Chiltepín).- Eran siete los encapuchados que ese lunes –a la altura de la comunidad Los Idolos–, asaltaron la camioneta con mercancías propiedad del martinence Pepe de la Torre y se enfrentaron a balazos con la policía. El joven chofer de la camioneta recibió un balazo en el rostro y días después falleció.Con la siguiente historia –sucedida hace ya más de 10 años–, no se trata de inculpar a quien el pasado viernes provocó revuelo en Misantla al ser nombrado delegado de tránsito a las nueve de la mañana y destituido a las cinco de la tarde (gracias a la presión de taxistas, autoridades, transportistas y ciudadanos), sino de mencionar una de las tantas razones que pesan sobre Alberto Martínez Mota y por las que no ha podido volver a ocupar una cargo público en esta ciudad.La camioneta de redilas que venía de regreso luego de un recorrido a las comunidades de la sierra vendiendo mercancía, fue sorpresivamente interceptada por un grupo de encapuchados quienes haciendo disparos al aire, amagaron al chofer exigiéndole el dinero de la venta del día.Sin embargo, inesperadas detonaciones espantaron a los asaltantes quienes al momento, salieron huyendo por el monte en dirección al río y buscando siempre el rumbo de la ciudad. Atrás, quedaba el joven chofer de la camioneta herido de muerte por un balazo recibido en pleno rostro.Fueron varias horas de persecución y fuerte movilización. Sobre el camino de terracería a la sierra: patrullas municipales, estatales, ministeriales; ambulancias, tránsito, autoridades y curiosos. Sobre la ribera del río: policías y agentes corriendo, disparando, gritando, agazapándose; arañados y enlodados hasta el cuello.A la mitad de ese lapso de tiempo –que duró de las 11 de la mañana a las 2 ó 3 de la tarde–, los reporteros que quisieron cubrir la persecución fueron convencidos por los comandantes del peligro que corrían por lo que regresaron a la inspección de policía desde donde gracias a los radio transmisores se pudieron enterar del transcurso de los acontecimientos.En ese momento, uno de los reporteros gritó: –¡Allá está el delegado y el comandante!–, y caminamos de prisa hacia una mesa del kiosco en donde efectivamente, el delegado de la policía estatal en la Quinta Región, Alfonso Alegreti (ejecutado años después a balazos) y el entonces comandante de la policía ministerial, Alberto Martínez Mota, se tomaban un preparado de piña mientras platicaban tranquilamente.Los reporteros llegamos y agitados preguntamos: –Señores, ¿por qué están aquí tan tranquilos mientras en el río hay una balacera contra unos asaltantes?–. Reposadamente, con el preparado de piña en la mano y una cara de “dejen de estar chingando”, Alberto Mota nos respondió: –Ya está todo bajo control. Los asaltantes están rodeados. No tardan en traerlos.Regresamos a la inspección a esperar la llegada de los detenidos, sin embargo, en el radio transmisor se seguía escuchando: –¡Allá van dos! ¡Agarraron hacia la colonia! ¡No se acerquen mucho! ¡Ya los están esperando del otro lado! ¡Tranquilos!Las horas pasaron y los detenidos jamás llegaron porque no los hubo. 40 policías o más y no hubo ni un solo detenido de los siete asaltantes que eran. Los policías comentaron después que ya los tenían cercados, pero que los jefes dijeron que no se arriesgaran porque eran muy peligrosos.Se supo más tarde que el robo a mano armada se frustró porque en la parte de atrás de la camioneta iban dos policías estatales resguardándola, pero al querer salir cuando se dieron cuenta del asalto, no lo pudieron hacer porque la puerta de la redila estaba atorada y encima tenía lona.Atrapados, los policías estatales optaron por hacer disparos al aire y contra la redila, lo que asustó a los asaltantes y provocó su huída.Los asaltantes huyeron hacia el río con dirección a la ciudad a la que llegaron luego de varias horas de tensión y unos diez kilómetros recorridos, internándose después a la colonia El Pedregal en donde se separaron ya sin pasamontañas y con las armas escondidas.Vecinos de la colonia Benito Juárez contaron un día después que por ahí pasaron dos tipos corriendo. Iban mojados y con la ropa rota y enlodada. Se les podía ver por debajo de la camisa desfajada el bulto de las pistolas que de vez en cuando se sujetaban.Una de estos testigos dijo que los había conocido bien, pero que no quería problemas; que no dijéramos que ella dijo que eran policías municipales, “de la gente que el comandante Mota había traído a Misantla cuando fue inspector de la policía municipal”.Las preguntas que hasta la fecha nos seguimos haciendo son: ¿por qué en plena balacera el delegado de la Quinta Región y el comandante de la policía ministerial estaban tan tranquilos tomándose un refresco?¿Por qué a pesar de que se coordinaron las tres corporaciones (policía estatal, municipal y ministerial) con más de cuarenta elementos no detuvieron a ninguno de los siete asaltantes en un tramo de más de diez kilómetros, despoblado y habiendo un herido de muerte de por medio?¿Qué platicaba tan amenamente el comandante Mota con el delegado Alegreti ese día en el kiosco?Se rumoró después que lo que hacían era negociar y ponerse de acuerdo para dar la versión oficial, ya que mientras los asaltantes eran gente de uno, los policías estatales que resguardaban la camioneta y que por negligencia habían baleado al chofer, eran gente del otro.Y aunque la verdad sólo ellos la saben, la otra verdad es que este incidente fue uno de los tantos que gravó en la mente de los misantecos la idea de que Alberto Martínez Mota es un personaje al que hay que tenerle cuidado, máxime cuando se le da poder".

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