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| El 64 aniversario luctuoso del excandidato presidencial, “Don Aldo” Colosio. Foto: Tomada de Twitter |
XALAPA,
Ver.- (proceso.com.mx) Elizabeth Morales García, recientemente ungida
como Presidenta del Comité Directivo Estatal del PRI cosechó la burla en
su primer acto público.
Se le ocurrió celebrar el 64 aniversario luctuoso del excandidato presidencial, “Don Aldo” Colosio Murrieta.
Cuatro
días después de la pifia (Luis Donaldo Colosio nació el 10 de febrero
de 1950), las burlas y recriminaciones en las redes sociales y por parte
de los priistas no cesan.
Morales García cometió este “lapsus
brutus” por partida doble, pues primero a través de su departamento de
prensa envió una invitación para conmemorar el 64 aniversario con una
ofrenda floral en el busto de “Luis Don Aldo Colosio” (sic) en el centro
de la ciudad.
Un día después, el yerro se repitió, pues en la
placa conmemorativa del aniversario luctuoso, el staff del PRI estatal
dejó el “Luis Don Aldo Colosio” y así fue entregada y puesta en el busto
del candidato presidencial en la elección de 1994 y asesinado en la
colonia Lomas Taurinas de Tijuana, Baja California.
El yerro de la
dirigente priista ocasionó comentarios ácidos en las redes sociales.
Integrantes del Frente Juvenil Revolucionario o de Juventud Dinámica
–organismos juveniles del PRI- se cansaron de poner comentarios de “ese
Don Aldo es un loquillo”, o solicitándole a Elizabeth Morales que ahora
entregará reconocimientos a Don Aldo de Nigris, futbolista profesional y
posteriormente a Aldo Conti, una marca de ropa.
Usuarios de
Facebook elaboraron un “meme” en donde aparece Colosio en un mitin
político enviando un saludo a Elizabeth Morales García. Con los brazos
extendidos, el excandidato presidencial señala: “¡Hey, un saludo de Don
Aldo para Elizabeth Morales!”.
A periódicos digitales de Veracruz y
Xalapa llegaron correos electrónicos y comentarios de militantes del
PRI, quienes arremeten en contra de Morales y su equipo cercano a
quienes tachan de “ignorantes”, “irrespetuosos”,
“arribistas del partido”, y además le exigen una disculpa pública.
“arribistas del partido”, y además le exigen una disculpa pública.
Sin embargo, hasta el momento, Elizabeth Morales ha evitado retractarse u ofrecer una disculpa por el yerro.
Ayer
por la tarde, durante la toma de protesta de los nuevos secretarios y
directivos del PRI, Morales García rehuyó de la prensa, cuando le
cuestionaron la identidad de “Don Aldo”.
Con el rostro
descompuesto, la mirada furiosa y un inexpresivo: “jum”, la exalcaldesa
de Xalapa se abrió paso entre los reporteros a quienes dejó con
grabadoras y micrófonos encendidos.
Pese a que los periodistas le
cuestionaron si haría una disculpa pública hacía la militancia que le
reprocha esa pifia tan grande, Morales, quien aun no cumple un mes en el
cargo, ya ni siquiera volteó la mirada y optó por encerrarse en su
oficina.
Elizabeth Morales tomó las riendas del PRI el pasado 24
de enero, cobijada por el padrinazgo de sus amigos Jorge Carvallo
Delfín, secretario particular del gobernador Javier Duarte y del
exsenador, Enrique Jackson, hoy asesor del mandatario veracruzano.
Anteriormente fungió como alcalde de Xalapa, diputada federal y
conductora del programa de Televisión “Sólo Respuestas”.
Este
desliz político que ha sido la sensación en redes sociales, no es el
único que ha protagonizado Morales García, pues en junio de 2012, audios
obtenidos por Apro dieron cuenta de cómo la entonces funcionaria
municipal convocaba a trabajadores de la Comisión de Agua y Saneamiento
(CMAS), del sindicato del ayuntamiento local, de la CROC y comerciantes,
entre otros, para “coaccionarlos” a votar por Peña Nieto.
En esas
reuniones, Morales García proyectaba un video denominado La
pejehistoria, en el que se califica a López Obrador como un hombre
violento, radical, corrupto, intolerante, así como la reiterada leyenda
de que “es un peligro para México”.
Una semana después (junio de
2012), Elizabeth Morales volvió a repetir la operación, pero en una de
sus propiedades en el fraccionamiento Coapexpan, en esta ocasión con
trabajadores del volante, a quienes les “restregaba” en la cara dos
billetes de 500 pesos por permitir pegar un engomado de Peña Nieto en
los taxis, y otros mil pesos por acarrear gente el día de la elección.
Dos
días antes de que concluyera su periodo como alcaldesa, integrantes del
Frente de Defensa Popular (Fredepo) –afines al PRI- ingresaron por la
fuerza al palacio municipal de la capital para quemar una enorme piñata
en forma de rata, cuyo cabeza exhibía una foto de la entonces presidenta
municipal.
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