jueves, 15 de febrero de 2018

Ligia Badía Ihuilcamine

Déjame que te cuente…

Por Sergio M. Trejo González

Usted la conoce.
Ella es Wilka, la presidenta del comité directivo municipal del Desarrollo Integral de la Familia (DIF) de nuestro Acayucan. Es una mujer admirable en todos los aspectos: Exitosa, afortunada y feliz.
No sería Wilka una persona nooormal, sino conociera de zancadillas, tropiezos y resbalones; si nunca se equivocara y no hubiera tomado malas decisiones en su vida, sería perfecta y entonces pensaríamos que viene de otro planeta. Aunque ciertamente desciende de seres muy lejanos, tan distantes como esos continentes de allá, de acullá y de lo que siga al euroasiático africano. Sí, es pariente de libaneses, japoneses y vaya usted a saber.
Si te encuentras en esta tierra es porque alguien allá arriba lo quiso así.
Pero bueno, trataba en mi circunloquio de señalar que todos tenemos el derecho inalienable, imprescriptible e inimaginable de cometer errores, para ilustrar que nuestra invocada conoce perfectamente bien lo que significa la fauna humana, y ha de saber separar en sus reflexiones lo bueno, lo malo y lo regular.
Su servidor hace unas semanas hacía señalamientos, equivocados o ciertos (no lo sé) a una de sus colaboradoras que no venía colaborando, al menos en puntualidad ni asistencia, y ella reviró inmediatamente, en defensa de la aludida. Me parece bien porque uno siempre protegerá a quien le sirva y a veces debemos cuidar hasta a quien no nos sirva de mucho, para que no cause mayores daños. Eso, creo que se llama lucha por la sobrevivencia.
El DIF, de Acayucan, en lo general funciona bien, con miras a superar en su tendencia a la alta; el problema, lo dije, es el caballito de troya que les han dejado. Hay mucha gente con lengua de doble filo. Yo las conozco desde hace rato y confío en su lealtad al trabajo y en consecuencia a Wilka. Quizá sea cosa de que les termine de caer el veinte.
Por lo demás no soy un amigo excelente o de diez. Humano, sí, de carne y de hueso, con mi propio criterio y puedo estar desatinado y desacertado.
Pero bueno yo estaba hablando de Wilka, mi amiga. La mujer que sabe bastante de los requiebros políticos, con una moral a prueba de maleza y cizaña de todos los tipos, que ha sabido levantarse y continuar. Una mujer que no se detiene para contemplar las nimiedades de la vida.
Hace unos días…mes y medio, que tomó posesión en una nueva responsabilidad: El DIF. No le llamé para felicitarla, porque en realidad a ella el nombramiento ese no le brinda una realización o logro que yo considere sobresaliente. Por el contrario su trayectoria le da lustre al cargo, en un lugar donde las quejas son detalles que le siembra un personal mañoso y algunas colaboradoras inconscientes del lugar en donde se desempeñan y de la importancia de su compromiso. El ala humanitaria de la administración, Wilka, podrá cuidarla con eficiencia y sobrada capacidad, no tengo la menor duda. A la señora le sobra presencia y prestancia. La solvencia social rebaza cualquier barrera. Tiene vocación de servicio pronto y expedito, herencia privilegiada de una señora que , por si nadie lo ha leído, un día me atreví, en vida hermano, a decir que si no hubiera yo tenido una madre como la que me tocó, me hubiera gustado tener una mamá como doña Martha Teruí de Aché.
Eso, no se le dice a cualquiera. Doña Lupita, mi madre, es una mujer de enormes merecimientos para ser madre de más de cuatro, y bien!
Ligia Badía Ihuilcamine Aché Teruí, Que Si algún defecto o fobia  pudiera tener, sería su aversión a las tortugas. No soporta creo ni siquiera mirar esas caricaturas de las tortugas ninja. Los  galápagos le producen molestia, por una historia familiar de cuando muy pequeña, pretendiendo jugar con su respetable padre, don Emilio Aché Elías, quien descansaba plácidamente una tarde, fue su víctima en una broma, pues en la guasa la tortuguita mordió el pecho de tan recordado caballero. El pánico que le causo tal experiencia es traumática. No se trata realmente de una tachofobia ni de una herpetofobia, las características son variantes, la abominación resulta de un fuerte impacto que le trae las desagradables imágenes acústicas, su memoria en automático se bloquea a cualquier rasgo de ternura o cariño y se vuelca en todo lo contrario, provocando el rechazo.
Pero bueno, a que viene todo este chocholeo para Wilka. Nada, solo que resulta que hoy, hoy, hoy, debe estar celebrando un aniversario más de vida.
15 de febrero…jueves del 2018.
Hace unos pares de algunos años, ahí estaba, llegando al mundo, por esa calle de Melchor Ocampo, frente al parquecito, en “La Clínica de la Mujer”. La doctora Eva Ochoa Castellanos, fue la jefa de cuidar la pista en tal aterrizaje que vino a colmar la felicidad de su querida familia.
He mirado el desarrollo de las actividades de Wilka, desde que era una criatura, estudiando y preparándose en quehaceres didácticos y culturales. Destacada como profesionista, como esposa, y a últimas como ejemplar madre de familia, con dos hermosas hijas que valen lo que pesan, en oro. La belleza no se hurta se hereda. Estuvimos junto a ella, con los hermanos consentidos, Emilio y Tamón,  en la coronación de su Yolanda, la mayor, como Reyna del circulo Oaxaqueño, zona del istmo, etcétera, y en igual cercanía puedo significar toda la cantidad de los avatares y otras circunstancias donde solamente los amigos están a nuestro lado; por lo demás ¿que podría yo desearle a Wilka? Le he dicho de todo, pero me quedo para terminar con aquel pensamiento a propósito de su onomástico:
“Quisiera en esta ocasión, para celebrar tu día,
tener la sabiduría que tuvo el rey Salomón.
Enviarte también quisiera del paraíso las flores
y los pájaros cantores que tiene la primavera.
Entonces mi dicha fuera de singlar alegría,
Porque, en verdad, amiga mía; aunque digas que estoy loco,
todo me parece poco, para celebrar tu día.”

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