Columna: Déjame que te cuente
Por Sergio M. Trejo González
Así es la vida, ya la conozco:
Rueda en la vida, nunca te sientas perdida... algunas veces estarás abajo pero
luego estarás arriba. Nunca en un mismo lugar. Es, la existencia el camino de
aquel que siempre camina y todos con diferente estado de ánimo llegaremos al
mismo lugar. El año pasado me la pase vagabuendeando durante todo el mes de
junio… Ahora no salí ni a Oluta. ¡No importa! he dicho, lo sostengo y lo
repito, que celebro mi cumpleaños, como venga. Eso si los días 30 de junio, ni
antes ni después. Así ha sido y así será, con las extrañas versiones, y en los
renglones originales que se presenten. Por ahí tengo un frasco de rompope, un
litro de leche, azúcar, vainilla… a la licuadora y ¡Zas! ya tenemos un buen
Choco Milk, para brindar.
Acostumbro, entiéndase del
asunto, desde hace muchos años, celebrar y cantarme a mí mismo… La novedad es
que ahora que las circunstancias resultan completamente diferentes a las del
año pasado. Para comenzar no hay dinero. Bueno, nunca tengo así que digamos
¡que bruto, como tengo dinero! pero la llevo tranquila en la juta medianía de
mi clientela medio difícil, dura. Ahora
de plano se cayeron mis finanzas a la superficie. Mi capacidad de consumo gatea
en la inopia. Un bellaco billete de a cincuenta
me acompaña y me convierte en mago de la papiroflexia, intentando
definirlo: Tan antidemocrático e inicuo. “Tú, dinero, elegante y ausente sin
ser consciente de ilusionarme en sueños trastornando mi mente. tú, con tu
circulación indiferente haciendo que la gente sea como estatuas inertes ante la
vida que desprendes y es que nunca te he tenido, solo te asomas, me das vueltas
para que continuamente te haga de menos en una locura que me imagina desearte
con la misma ansiedad que otros, muchos que por tenerte ofrecen todo, hasta la
tranquilidad”. Hoy no hay nada de lo que teníamos para celebrar con cierta
generosidad… Me queda la dicha de haberte besado. Me queda el recuerdo de
nuestro pasado. Me queda el dolor de haberte perdido. Me queda el amor de
haberte tenido, me queda mi realidad y mis sueños….
No crea usted nada, tengo muchas
cosas hermosas por las que doy gracias a Dios: te agradezco señor.
No sé, por donde andaré, es
jueves, día de trabajo, de quincena y graduaciones, pero si tienes suerte y me
encuentras por algún recoveco de los espacios donde me muevo y me sitúo,
fórmate, para que me regales un abrazo generoso, sin protocolo: dame un fuerte
abrazo si tienes oportunidad porque esa es la mejor manera, la que más me
gusta para decirle a nuestros seres
queridos cuanto los queremos, pero si no tienes tiempo para localizarme no te
preocupes porque de todas maneras tu estas presente en mis oraciones. Así sea.
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