Columna: TEXTO IRREVERENTE
Por Andrés Timoteo
Jueces federales negaron el amparo a la columnista y presa política, Marijose Gamboa, quien deberá seguir en la celda de castigo donde la tiene el gobernante Javier Duarte de Ochoa y en severo riesgo de ser agredida por los amigos inconfesables del vocero estatal, Alberto Silva Ramos, que moran en el penal de Tuxpan. Un tema duro pero no extraño pues Marijose y su defensa están peleando en un terreno disparejo donde la ley se somete a voluntad del poderoso y todo un aparato estatal se vuelca contra ellos. La compañera continuará encarcelada hasta que su caso obtenga sentencia. ¿Qué se puede hacer?. La clave es la resistencia.
Marijose debe continuar dando ejemplo de resistencia, lleva casi dos meses haciéndola, sometida a un castigo por enfrentarse a un gobierno de corruptos a los que no les gusta la prensa libre. Ella está en una situación inédita en los tiempos actuales de Veracruz pero que tampoco es nueva en la historia de la humanidad. Todos los tiranos han perseguido y encarcelado a las voces discordantes. Marijose es una prensa de conciencia y el ejemplo de resistir deberá mantenerlo. A ella la exhibe Duarte como trofeo personal y a la vez un mensaje para todos, sean periodistas o no, que advierte que emitir críticas a su gobierno puede llevar a la cárcel.
El filósofo estadounidense Per Herngren en su manual “El Camino de la Resistencia” habla precisamente del testimonio que se tiene que dar desde la prisión, uno de los destinos de quienes optan por la desobediencia civil, la cual no solo no solo es salir a las calles a protestar, tomar plazas o dejar de pagar impuestos sino también oponerse a la mentira, a la corrupción y a la falta de integridad desde otras trincheras. Marijose desobedeció con su pluma y por eso está sometida a escarmiento. Hoy la sociedad necesita más que nunca, dice Herngren, a esas personas que den muestra del valor de la residencia, que prueben con hechos de vida su decisión de no aceptar que los corruptos y los impresentables hagan de las suyas sin que nadie lo señal.
Marijose, pues, está en plena batalla defender sus convicciones y su resistencia desde la prisión tendrá que dar frutos tarde o temprano: será el recordatorio de cómo se pervirtió la justicia en Veracruz en el intento de acallar a una pluma crítica. Y en este asunto salta una cosa que obliga a la reflexión gremial, la falta de solidaridad de muchos colegas. Claro, no solidarizarse es su derecho, nadie los puede obligar a defenderla, pero atacarla por mandato y ensañarse es asunto aparte. A muchos de sus detractores , Marijose les representa lo que nunca han hecho ni harán.
Qué triste es para un periodista no haber arriesgado nada para defender su oficio: decir la verdad. Llegar a viejo y no tener algo digno para contar de lo que fue su aportación a las libertades. Muchos de los que hoy saltan de contentos por el castigo que el duartismo impone a Marijose nunca se han arriesgado por un ideal, nunca se animaron a defender una causa, nunca dejaron la comodidad de vivir a la sombra del poderoso. Qué frustrante será llegar al retiro y solo tener como anécdotas valiosas la repetición de la versión oficial y "darle la vuelta" al boletín gubernamental. Eso es acabar con un vacío espiritual, como escribió el poeta chileno Pablo Neruda de aquellos que nunca arriesgan lo seguro por lo incierto para ir detrás de un sueño.
En fin, allá ellos. Y como Marijose hoy necesita fortaleza espiritual para mantener la cátedra de resistencia, va un fragmento de otro poema, “Paz en la tormenta”, que también fue convertido en canción –esperando que lo pueda leer o alguien se lo platique-. “Cuando lloras por las veces que intentaste…/ Y tratas de olvidar las lagrimas que lloraste. / Solo tienes pena y tristeza/ y el futuro incierto espera./ Puedes tener paz en la tormenta. / Fe y esperanza cuando no puedas seguir. /Aun con tu mundo hecho pedazos/ el amor guiará tus pasos/ y tendrás paz en medio de la tormenta”. (Tomado de Notiver)
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