lunes, 1 de junio de 2015

Acayucan está de luto, murio don Romeo Béjar Hernández "Mr. Fiesta"


Don Romeo Béjar fue rey del carnaval de Acayucan en el 2010.


DÉJAME QUE TE CUENTE…
 Por Sergio M. Trejo González.
In memoriam.
“Hace un par de semanas me di a la tarea de garabatear un ensayo que condensara la vida de uno de los hijos predilectos de Acayucan: don Romeo Béjar Hernández, con la idea de publicarlo el día de su cumpleaños que fue precisamente el pasado 28 de enero. Recordé que durante mi niñez lo relacionaba como pariente de un michoacano que mis padres llamaban tío, por ser originario del mismo pueblo que mi abuelo José González Collazo. De Cotija, pequeña ciudad mexicana de occidente. Tierra de pintores, cantantes y señores; de santos, poetas y trotamundos. Aquel vecino se llamaba Emilio Béjar, tenía la cantina, predilecta de don Mundo Pérez y Diego Fernández, en la esquina de Pedro Carvajal y La Peña, en mi barrio de Cruz Verde. Romeo Béjar en verdad resultaba ser el sobrino de tío Emilio, quien junto a su nieto Enrique eran gente apreciada por mi familia; por eso llamaba nuestra atención don Romeo, caballero, simpático y educado, que nos saludaba con singular alegría a bordo de un poderoso Maverick, conducido invariablemente con parsimonia y prudencia durante muchísimos años, tantos que pasó por todos los colores del arcoíris antes de llegar al deshuesadero.

Pero bueno, el asunto es que terminé de escribir para el aniversario de don Romeo la columneja de marras, en mi deseo de que se insertara puntualmente en algún diario donde me favorecen con cierto espacio, pero por algún malabarismo, prestidigitación o trampa, se extravió mi USB. Se perdieron, también, los apuntes guardados en mi gaveta ¡malhaya sea! No sé cómo suceden estas cosas, escribir es la mejor manera de expresar toda la admiración que llevo acumulada. Trataba de formular mi testimonio sobre una persona que me parece sumamente agradable. No sé cómo se pudo esfumar ese material. Tarde me arrepentí de no haberlo guardado adecuadamente, a pesar de las ventajas tecnológicas que se tienen en la actualidad. Se me traspapelaron los apuntes y cuando quiero recordar los detalles me traicionan mis neuronas y ¡no sale! Ahora siento que quiero y debo reconstruir mi entrega con la finalidad de cumplir mis deseos iniciales.
Quiero volver a escribir, recuperar lo que de repente escapó de mis alcances. Don Romeo Béjar Hernández es un personaje urbano, sencillo y neutral. De aspecto mediano, llenito y ligero; de mirada chispeante y expresiva; ataviado por sus camisas de colores que son el uniforme para las pachangas. Es de igual manera un señor, respetuoso y respetable, dueño de una muy correcta algarabía, permanente y contagiosa. Nació provisto de una especie de carrocería blindada para rechazar cualquier agresión o provocación. Su carácter resiste todo gesto de tristeza. Su sociabilidad y buen humor de ninguna manera trastoca su sentido de la realidad y mucho menos su sentido de la ubicación, para percibir las condiciones, diferencias y los extremos, de cada momento. Su semblante observa en todo momento serenidad, sinceridad y sensibilidad para las circunstancias más difíciles, oscuras y pesadas, Romeo permanece sosegado y ecuánime. Sus valores morales rechazan toda crítica estéril y su persona es el ejemplo de amabilidad sin límite…      esperado siempre por sus amigos, que nos deleitamos con su plática amena y placentera.  Como parte de su personalidad carismática camina cotidianamente, con su inigualable sonrisa, saludando a todos, sin distingo, pues ha sido amigo de celebridades de la vida bohemia, cultural, empresarial, deportiva y política de nuestra ciudad, cualidades que le merecieron ser nombrado Rey del Carnaval Acayucan 2010. Hombre de mucha fe, creyente y religioso, Romeo, guarda celosamente los mandamientos de nuestra Santa Iglesia con pulcra fidelidad. Localizado desde hace rato en la calle Negrete, con su Maurita por un lado, nos recibe con la cortesía de siempre, para mostrarnos documentos varios que contienen imágenes, nombramientos, reconocimientos. Ahí está don Romeo con la Chiquitibum, con Ray Coniff, con Franco de Vita, con Victorino y con Kalimba en una envidiable galería de fotos y de pruebas que evidencian su trayectoria. Referencias que se conservan en las paredes, vitrinas y mesas pletóricas de suvenires de todas partes.
Aprovecho para felicitarlo ahora que cumple sus primeros 82 años de edad. Es el último de los hermanos, hijos de don Francisco Béjar Maldonado y de la señora Guadalupe Hernández Fernández. No me pierdo la oportunidad de provocar su charla con la que nos instruye sobre el devenir y la transformación de Acayucan. Romeo nos ilustra sobre cómo fueron tomando forma y nombre las primeras calles de nuestra ciudad y de sus actividades como administrador de su negociación de billares “Oriente”, con expendio de bebidas a un costado, en lo que ahora es la calle Marco Antonio Muñoz y la Ocampo. Lugar donde tuvo alguna vez su domicilio y de donde se entabló en las actividades del Club de Leones, recibiendo todas las membresías habidas y por haber y desarrollando cumplidamente las acciones de servicio encomendadas, para luego viajar hacia muchas partes del planeta, principalmente los hermosos lugares de la costa mediterránea, llevando su gracia y enriqueciendo su jiribilla, que se desborda en cuanto suenan los acordes de cualquier composición cadenciosa.
Si la ocasión amerita don Romeo salta al estrado para cantar con orgullo aquel legado de Agustín Lara. Porque Romeo en verdad que nació con la luna de plata y nació con alma de pirata, Romeo Béjar ha nacido rumbero y jarocho, trovador deveras, pero no se fue en definitiva de nuestra tierra, sale únicamente a recorrer el mundo pero regresa porque tomó agua de Temoyo. Aquí lo queremos, aquí lo necesitamos. Aquí lo bautizó el inolvidable Román Quiñones Domínguez como  “Míster Fiesta”...”
Eso escribí, hace unos días, que se fueron muy rápido. Sabíamos de los  padecimientos de don Romeo; pedíamos en nuestras oraciones al todopoderoso, nos lo conservara, bailando, en la comprensión de que cuando ese señor bailaba su propósito no era “llegar a un cierto lugar del suelo, sino disfrutar cada paso que daba”. Cifro este último párrafo en complicación de tiempos porque me entero, sin confirmar todavía, que don Romeo se ha marchado y eso… la pérdida de alguien como él es causa de consternación. Agradezco a la vida haberme dado el privilegio de transitar un regular tramo de nuestro sendero con don Romeo Béjar. Su recuerdo pone luz en la penumbra de esta oscuridad que ahora nos envuelve por su despedida… no tengo palabras para llegar hasta doña Maurita, y a todos quienes le quisieron entrañablemente, para ofrecerle con el corazón en la mano, mi solidaridad y la franqueza de mi condolencia.

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