viernes, 28 de febrero de 2014

59 días.




Déjame que te cuente…

Por Sergio M. Trejo González.

Dos meses, de gobierno municipal, resultan motivo importante para otra felicitación al ayuntamiento. Se trata del segundo mes, de 28 días, equivalente a un total de 59 días de trabajo arduo en lo que va del cuatrienio, que se han sentido como 118 segundos, debajo del agua…jajaja. No crea usted nada, es solo un chascarrillo, propio de la primavera que se avecina. Febrero ha servido para que los ciudadanos contemplemos una catarata de gracejadas que Acayucan tiene ahora como parte de su esencia. Los primeros 31 un días sirvieron para que se desocuparan nuestras banquetas del primer cuadro de la ciudad, de tanto puesto ambulante; para que se blanqueara nuestro palacio y se amenazara a los inquilinos con un posible desalojo que se quedó en pura tramoya e intimidación, pues los poseedores ajenos al ayuntamiento ni sudan ni se acaloran. No se comprende porque primero se  pintaron las paredes del palacio y después levantaron las tejas. Iniciaron con un hidrolavado al piso del parque para luego ponerse a remendar sus lozas y a mover la tierra de sus áreas verdes. Es como primero lavarse las verijas y después las orejas. La falta de oficio y el protagonismo suelen llevar a cualquiera por los tropiezos con sus propias palabras, convirtiéndolo en un verdadero chivo en cristalería.
Me piden que en este renglón anote lo relacionado con un artefacto que cuelga en la columna del lado derecho subiendo las escalinatas, frente a la entrada de la presidencia dando vuelta rumbo a la tesorería. Una botella colgando, como esos equipos para diálisis o de suero por gravedad con cámara de goteo, transparente, contaminado, para la administración de soluciones, esterilizado con KK, sin capuchón protector de PE translúcido, con látex. Anillos externos de separación, tubo verdoso y flexible de ME, tipo manguera: Long 190cm / Diámetro ext./int.: 0,5 / 0,4mm.
Debe significarse por aquí que, para la consecución del anunciado nombramiento de aldea mágica, nuestro parque Benito Juárez, está sufriendo una devastadora transformación: Ya demolieron el teatro al aire libre y construyeron una cisterna, porque “dice mi mamá que siempre no se va a construir el estacionamiento por debajo del parque, mejor lo edificaremos en el nuevo mercado municipal de tres pisos”; le rasparon el tejado el kiosko, para repararlo nadie sabe cómo, pero se aprecia que rescatarán esa fuente que lo circundaba cuando se construyó. Habrá que ver qué diablos hacen con los árboles, plantas y zacate. Todo mundo contempla un ejército de arrieras humanas devorando el césped y la floresta en la intención de hermosearlo para que resulte de fantasía. La intención es maravillosa porque nos mantiene en la expectativa y en la curiosidad.
El segundo mes de gobierno municipal, que tuvo tres días menos que el pasado enero, nos ha brindado la oportunidad de contemplar cómo se fueron componiendo algunas genialidades que no salieron muy bien. Como el asunto de la ornamentación de la avenida Guillermo Prieto, en cuyo camellón central primero se le desforestó quitándole su arboleda, arrancando los ficus, los tulipanes, buganvilias y alguna palmas de las llamadas “arecas” que tenían como 10 años de plantadas; fueron cortadas para sembrar arecas de escasos milímetros de tallo. Como en “la familia peluche” que doña Federica regaló las viejas antigüedades de Ludovico, para comprar antigüedades nuevas…Primero le pusieron piedra triturada luego la levantaron, con todo y las platanillas orgásmicas, variedad chafa del Ave del Paraíso, que habían sembrado para lueguito arrancar y sustituir por especies de isora chaparrona; por el norte de la ciudad también se dio el reversase a los 16 topes colocados sobre el libramiento de la carretera Costera del Golfo, reduciéndolos a 5 nomás…osea jelou! que el primer mes de trabajo hicieron algunas lactadas y en el segundo las mejoraron, dando impresión de que no hay una idea de lo que significa la arquitectura de imagen. Hay quienes se atreven a señalar que se viene gobernando bajo la óptica de las ocurrencias. Yo no lo creo pero se sabe que los mismos colaboradores cercanos al ayuntamiento se sienten como toritos encohetados. Corren y se regresan, en la pendeja; sin saber en qué van a aterrizar tantas ideas brillantes que van difuminando su esplendor, a como vayan saliendo. Esto no es cosa de guasa, la política no es ópera bufa porque podrían entonces fracasar ideas sensatas como la construcción de un nuevo mercado o del rescate de Temoyo, no se puede convocar a nadie a una idea provisional, sin  proyectos y sin sustento técnico. Creo que podemos saltar los inventos pero que no se lleven al terreno de los servicios y que no se ajusten a las obras públicas, porque entonces sí que resultaría peligroso para el pueblo y para las autoridades que tarde o temprano tendrán que justificarse, no como hacen los contratistas sino como se obliga a los administradores del erario público.
