Luis Velázquez Expediente 2014
Veracruz. 7 de Marzo de 2014.-Quizá
el cacicazgo más fuerte y poderoso que sobrevive de norte a sur de
Veracruz sea el de Heliodoro Merlín Alor, en Cosoleacaque.
Más, incluso, que los Vázquez Parissi y las Vázquez Saut, las hijas del cacique sureño, Cirilo Vázquez Lagunes (QEPD) en el sur de la entidad. Más, incluso, que el cacicazgo de Joaquín “El chapito” Guzmán, en Tantoyuca, en el norte de la tierra jarocha. Más, incluso, que el cacicazgo de Mario Zepahua, en la sierra de Zongolica, con todo y sus más de cien “Adelas”, el servicio de transporte de pasajeros. Más, incluso, que el cacicazgo de Tomás López Landero, en la montaña negra de Zongolica, gracias a que se ha convertido en “El rey de la chatarra”. Más, incluso, que Marcelo Montiel Montiel en Coatzacoalcos, propietario del mayor número de cargos públicos. Más, incluso, que Renato Tronco, ex alcalde y dos veces diputado local, de Las Choapas. Y ni se digan los líderes petroleros de cada demarcación de norte a sur de Veracruz. Y es que en Cosoleacaque, Heliodoro Merlín es el dueño del día y de la noche, de las vidas familiares y ajenas, y por supuesto, y entre otras cositas, del mayor número de cargos públicos, municipales, estatales y municipales. En el siglo pasado, en el sexenio de Fernando López Arias, 1962-1968, el Pedro Páramo de la hacienda Cosoleacaque inició como escolta y chofer de Amadeo González Caballero, entonces el gran cacique sureño, amigo del gobernador, quien lo ungiera presidente del CDE del PRI, época aquella del partido único, faraónico e imperial. Y, bueno, todo aprendió Heliodoro de su maestro, y por tanto, toda su vida ha soñado con reproducir el modelo en su pueblo, y lo ha logrado, hasta con exceso. Por ejemplo… DUEÑO DE TODO… El mismo fue alcalde y su hermano Juan también. Su hija fue alcaldesa y luego diputada y después funcionaria de la secretaría de Desarrollo Social y de nuevo legisladora y ahora, asociada con Vicente Benítez, subsecretario de SEDESOL, ha puesto un periódico, “El democrático del sur”, con miras a ganar una curul en el Congreso de la Unión. Pero además, y durante muchos, muchísimos años, ha impuesto a su familia y amigos y subalternos en la comandancia policiaca, en Tránsito, en la Jurisdicción Sanitaria, en el COBAEV, en todos los cargos que el lector pudiera imaginar. Vaya, su poderío llega a tanto que él mismo reparte las becas estudiantiles otorgadas por la secretaría de Educación. Peor tantito, cuando convoca a su gente para una manifestación, él mismo encarga las pizzas y decide a quiénes dar la mejor tajada. Ni se diga, claro, el manejo patrimonialista de las despensas priistas. Helidoro es aquel que cuando los perros propiedad de su hija Gladys se fueran encima de su esposo y lo mataran, agarró su pistola y los acribilló exclamando la frase bíblica de que “muerto el perro… se acabó la rabia”. El cacique de Cosoleacaque ha de tener como 120 años, pero está vivito, entero, lúcido, y todos en la familia lo miran con santa devoción. LAS PRIMERAS FRACTURAS… La primera fractura contra su cacicazgo la recibió cuando Antonio Benítez Lucho le ganó la elección de diputado federal. Entonces, y en venganza, llena de resentimiento, las versiones indican que Gladys Merlín Castro, la hija rebelde, entrona y bragada, contrató a unos sicarios para quitarle la vida, y por fortuna, salió ileso. Y el coraje era más, porque, y hasta donde pudo, Benítez quiso transparentar y airear y reciclar los cargos públicos que hasta el momento formaban parte de su declaración patrimonial. La segunda fractura fue cuando Cirilo Vázquez Parissi le ganó la elección de la presidencia municipal. Y la tercera cuando el hermano de Cirilo, Ponciano, se quedó con la diputación federal. Por eso, y para recuperar los espacios perdidos, los Merlín se integraron en una alianza con el subsecretario Vicente Benítez, famoso en el país como “El señor de las maletas voladoras”, pues gente del gobernador, les seguirá abriendo la puerta en el gabinete legal y ampliado del sexenio próspero, de igual manera como, por ejemplo, en el fidelato entraron hasta la cocina del góber fogoso a través de Leticia Perlasca, amiga entrañable de Elvia Merlín Castro. “SEÑORES DE HORCA Y CUCHILLO” Resulta inverosímil que casi 50 años después, los caciques como Heliodoro, los Vázquez, los Mario Zepahua, López Landero, “El chapito”, etcétera, sigan dominando pueblos enteros de norte a sur como los llamados “señores de horca y cuchillo”. Cierto, de alguna forma significan los cimientos del PRI en cada región geográfica, pero al mismo tiempo, manifiesta el anquilosamiento del viejo partidazo que todavía hoy requiere de tal oxígeno para mantenerse vivo. Lo peor del caso es que tales cacicazgos se heredan a los hijos, creyéndose dueños únicos y absolutos de cada pueblo. Por fortuna, tarde o temprano llegan otros caciquitos y los tumban, como fuera el caso, por ejemplo, en Catemaco con Jorge Uscanga Escobar, en Santiago Tuxtla con Nemesio Domínguez Domínguez, en Angel R. Cabada con Arturo Hérviz, en Boca del Río con Ramón Ferrari Pardiño, en Coatepec con Adolfo Mota Hernández, quienes ahora están llenos de recuerdos de cuando fueron los Pedro Páramos de sus comunidades. Heliodoro Merlín Alor, sin embargo, parece inmortal. La sorpresa sería que alcanzara la edad de Matusalén… en el poderío económico, social y político. |
viernes, 7 de marzo de 2014
Caciques en Veracruz
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