CLAROSCUROS
Por Jose Luis Ortega Vidal
(1)
Alberto Silva estará en el
cargo de Coordinador de Comunicación Social durante un tiempo relativamente
corto.
Esta afirmación circula como
verdad dada por hecho en los corrillos políticos de Xalapa.
(2)
¿Por qué ocurriría tal
disminución? Surge la pregunta obligada.
Porque su misión es poner
orden en un área sumamente sensible dentro de la estructura de gobierno, la
cual entró en una crisis sin precedente y sacudió a la estructura misma del
gobierno estatal, se responde.
También –se añade- porque
Silva Ramos se iría como candidato a diputado federal por Tuxpan en el 2015.
(3)
Quedémonos en el tema de
Comunicación Social estatal y su circunstancia actual.
¿Fue realmente así? ¿Se
sacudió la estructura actual del poder en la entidad?
De haber ocurrido ¿qué lo
provocó?
Y si Alberto Silva sólo
estará un tiempo breve en el nuevo encargo… ¿qué trasfondo implica este plan,
en el caso de existir; más allá de la diputación por Tuxpan?
Queden estos
cuestionamientos en el terreno de los pendientes.
(4)
Los mexicanos -y en
particular los veracruzanos- padecemos un problema cultural que suele costarnos
muy caro: amamos la especulación y el periodismo que ejercemos no resulta bien
librado al respecto.
Ahí donde debemos hacer una
pregunta, solemos colocar una afirmación.
En la parte del proceso a la
que corresponde una duda, de inmediato aportamos una conclusión.
A una investigación, nos
encanta sustituirla por una presunción.
¿De dónde llegan nuestra
afirmación, conclusión, “análisis”?
No importa, nadie se lo
cuestiona. Están ahí, a la mano, pertenecen a todos y nadie pierde la
oportunidad de opinar, hablar, reclamar, exigir, gritar, pelear, discutir,
aunque a ciencia cierta no tenga la menor idea sobre qué es aquello que le
conduce a tal actitud.
Basta que comentario en las
redes sociales, o en un artículo o en la TV o la Radio, emitido por un amigo
apreciado o por un desconocido coincida con nuestra apreciación del entorno y
la maquinaria del “dicen”, “es que”, “me lo dijeron”, “es un hecho”, “no hay de
otra”, “ah, no hay lugar a dudas”, etcétera, arranca de inmediato.
(5)
Los comentarios en torno al
futuro de Alberto Silva en sentido estricto corresponden a esa lógica ilógica
muy propia de nuestra cultura.
Remitirse a los hechos como
resultado de una obtención precisa de datos y la comprobación exhaustiva de
éstos, conduce a obtener conclusiones precisas y ello genera decisiones
correctas y menos costosas que las generadas por chismes, especulaciones,
interpretaciones o presunciones.
(6)
Información tan cruel como
determinante –por ejemplo- nos permite afirmar que el periodista Gregorio
Jiménez de la Cruz fue plagiado entre las 7:15 y las 7:30 horas del miércoles 5
de febrero del 2014.
Seis días más tarde: el
martes 11 de febrero, su cuerpo sin vida fue presentado por autoridades de la
Procuraduría General de Justicia del Estado de Veracruz.
De estas afirmaciones surge
un número infinito de preguntas.
Es importante, por ello,
resumir los cuestionamientos en términos de importancia.
Me quedo con tres de las
miles de preguntas y elijo entre los cientos de dudas razonables e importantes.
¿Cómo está –en términos de
seguridad, salud, economía, estabilidad, futuro- la familia de Gregorio Jiménez
de la Cruz a un mes con una semana de su plagio y a un mes de su hallazgo
trágico?
¿Cuál es el avance efectivo
de los procesos de procuración y aplicación de justicia en torno a un asesinato
que sacudió al mundo –afirmación literal-?
¿Cuál es el papel respecto a
la muerte de Gregorio y el presente y futuro de su familia que –desde una
perspectiva de responsabilidad- ha tomado cada uno de los actores de esta
historia: el Estado, las empresas para las que Jiménez de la Cruz trabajó, sus
compañeros de trabajo, colegas, su familia, el entorno social en que se desarrolló;
los millones de preocupados por su desaparición, los medios de comunicación
nacionales e internacionales que –al menos en teoría- convirtieron la noticia
suscitada en Coatzacoalcos en un tema de cuestionamiento ético, moral, legal,
político?
(7)
Si Alberto Silva convierte
su actuación al frente de la Coordinación de Comunicación Social del Gobierno
del Estado en un ejercicio de eficiencia política y en ejemplo de compromiso
político y ético por encima de las mezquindades que acompañan a la cultura
especulativa, habrá valido la pena el enroque que lo llevó de la SEDESOL a la
CGCS.
Una cultura que impulse la
objetividad por encima de las especulaciones, enriquece el devenir social.
Esta clase de razonamientos
y la toma decisiones adecuadas que permite su existencia, ayudan –sin duda- a
responder las dudas como las expuestas en el argumento número 6 de este texto.
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