Separado extravió de operaciones, tuvo lugar el 2 de febrero con la célebre “Feria del tamal”, anunciada con bombos y platillos, como inédita exposición de cierta variedad de tamales. Ahí tiene usted que asistimos a contemplar y a tratar de adquirir alguna muestra de ese platillo popular mexicano, preparado con masa de maíz rellena de carnes, vegetales, chiles, frutas, salsas y otros ingredientes, envuelta en hojas de mazorca de maíz o de plátano, bijao, aguacate, maguey e incluso papel de aluminio o plástico, y cocida en agua o al vapor. Algunos vecinos y visitantes se dispusieron a realizar sus compras y consumo de tal envoltorio para la hora del desayuno, la comida o la cena, en la comprensión de que una feria es un evento de promoción, mercado y comunicación muy eficiente. Hubo algunos empresarios que aceptaron la oportunidad de dar a conocer sus productos o servicios y para conocer la reacción del público, creando las bases de datos con posibles clientes. Sin embargo resultó que tal evento duró escasa hora y media, pues una personita ordenó que la feria se convirtiera en una simple tamaliza y, en esa condición, no hubo exposición ni venta de tamales. Todo se redujo a una normal comelitona, para quienes acompañaban a las autoridades en la inauguración, porque al público se le cerraron las ollas, desvirtuándose la convocatoria que degeneró en un popular bailongo, con matices demagógicos, donde la intención de crecimiento intelectual se convirtió en engorda de barriga. ¡Lástima! se perdió la ocasión de instituir una tradición local, a propósito de La fiesta de La Candelaria, que sabemos se vincula con la Rosca de Reyes. Porque a quienes les toca el niño deben cumplir con la presentación en el templo el Día de las Candelas, engalanado con su ropón y el trono para aposentarlo, y después de la misa pasar a la merienda de los compadres, en la cual se sirve una tamalada acompañada de salsas, atoles y chocolate.
El asunto es que la enajenación o el paroxismo rompe todo el encanto de lo planeado, todo se vuelve jiribilla insustancial, baile populachero que efectivamente gana aplausos pero no traslada, no se trasciende a la obtención de un rescate de costumbres ni se refleja en nuestra vida cotidiana algún sortilegio que nos muestre como municipio bonito, exquisito, como para llamar la atención y ganar siquiera el respeto como pueblo, para merecer un lugar en el calendario de festividades en nuestro país.
«Panem et circenses» es una locución latina peyorativa de uso actual que describe la práctica de un gobierno que para mantener sosegada a la población u ocultar hechos controvertidos, provee a las masas de alimento y distracción de baja calidad y con criterios asistencialistas. Julio César mandaba distribuir el trigo regalado. Aureliano continuaría la costumbre repartiendo a 300.000 personas dos panes gratuitos por día.
Eso de las tertulias está bueno, porque la gente se divierte un rato, como estrategia para recreo y banalización de la acción colectiva, que otorga la sensación de participación y protagonismo a los individuos, cuando en realidad sólo se está “matando al tiempo”. El tiempo y algo más, las energías y las fuerzas sociales de cambio. La demanda de participación es canalizada y reutilizada hacia actividades accesorias. Esa estrategia de superficialidad o vaciamiento de la participación social tiende a distraer a las personas, en actividades supuestamente colectivas y políticas cuya relevancia real está muy cerca al cero. Como el caso de esa “consulta ciudadana” llevada a cabo para decidir el color en que habrían de pintar nuestro palacio, es un ejercicio dirigido para que todos decidan sobre nada. Una especie de “brújula del mercado” que concede al participante la idea que  “se le tiene en cuenta”, que “es escuchado”, que su “voz importa”. Pero el resultado final es la manipulación de un procedimiento que termina agotando a los mejores y atontando a los menos críticos… por si hay que lavarse las manos como Poncio Pilatos.
Acayucan necesita recuperar cierto prestigio y categoría con su carnaval o con su fiesta patronal, dejar de mostrarnos reducidos a una distracción, sicalíptica vulgar, en la celebración del Rey Momo y al espectáculo de limosneros, disfrazados de arrieros, en honor de San Martin obispo.
Pudiera repasar a detalle las ocurrencias, los resbalones o la esterilidad municipal en el segundo mes, pero necesitaría muchos del periódicos; además esto no es nomenclatura de la esterilidad, sino la trata de una felicitación al ayuntamiento, porque ha comenzado con mucho entusiasmo, cierto candor e inocencia pero bueno son personas que le ponen frenesí. Los ediles no se despeinan porque todavía las fotografías toman su mejor ángulo. Así es en toda luna de miel. Además resulta inocuo precisar ahorita lo extraño de nombramientos y renuncias  prematuras y reinstalación tácita en ciertos cargos de dirección o la  permanencia atrás de la raya o el caso de una docena de amigos que todavía esperan un lugar en la CAEV o en el Registro Civil, o en Hacienda del estado, en Tránsito o en la Junta de Conciliación o a donde se les prometió chamba. Así podíamos igual acentuar las declaraciones sobre reclamos millonarios de ex empleados que parece un gran conflicto. Habría que consultarlo con alguien que no se bañe con el agua bendita que lleva para su molino; que no esconda provechos combinados entre las partes. Con mayor precisión y criterio imparcial, sin mano negra, bajita y directa, conocedor de las fórmulas de solución de conflictos en una ejecución laboral… sin intereses en uno y otro bando.
Termino resumiendo, a petición de los vecinos, el atentado que significa edificar oficinas en la Sala de Cabildo de nuestro palacio municipal. ¡Hágame usted el cabrón favor! Ese lugar es un espacio solemne, que debe ser conservado y usado para actos protocolarios. Hasta la saciedad hemos anotado que se necesita de un auditorio para conciertos, conferencias y ceremonias y espectáculos. Alguien me llamó por teléfono suplicando histéricamente y su servidor así lo trasmite: “Detengan esa barbaridad…°#_$H+´?{V}X!#%&; lo único que tenemos para medio resolver nuestras necesidades de exposición cultural es la sala de cabildo”. En la vida: hay tiempos en los que solo hay preguntas, y tiempos inesperados en el que llegan las respuestas. El tiempo se demora un siglo en modelar la tierra; el tiempo tarda medio siglo en formar un sabio; y en pocos segundos las olas acarician la arena... ¿Qué duende loco gobierna el tiempo?

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