POR NOÉ ZAVALETA/ 22 JULIO, 2016
TIERRA BLANCA, Ver. (apro).- Una tenue llovizna acompañó el
cortejo fúnebre desde la casa del periodista Pedro Tamayo Rosas hasta el
camposanto de este municipio bautizado como “La Novia del Sol” y desde hace
algunos años territorio de la delincuencia organizada, sea de Los Zetas, del
Cártel Jalisco Nueva Generación o bien de células criminales independientes.
Alrededor de un centenar de amigos de Tamayo –conocido como
“Thor” en el ámbito policiaco– acudieron a despedir al reportero, custodiados
por una veintena de policías estatales, ministeriales y de la Gendarmería
Nacional.
Decenas de coronas y arreglos florales vistieron la última
morada.
“Malditos los que te hicieron eso. Eras mi niño tan hermoso…
que amabas tu trabajo, me quitaron mi corazoncito”, gritaba desconsolada la
madre de La madre de Pedro, Socorro Rosas, quien una y otra vez besaba el
cristal del ataúd donde estaba el cuerpo de su hijo.
“Vamos a enterrar a tu hermano, a mi niño”, decía Socorro
mientras abrazaba al menor de sus hijos.
Con la mirada extraviada, los ojos secos de tanto llorar,
Alicia Bielsa, la esposa del periodista, reprochaba ante las cámaras de televisión
las declaraciones del fiscal general del estado, Luis Ángel Bravo Contreras,
quien horas antes dijo en la radio que Tamayo tenía “vínculos” con
organizaciones criminales.
“Se están diciendo muchas cosas que no son ciertas”, apuntó.
Un día después de la muerte del reportero, personeros del
gobierno de Javier Duarte circularon boletines sin firma donde aseguraban que
Pedro Tamayo era “apadrinado” del Cártel Jalisco Nueva Generación y tenía
multipropiedades.
A la casa de la víctima llegaron representantes de medios
internacionales y nacionales, además de sus amigos de medios regionales, para
documentar las condiciones humildes en las que vivía el periodista número 19
asesinado en el gobierno de Duarte.
The New York Times, AP, AFP, Proceso, El Universal,
Televisa, Sin Embargo, Blog Expediente, Liberal del Sur y Crónica de Xalapa
fueron algunos de los medios que asistieron al cortejo fúnebre de Pedro Tamayo.
“Pedro era consciente de los riesgos que corría… Como él
decía, siempre vivió en la línea de fuego. Con su ausencia esta región pierde
una voz, una luz que informaba en medio de un ambiente criminal”, señaló
Ignacio Carvajal, jefe de información de El Liberal del Sur y amigo personal de
Tamayo.
Subrayó, asimismo, que el periodista de La Voz de Tierra Blanca
y El Piñero de la Cuenca era sumamente comprometido con las causas sociales, y
siempre solidario.
De acuerdo con sus colegas, la “criminalización” que se
quiere hacer del periodista es con el ánimo de expiar culpas y lavar errores
por parte del gobierno de Duarte y de la Secretaria de Seguridad Pública (SSP),
pues Tamayo es el primer reportero asesinado que contaba con “medidas
cautelares de protección” por parte de la Comisión Estatal para la Atención y
Protección de Periodistas y de la SSP.
Al culminar el entierro y los honores religiosos,
comerciantes, familiares y periodistas depositaron sus ofrendas y lanzaron un
reclamo unánime: “Que se haga justicia”.
Con policías estatales y municipales bajo investigación, la Fiscalía General del estado dispuso para la familia de Pedro Tamayo un sistema de videovigilancia y un botón de pánico, además de una red de contactos seguros, aplicaciones de seguridad y una guardia permanente por parte de la Policía Ministerial y Fuerza Civil.
Con policías estatales y municipales bajo investigación, la Fiscalía General del estado dispuso para la familia de Pedro Tamayo un sistema de videovigilancia y un botón de pánico, además de una red de contactos seguros, aplicaciones de seguridad y una guardia permanente por parte de la Policía Ministerial y Fuerza Civil.
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