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Migrantes exigen garantías a su paso por México. Foto: Octavio Gómez |
MÉXICO, D.F. (apro).- Los sacerdotes y defensores de los
derechos humanos de los migrantes Alejandro Solalinde, Tomás González y
Pedro Pantoja anunciaron que viajarán mañana a Tepic, Nayarit, con el
fin de visitar al migrante hondureño y afrodescendiente Ángel Amílcar
Colón y exigir a la PGR que se desista de los cargos en su contra.
Al reunirse hoy en el Centro Prodh en esta capital, también
destacaron que el jueves 9 viajarán a Ayotzinapa, en Guerrero, para
platicar con las familias de los normalistas desaparecidos y “tocar las
entrañas de la injusticia”, informó Pedro Pantoja.
Colón Quevedo se encuentra recluido desde hace cinco años en el
Centro Federal de Readaptación Social 4 de Tepic. Según el Centro Prodh,
el indocumentado fue detenido mientras esperaba en una casa de Tijuana,
Baja California, que el “coyote” que había contratado lo pasara a
Estados Unidos, y posteriormente fue acusado de delitos que no cometió.
Durante estos años de encierro fue víctima de tortura y todavía no ha
sido juzgado en primera instancia, por lo que Amnistía Internacional lo
considera “preso de conciencia”.
“Este hermano es un símbolo de los miles que están detenidos en las
cárceles”, dijo fray Tomás, fundador del albergue de migrantes La 72, en
Tenosique, Tabasco.
Según un informe que dio a conocer el Centro Prodh en septiembre,
unos mil 219 migrantes centroamericanos se encontraban presos en México
en 2013.
Los religiosos condenaron con mucha severidad al Estado mexicano por
su “agresiva política migratoria que protege a los actores criminales
–tanto del crimen organizado como de los servidores públicos–”.
Así, Gabriela Morales, integrante del Centro de Derechos Humanos Fray
Matías de Córdova, en Chiapas, aseveró que el enfoque de seguridad
nacional que adoptó el gobierno federal para abordar el tema migratorio
generó un ambiente de xenofobia y de rechazo entre las autoridades y los
propios mexicanos.
“El olor del miedo”
En México, “cada migrante (indocumentado) es sumamente humillado,
tratado como mierda”, se indignó Padro Pantoja, fundador de la Casa del
Migrante de Saltillo.
Y explicó: “A unos migrantes que conocí, (las autoridades) les
detuvieron y les encerraron en los escusados. Aquellos protestaron por
el mal olor. ‘Mierda: es lo que son ustedes’, les contestaron los
policías”.
Asimismo, reveló que, al subir a los autobuses en Tabasco, vio a un
agente migratorio, quien olía a los pasajeros “como perro rabioso”.
Cuando el sacerdote le preguntó por qué actuaba así, el uniformado
contestó: “Yo soy capaz de detectar los migrantes a su olor, no por él
de su cuerpo, sino por el olor del miedo a ser descubiertos”.
“La política migratoria de México representa una traición histórica contra lo que es un trato humano”, acusó el sacerdote.
“Los migrantes no sólo padecen violaciones a sus derechos humanos en
sus países, sino aquí también: sufren masacres, torturas, secuestros y,
además, la prisión”, denunció fray Tomás González.
Y Alejandro Solalinde, de la Casa de Migrantes Hermanos en el Camino,
en Ixtepec, Oaxaca, aseveró que las cárceles representan un lucrativo
negocio para los servidores públicos, particularmente en el caso de los
prisioneros cubanos.
El sacerdote atestiguó que, debido al miedo de la deportación, los
detenidos originarios de la isla reciben la visita de abogados del
Instituto Nacional de Migración (INM), quienes les proponen la libertad a
cambio de tres mil dólares. Sin embargo, la propuesta resultó en un
engaño, ya que los cubanos terminaron siendo deportados después de haber
pagado.
Luego recordó que su organización ya interpuso más de 250 denuncias
contra policías, funcionarios públicos y hasta contra el extitular de la
SSP federal, Genaro García Luna. Todas se encuentran bajo reserva,
deploró.
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