Por Gustavo González Godina

Hace unos días trabajaba yo en una parcela que me prestaron (el dueño me dijo “siembra lo que quieras, siembra marihuana si quieres pa’ que te convenga”; pero no, yo sé que ése es un buen negocio pero muy riesgoso, así que sembré en unos surcos semillas de maíz, en otros de frijol, en otros más calabacitas, aquí chícharos, allá pepinos y voy a sembrar unas semillas de chile, a ver si no llueve demasiado y cosecho puro de éste…), trabajaba -repito- cuando escuché a una vecina decirle, supongo que a uno de sus yernos que estaba de visita: “Toma niño tu bolillo”.

Se lo dijo tres veces y entendí que se refería a un dicho popular muy conocido. ¿Por qué se lo decía? no lo sé -aunque usted no lo crea no me gusta el chisme y no le puse atención a la plática-, sólo capté eso de “Toma niño tu bolillo” y pensé en cuántas variantes puede tener en nuestro país un mismo dicho popular. Originalmente era “Toma chango tu banana”, porque efectivamente a los monos les gustan los plátanos y se les puede engañar fácilmente ofreciéndoles esta fruta (que ése es el sentido del dicho, tratar de engañar a alguien); luego para darle un sentido más mexicano y especialmente de estos rumbos, se empezó a decir “Toma chango tu birote”.

Y bueno, como en este caso no se trata de changos, sino de chairos, y el tema de más actualidad no son las bananas ni los birotes, sino la reciente extradición de Emilio Lozoya para ser juzgado en México por el saqueo a Pemex cuando fue su director, pues pensamos que sonaría mejor “Toma chairo tu Lozoya”.

¿Por qué?, porque se creó una gran expectativa con dicha extradición, que si se había negociado con Él para que empinara a Enrique Peña Nieto, que si meterían al tambo por lo menos a Luis Videgaray, que si traía un montón de horas de grabación en video que destaparía una gran cloaca que embarraría a medio mundo del PRI y del PAN (no al PRIAN que gobierna actualmente), en fin, que muchos mexicanos esperábamos con morbo la llegada del ex director de Pemex, que casualmente llegó a nuestro país un viernes en la noche para que se atravesaran sábado y domingo mientras se preparaban los enjuagues mal planeados.

Curiosamente, Emilio Lozoya estaba preso en España, pasando incomodidades pero estaba sano; y nomás llegó a México y se enfermó, al pisar suelo mexicano lo revisó un médico y dictaminó que estaba anémico, con problemas en la faringe y con un debilitamiento general. ¡Pooobreciiitoooo!, así que en lugar de llevarlo a la cárcel lo trasladaron a un hospital de lujo, donde se supone que sigue preso pero ya no pasando incomodidades, de donde surge la pregunta: ¿Lo querían aquí para juzgarlo?, o se trató más bien de rescatarlo para que recibiera aquí el buen trato que se merece… es pregunta, diría el licenciado Yayo Gutiérrez.

Pero lo más curioso -e inexplicable a la vez- fue que tras de su llegada a México, ni el Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, ni el Presidente Andrés Manuel López Obrador sabían dónde estaba Lozoya, a dónde había sido llevado, ambos creían que estaba en el Reclusorio Norte, hasta que les informaron que no, que como se sentía malito había sido trasladado al Hospital Ángeles.

¿Qué carajos pasa en este país?, ¿quién gobierna, si es que alguien gobierna?, si ni Gertz Manero ni López Obrador sabían dónde estaba el extraditado, señal de que ninguno de ellos ordenó su traslado a un hospital, ¿quién lo ordenó entonces?, no fue puntada de los agentes que lo custodiaban, ¿a quién obedecen éstos en realidad?, ¿fue el propio Carlos Salinas de Gortari, el titiritero de AMLO, quien dio la orden de que lo llevaran a un hospital y no a la cárcel, sin importarle que López Obrador y el Fiscal General de la Nación hicieran el ridículo de su vida, al no saber qué contestar cuando la prensa les preguntó dónde se encontraba en esos momentos Emilio Lozoya?

¿O fue el Factotum, como le llaman al líder de los senadores de Morena, Ricardo Monreal, quien está en realidad gobernando, o tratando de gobernar al país…? Porque fue éste quien salió a declarar al día siguiente, sábado, que Lozoya está en calidad de testigo colaborador, que si delata a otros cómplices de sus delitos (más importantes que él, se supone, como Videgaray y Peña Nieto), el Ministerio Público podría desistirse de la acusación contra Él.

Antes de la extradición nunca se habló de que vendría en calidad de testigo colaborador, nunca se dijo que no pisaría la cárcel, nunca se supo allá que estuviera enfermo, anémico, debilucho, pobrecito… ¿Ni el Presidente de la República, ni el Fiscal General de la Nación estaban enterados de este trato? Por lo que se ve no, cuando ni sabían que había sido llevado a un hospital de lujo y carísimo en vez de a la cárcel... ¡Qué vergüenza!, que feo que ambos hayan quedado como un par de pendejos, poniendo en evidencia que quien está gobernando es Ricardo Monreal. Lo que no está claro es si de motu proprio, o porque cumple órdenes de Carlos Salinas.

También quedó de manifiesto, una vez más, que los más altos funcionarios de la 4-T, empezando por el presidente AMLO, cada día se esmeran para que la nueva pendejada sea mayor que la anterior. En esta ocasión la anterior había sido ir a Washington a ponerse de rodillas ante Donald Trump llenándolo de elogios.

Éste es el gobierno de la falsedad, la mentira, el engaño, la hipocresía, la traición a los ideales de la cacareada extrema izquierda de su gobierno. ¿Cómo les cayó a los fanáticos del ala bolivariana: al español Paco Ignacio Taibo, el guatemalteco Epigmenio Ibarra, el dominicano Héctor Díaz Polanco, el gringo John Ackerman, las chichimecas Yeidckol Polevnsky y Rocío Nahle, y a otros comunistas de hueso colorado, supuestamente enemigos acérrimos del imperialismo yanqui, el que su jefe AMLO haya ido a lamerle las botas al presidente de Estados Unidos? Para agradecerle -dijo- el trato tan justo, respetuoso y amable que ha tenido Trump para los mexicanos.? No mames …nche AMLO ¡qué poca dignidad!

Pero lo más triste de todo, lo más doloroso, y lo más increíble a la vez, es que con todo y esto hay muchas personas que siguen creyendo en López Obrador, son los llamados chairos que, como dice Chaquira en su canción, parece que son brutos, ciegos y sordomudos. De todo esto ni se enteran, ni se quieren enterar. Festejan la extradición de Emilio Lozoya, y cuando por fin llega a México ni se enteran de que no lo metieron a la cárcel, que está disfrutando de todo un piso lleno de lujos en el Hospital Ángeles. No se enteran de que todo fue una farsa, no se enteran ni de que López Obrador es una figura decorativa, un florero que está de adorno, no se enteran de que ooootra vez los engañaron como a un chino; bueno no, como a un chairo, ni cuenta se dieron cuando les dijeron: “Toma chairo tu Lozoya”.

Pobres… qué pena me dan.