domingo, 2 de marzo de 2014

Historia de una pifia duartista



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*Despapaye armado con el impuesto predial
 
•El vocero del gobierno de Veracruz reaccionó 72 horas después; pero “madrazo dado… ni Dios lo quita”
•El diputado Francisco Garrido se desmintió a sí mismo
•El góber debió salir en su defensa, mientras su gabinete político guardó silencio
Luis Velázquez
 
Veracruz. 2 de Marzo de 2014.-Con todo y que el antes “Cisne”, ahora “Pavo/real”, Alberto Silva se ha perfilado como un político mediático, diestro y experto en las artes marciales de la prensa, la propaganda y la publicidad, desde el martes 25 de febrero al sábado primero de marzo se enfrentó a su primer Waterloo como vocero.

Y, ni hablar, una vez más quedó mostrado que “al mejor cazador (si así fuera) se le va… la liebre”.
La historia comenzó en efecto el 25 de febrero, alrededor de las 11 horas, en el palacio Legislativo de Veracruz, con sede en Xalapa, en la oficina del diputado Francisco Garrido, cuando citó a rueda de prensa para anunciar la buena nueva entre el gobierno de Veracruz y los 212 alcaldes.
Es decir, que la LXIII Legislatura analizaba que a partir del año 2015 el duartismo se quedara con el impuesto predial y de plano se lo arrebatara a los ayuntamientos para así planificar mejor, mucho mejor la obra pública.
Con la noticia en la mano (“oro molido” diría Salvador Manzur Díaz a propósito del Ranulgate), los diaristas treparon de inmediato la declaración en los periódicos digitales y al otro día, miércoles 26 de febrero, caminaría de norte a sur en la prensa escrita.
Incluso, en la misma noche del miércoles sería noticia estelar en algunos noticieros televisivos.
Para entonces la noticia circulaba ya en una parte de la prensa defeña y aparecía en el portal de la agencia noticiosa Apro, filial del semanario Proceso, como una de las noticias principales del día.
El jueves 27 de febrero la noticia seguía causando escozor y haciendo mella en el gremio reporteril, de tal forma que la tropa entrevistó al presidente municipal jarocho, el priista de todos los tiempos, Ramón Poo Gil, y cuestionó, sin rodeos ni ambages, el atropello constitucional que significaba el hecho.
El mismo jueves, 48 horas después de la conferencia de prensa del diputado del AVE del exdantista Alfredo Tress y del expanista Manuel Espino, ideólogo de Fidel Herrera, “los chicos de la prensa” se fueron a la yugular de Miguel Ángel Yunes Márquez, alcalde de Boca del Río, quien de plano hablara de interponer una controversia constitucional en la Suprema Corte de Justicia de la nación.
Es más, y según las versiones, Miguel Ángel Yunes Linares, diría: “Duarte me está ayudando a ganar la gubernatura en el año 2016”.
Es más, el asunto sería llevado hasta el seno de la Cámara de Senadores, a través de su hijo, el senador Fernando Yunes Márquez, para ver si levantaba una nueva protesta en contra del duartismo, de igual manera como, por ejemplo, en la Cámara de Diputados los 500 diputados federales guardaran un minuto de silencio por el secuestro, asesinato y sepultura en una fosa clandestina del reportero policiaco y fotógrafo de eventos sociales familiares, Gregorio Jiménez de la Cruz, de quien, por cierto, ahora parece que ya nadie se acuerda.
REACCIÓN TARDÍA
Fue entonces, cuando ni hablar, hasta el viernes 28, cuando la posición de los alcaldes jarocho y boqueño navegaba en los medios, ocurrió la primera reacción del secretario de Finanzas y Planeación, Fernando Chárleston junior, para desmentir al diputado Francisco Garrido, porque se trataba, digamos, “de una ocurrencia”, ni siquiera genial, como aquella del desempleo a la que se refiriera Pedro Aspe Armella en el salinato, como secretario de Hacienda y Crédito Público.
Peor tantito, el mismo operativo de Chárleston para desmentir el hecho cumplió al pie de la letra el mismo legislador, quien habló a varias estaciones de radio para desdecirse a sí mismo, culpando a la prensa, como siempre ha ocurrido desde Adán y Eva en el paraíso, de haber tergiversado su declaración, cuando, caray, hay una grabación de por medio de su pifia, resbalón, ocurrencia o desliz, como se le quiera llamar.
Es más, la versión había llegado a su punto clímax… por encima del carnaval jarocho, de tal forma que el sábado 1 de marzo, en un cafecito en La Parroquia, 205 años, en Boca del Río, el gobernador Javier Duarte debió enfrentar “el toro por los cuernos” para aclarar paradas, una vez más, al diputado Pancho Garrido.
Así, y por ejemplo, comparó la vacilada de que el gobierno de Veracruz pretendía quitar el impuesto predial a los alcaldes… con que de pronto entre todos pescaran una sirena y la quisieran repartírsela en cachitos.
Pero el madrazo ya estaba consumado. Y como asegura el dicho ranchero: “Madrazo dado… ni Dios lo quita”.

