Joel Vargas
Los políticos
trabajan haciendo política.
En los tiempos
de este momento histórico se tiene la impresión que los veracruzanos solamente
nos dedicamos a hacer política.
Los campesinos
no siembran nada, con recurrente frecuencia son convocados o visitados por
políticos, para persuadirlos y subirlos al carro de sus propios intereses.
Los estamentos
diversos de la productividad son interferidos por la política veracruzana en
expansión. Todo mundo quiere ser político o, al menos, estar cerca de los
escenarios políticos.
Hasta los
veracruzanos más despistados saben que el mejor negocio en México es la
política.
Que la política
proporciona riquezas.
Todos los
políticos quieren dejar de ser pobres, para no ser un pobre político.
Lo grave
estaría en que todo el aparato gubernamental dejara de trabajar al máximo
rendimiento por satisfacer sus vocaciones políticas.
A que amainaran
sus programas.
Que aflojaran
el paso.
Que abandonaran
sus tareas.
Que no
atendieran las bases sociales que exigen soluciones.
Nadie tiene
derecho comprado para abandonar arbitrariamente sus tareas fundamentales para
dedicarse a la efervescente política veracruzana cuyos maremotos son producidos
por la codiciada gubernatura de dos años.
Quien así lo
quiera debe renunciar a sus responsabilidades y dedicarse de tiempo completo a
hacer política.
Resulta
interesante la embrujada gubernatura de dos años.
Sólo son 24
meses de poder.
96 semanas de
gloria o de infierno, según como quede Veracruz.
730 días de
probar el néctar del máximo poder en Veracruz y pasar a la historia.
A la historia
buena como mago inigualable que lo arregla todo sólo con su voz o con un soplo
mágico.
O a la historia
negra y concupiscente donde naufragan las obscuras degradaciones de la conducta
humana.
Sería una gran
tragedia para Veracruz llevar al poder a una persona sin escrúpulos, ambiciosa,
terriblemente confundida creyendo que Veracruz es de su propiedad y que sus
bienes incuantificables son la herencia de su estirpe.
En un congreso
nacional de maestros pregunté a un entrañable amigo, político profesional
dentro del SNTE y que hoy radica en Xalapa, satisfecho de su vida pública y
sindical.
¿Realmente
deseas un cargo dentro del comité nacional?
Me respondió
con toda sinceridad:
No lo deseo, lo
ansío.
Y su
inteligencia y lealtad lo llevaron a un importante cargo.
En Veracruz
tenemos los siguientes personajes políticos que desean (¿ansían?) la
gubernatura de dos años.
José Francisco
Yunes Zorrilla.
Héctor Yunes
Landa.
Tomás Ruiz
González.
Miguel Ángel
Yunes Linares.
Juan Bueno
Torio.
Gerardo Buganza
Salmerón.
Alguna vez don
Jorge Guillén Ortiz, que era Director General de Educación Primaria en
Veracruz, presidía una reunión de trabajo con un centenar de supervisores
escolares.
Muy quedo me
dijo al oído:
Si a estos
señores los metiéramos a una licuadora y los licuáramos saldría pura caca.
Me incomodé
porque los señores eran parte de mi sindicato.
El recuerdo me
quedó.
Y Hoy pregunto
con incertidumbre.
¿Sí licuáramos
a los prospectos a gobernador qué saldría?
Seguramente
inteligencia, orden mental y espiritual y un profundo veracruzanismo.
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