•La frivolidad de “Los niños de la infidelidad” está acabando con el Plan Estatal de Desarrollo 2011-2016
Por: Luis Velázquez
Veracruz, México; 21 de mayo, 2014.--
Si un factor está acabando con “Los niños de la infidelidad” y el Plan
Estatal de Desarrollo 2011-2016 es la frivolidad. También, la
inexperiencia en el campo de batalla.
Los arranques juveniles, a partir de la
bipolaridad y de estar ejerciendo el poder con el hígado, las vísceras,
el corazón y hasta el sexo, despreciando por completo el uso racional de
las neuronas.
Y por supuesto, la falta de derrotas en su vida pública, pues las derrotas, lo dice el viejo del pueblo, es lo único que enseñan, más allá de las maestrías y doctorados y diplomitas, incluso, más allá del doble doctorado en la Universidad de Harvard, campus Nopaltepec. Ellos se brincaron dos generaciones para ascender al poder y cuando llegaron cuando menos lo esperaban, rodeados de barbies y mujeres fáciles, también se enmarañaron en las mieles del poder. Y por eso, como en ningún gobierno de Veracruz, han llegado al cuarto año del sexenio en el descrédito. Y lo peor, con la sucesión anticipada del candidato priista a gobernador, lo que de acuerdo con el sistema político tricolor del siglo pasado resulta inverosímil, pues quien se movía, nunca, jamás, aparecía en la foto. Tantito peor cuando, y por ejemplo los priistas de otras generaciones, fuera por ahora del banquete, siguen, digamos, envenenando los corazones y las conciencias de que a “Los niños de la infidelidad” ya se los llevó el carajo, con tanta inseguridad de norte a sur de Veracruz y con una deuda pública creciente y multiplicada a decibeles incalculables. Incluso, y así como ha ocurrido en Michoacán, Guerrero, Morelos y Tamaulipas, entre otras entidades federativas, los profetas del desastre duartista hablan de que en Veracruz se requiere un Comisionado federal para rescatar la paz y la tranquilidad perdida. Grave, porque la desigualdad social, económica, cultural y de salud crece, imparable, en la tierra jarocha, y la migración del campo y las ciudades a la frontera norte y Estados Unidos, y el desencanto y el irrespeto a la elite gobernante. Solo ellos, “Los niños infieles”, siguen creyendo que el mundo es color de rosa porque en cada una de las 2,500 comunidades y 212 municipios de Veracruz hay una familia con un pariente, un conocido, un vecino, secuestrado, desaparecido, torturado, cercenado, decapitado, asesinado y arrojado a una fosa clandestina y/o a un pozo artesiano dado de baja.
UN MUNDO DE FRUSLERÍAS Y PUERILIDADES
Revísese el pasado inmediato de la frivolidad sexenal.
Declaraciones absurdas, mesiánicas,
populistas y demagógicas a la prensa, como por ejemplo aquella de que
apenas tomé posesión como tercer procurador de Justicia… “los carteles
huyeron de Veracruz”.
O aquella de la candidata a diputada
local, Ana Guadalupe Ingram, de firmar ante el notario público, Israel
Ramos Mange, de Alvarado, que apenas tomara posesión nunca, jamás,
dejaría inconclusa la curul para brincar, como trepadora, a otro cargo
público.
O aquella de que tanto el PAN como el PRD “son míos”.
O la del secretario de Desarrollo Económico de que “Veracruz será potencia económica mundial”.
O la otra del secretario de Turismo de que Veracruz “es líder del turismo de aventura en América Latina”.
Pura mendiga frivolidad. Palabras ligeras y livianas. Insustanciales y vacías. Frusleras y pueriles.
Lo peor del asunto para los 8 millones
de habitantes de Veracruz es, por un lado, que ellos creen sus mentiras y
hasta se aplauden unos a otros.
Y por el otro, que dados los años
vividos en el ejercicio del poder, los asesores del sexenio próspero
(Enrique Jackson, Carlos Brito, y el jesuita Rubén Aguilar Valenzuela,
aquel de “lo que el presidente quiso decir”, también conocidos como la
generación de “Los vi-vis”, guardan silencio, callan y, por tanto,
solapan.
Total, Jackson es originario de Nayarit. Aguilar, sonorense.
Y el destino social, económico, cultural y político de Veracruz les vale.
Ningún otro sexenio jarocho ha incurrido
en tanta frivolidad como el duartista, donde lo importante es el
valemadrismo, dejarse la barba, pintarse el pelo, darse manicure,
depilarse la ceja, aplicarse cirugías plásticas, hacerse liposucciones,
tener hasta diez mascotas para jugar con ellas en la playa, coleccionar
barbies, subvencionar bubis y pompis a sus reinis con cargo, sin duda,
al erario, cortarse las venas a nombre de los pobres entre los pobres,
desfilar en la pasarela mediática, comprarse un departamento lujoso
frente al Golfo de México y construirse una mansión de cuatro pisos, con
dos elevadores, dos salas de cine, un campo de futbol techado y once
baños.
“Los niños infieles” significa el peor daño, el más terrible, que Fidel Herrera ha causado a los 8 millones de habitantes de Veracruz, como si el góber fogoso hubiera querido así vengarse de cada familia, de cada hogar… |
miércoles, 21 de mayo de 2014
Posdata: El peor daño de Fidel Herrera a Veracruz
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