GRAN PIFIA DE LOS DUARTISTAS

Sin embargo, la bitácora de la versión desde su inicio el martes 25 de febrero hasta la parte estelar el sábado primero de marzo en el cafecito se relata por la siguiente manera:
La dirección de Comunicación Social y vocero del gobierno jarocho reaccionaron a “la vacilada” del legislador del AVE… hasta 72 horas después; en tanto aplicó el principio francés de “dejar hacer y dejar pasar” y el fallido y erróneo anuncio fue creciendo como una “bola de nieve” resbalando en la pendiente, sin que “El cisne” actuara con prontitud.
Y cuando quiso ya era demasiado tarde.
Primero, porque el titular de SEFIPLAN quiso detener el madrazo y su voz y autoridad fiscal y política fue insuficiente, por más que durante 16 años trabajó al lado del estratega panista de todos los tiempos, el economista Luis Pazos de la Torre.
Segundo, porque el mismo diputado se desmintió a sí mismo en la radio y, no obstante, el boomerang siguió creciendo, pues con su actitud quedaba sospecha, evidencia, suspicacia y perspicacia.
Y tercero, porque ni hablar, el mismo gobernador debió salir al frente de la batalla, porque su equipo de gobierno había fallado.
Peor tantito si se considera que a “El cisne” nunca se le ocurrió frenar el tsunami político, fiscal y mediático, pidiendo el desmentido al coordinador de la bancada priista en el Congreso, Juan Nicolás Callejas Arroyo.
Ni tampoco tuvo la iniciativa de mover a los diputados locales miembros de la Comisión de Vigilancia del Congreso para revirar a su presidente, Francisco Garrido.
Ni tampoco visualizó operar con Lady Congreso, Ana Guadalupe Ingram, presidenta de la Mesa Directiva, una precisión de los hechos; incluso hasta con rueda de prensa operaba por la directora de Comunicación Social de la Legislatura, la antigua Barbie de la tía de las reinis, Elizabeth Morales.
Bueno, ni siquiera el secretario General de Gobierno, Érick Lagos Hernández, Eel segundo de palacio, el dos del gobernadorE, responsable de la política interna, miró lejos y se detuvo en el árbol, sin visualizar el bosque.
Una pifia comunicativa más de “El cisne”, quien sólo es bueno para encarcelar en el penal de Pacho Viejo a cuatro trabajadoras acusados de mercenarios del periodismo y a su antecesor, en el reclusorio de Tuxpan, acusado de peculado.
En vez de “El cisne” (apodo acreditado a Fidel Herrera) y de “El pavo/real”, (apodo que él mismo se impuso), Alberto Silva está corriendo el riesgo de quedar reducido a un totol de rancho…

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