•El más ostentoso… •Le falta un campanazo
Por Luis Velázquez
Veracruz. 24 de Mayo de 2014.-I El caso de Jorge Alejandro Carvallo Delfín, originario del estado de México, es un caso atípico en la política local.
En Veracruz ha sido todo. Presidente del CDE del PRI. Diputado local. Secretario particular de dos gobernadores. Secretario de Desarrollo Social, lo que pocos, excepcionales jarochos, alcanzan en un par de sexenios. Pero, además, es un político con una gran disciplina económica y financiera, ahorrativo, que por lo pronto, y a reserva de mayores sorpresas, es dueño de las siguientes propiedades según la fama pública: Uno. Un rancho ganadero en la sierra de Papantla, a la altura de Coyutla, según ha reiterado en varias ocasiones Raúl Díaz Diez, delegado de la Secretaría de Educación en 22 municipios alrededor del puerto jarocho, y quien lo conociera a profundidad cuando ambos coincidiera en el PRI estatal. Dos. El equipo de béisbol Los brujos de San Andrés. Tres. Una flotilla de trailers y transportes de carga en el estado de México. Cuatro. Una residencia de unos diez millones de pesos comprada en la avenida principal de San Andrés Tuxtla al dueño del hotel La finca. Cinco. Una residencia de unos 15 millones de pesos comprada en el Club de Golf de Xalapa al exsecretario de Comunicaciones, director de la CAEV, el perredista y panista y priista, Francisco Valencia. Por eso, y otros servicios a la patria, la cúpula gobernante lo está considerando para la candidatura priista a diputado federal el año entrante. Así, la SEDESOL jarocha llegará al cuarto titular, iniciado con Marcelo Montiel Montiel, seguido por Alberto Silva Ramos y ahora con Carvallo.
II
El biógrafo de Carvallo asegura que cuando llegó a Xalapa en la candidatura de Fidel Herrera para gobernador traía un Volkswagen viejito y, bueno, por eso mereciera el reconocimiento de Carlos Slim, el hombre más rico del mundo. Y más porque su alto manejo financiero le ha permitido, entre otros placeres de la vida, operarse la nariz y aplicarse una liposucción en la panza. Más aún, financiar, según la fama pública (lo que el contribuyente se resiste a creer) las bubis y las pompis plásticas de una amiguita, pues, ni hablar, tiene el mismo gusto que Silvio Berlusconi, que también auspiciaba operaciones plásticas para sus chicas, se ignora (ha de ser) con cargo al erario público. En fin, Carvallo se ha perfilado como uno de los discípulos más eficientes del góber fogoso, bueno para el billete y súper bueno para la enagua.
III
En su tránsito jarocho, Carvallo ha desempeñado cinco cargos públicos. Y por eso mismo habría de preguntarse el beneficio social, económico, cultural y político que ha generado, digamos, para los 8 millones de habitantes de Veracruz. En todo caso para un poblado en concreto y específico al que con su trabajo político haya enaltecido la calidad de vida cotidiana. Y, bueno, el contribuyente que paga impuestos en la tierra jarocha quedaría sorprendido si, como se vislumbra, descubriera que Carvallo sólo forma parte de la elite priista en el poder sexenal como uno de “Los niños de la infidelidad” con el mismo objetivo que todos. Es decir, enriquecerse lo más pronto posible y más, mucho más que todos. Por lo siguiente: la terrible y espantosa desigualdad social y económica y cultural permanece en Veracruz, incluso, con peores resultados. La migración del campo y las ciudades a Estados Unidos se ha disparado porque la población sigue atrapada en la pobreza y la miseria y el desempleo y en la baja calidad educativa y en materia de salud. Y ni se diga, claro, en la in/se/gu/ri/dad. Sería difícil, pues, encontrar un asidero social y económico y cultural para explicar con hechos y resultados el servicio de Carvallo a los habitantes de Veracruz.
IV
En un balance del gabinete legal y ampliado, habría de verse el espacio ocupado por Carvallo ante los demás “Niños de la infidelidad”. Quizá quedaría en un empate técnico y económico con, digamos, Érick Lagos Hernández, secretario General de Gobierno. Acaso ganaría a su vecino distante en el Club de Golf de Xalapa, Adolfo Mota Hernández. Podría, quizá, por un pelito rebasar a Juan Antonio Nemi Dib, secretario de Salud, quien se ha construido fama pública de un político impoluto, honesto a prueba de bomba. Quizá el secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita, con sus entre 50 a 60 policías que lo cuidan, más los 70 policías que blindan su residencia en Xalapa, y su cadena hotelera y su rancho con animales exóticos, lo rebasaría. Sin ninguna duda sería rebasado por el exsubsecretario de Finanzas y Planeación y exoficial Mayor de la Secretaría de Educación, el tamaulipeco Gabriel Deantes con su “Villa Meona”, la mansión de cuatro plantas en el fraccionamiento Las ánimas, de Xalapa, donde construyó 11 baños, dos salas cinematográficas (una para los niños y otra para los adultos), dos elevadores (uno para los niños y otro para los adultos), y un campo de fútbol techado. Gabriel Deantes, tamaulipeco, y Jorge Carvallo, mexiquense, pareciera que han salido aprobados con mención honorífica en su estilo personal de “ordeñar la vaca” como gusta decir el cuarto secretario de Infraestructura y Obra Pública, el también impoluto Gerardo Buganza Salmerón. Así, la semana termina, no obstante, con el procurador de Justicia, Luis Ángel Bravo Contreras, con el récord Guiness a partir de su genial ocurrencia de que en el transcurso del año ha rescatado a 186 personas secuestradas y desaparecidas y en cuya presentación ante la prensa hasta alquiló a una plañidera para que llorando abrazara al gobernador. Esa política estaría faltando a Carvallo para quedar como invicto… |
sábado, 24 de mayo de 2014
Escenarios: La riqueza de Carvallo
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