jueves, 30 de junio de 2016

Celebremos con gusto señores.


Columna: Déjame que te cuente

Por Sergio M. Trejo González

Así es la vida, ya la conozco: Rueda en la vida, nunca te sientas perdida... algunas veces estarás abajo pero luego estarás arriba. Nunca en un mismo lugar. Es, la existencia el camino de aquel que siempre camina y todos con diferente estado de ánimo llegaremos al mismo lugar. El año pasado me la pase vagabuendeando durante todo el mes de junio… Ahora no salí ni a Oluta. ¡No importa! he dicho, lo sostengo y lo repito, que celebro mi cumpleaños, como venga. Eso si los días 30 de junio, ni antes ni después. Así ha sido y así será, con las extrañas versiones, y en los renglones originales que se presenten. Por ahí tengo un frasco de rompope, un litro de leche, azúcar, vainilla… a la licuadora y ¡Zas! ya tenemos un buen Choco Milk, para brindar.
Acostumbro, entiéndase del asunto, desde hace muchos años, celebrar y cantarme a mí mismo… La novedad es que ahora que las circunstancias resultan completamente diferentes a las del año pasado. Para comenzar no hay dinero. Bueno, nunca tengo así que digamos ¡que bruto, como tengo dinero! pero la llevo tranquila en la juta medianía de mi  clientela medio difícil, dura. Ahora de plano se cayeron mis finanzas a la superficie. Mi capacidad de consumo gatea en la inopia. Un bellaco billete de a cincuenta  me acompaña y me convierte en mago de la papiroflexia, intentando definirlo: Tan antidemocrático e inicuo. “Tú, dinero, elegante y ausente sin ser consciente de ilusionarme en sueños trastornando mi mente. tú, con tu circulación indiferente haciendo que la gente sea como estatuas inertes ante la vida que desprendes y es que nunca te he tenido, solo te asomas, me das vueltas para que continuamente te haga de menos en una locura que me imagina desearte con la misma ansiedad que otros, muchos que por tenerte ofrecen todo, hasta la tranquilidad”. Hoy no hay nada de lo que teníamos para celebrar con cierta generosidad… Me queda la dicha de haberte besado. Me queda el recuerdo de nuestro pasado. Me queda el dolor de haberte perdido. Me queda el amor de haberte tenido, me queda mi realidad y mis sueños….
No crea usted nada, tengo muchas cosas hermosas por las que doy gracias a Dios: te agradezco señor.

No sé, por donde andaré, es jueves, día de trabajo, de quincena y graduaciones, pero si tienes suerte y me encuentras por algún recoveco de los espacios donde me muevo y me sitúo, fórmate, para que me regales un abrazo generoso, sin protocolo: dame un fuerte abrazo si tienes oportunidad porque esa es la mejor manera, la que más me gusta  para decirle a nuestros seres queridos cuanto los queremos, pero si no tienes tiempo para localizarme no te preocupes porque de todas maneras tu estas presente en mis oraciones. Así sea.

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