- Escrito por César Augusto Vázquez Chagoya
Por César Augusto Vázquez Chagoya
El
gobernador Agustín Acosta Lagunes fue muy inteligente e invirtió
millones de pesos en drenaje en Coatzacoalcos, Minatitlán, Cosoleacaque,
Acayucan y Oluta. Nadie se imaginaba que el gobernante dotaría de agua a
estas ciudades a través de la presa “Yuribia”, ubicada en Tatahuicapan,
y la presa “El Platanillo”, en Soteapan.
Desde
los años de 1984, las presas ha sido el objetivo de los grupos de la
sierra de Soteapan, que cerrando las válvulas y dejando sin agua estas
ciudades, ponen de rodillas al Gobierno del Estado, porque las colonias
de Coatzacoalcos, con todos sus derechos, exigen el agua y darlas en
pipas sólo ha ocasionado enfrentamiento entre sus habitantes.
Sin
el “Yuribia” es lógico que los habitantes del antiguo Puerto México
deseen bañarse, pero sobre todo tener el vital líquido para realizar en
lo mínimo de limpieza de platos, en el hogar, el baño, etc.
En
el 2008 vimos como el presidente municipal de Coatzacoalcos estuvo
cerca de Tatahuicapan con funcionarios estatales y policías, tratando de
arreglar el problema de obras en la sierra de Soteapan. Iván Hillman
Chapoy no podía llegar a su pueblo con las manos vacías, porque sabía lo
que pasaban en las colonias. El problema se arregló después de tres
días.
Desde
1963, el gobernador Fernando López Arias, como un acto de reconocer a
los indígenas que hicieran el primer movimiento armado contra Porfirio
Díaz en 1906, les hizo una carretera de 40 kilómetros de la Carretera
Transístmica hasta el poblado de Soteapan.
López
Arias, como amigo de la cultura y queriendo sacar de la marginación a los
habitantes de la sierra de Soteapan (que abarca los municipios de
Soteapan, Mecayapan, Tatahuuicapan y Pajapan) mandaba block, arena,
cemento, láminas y grava, para que a “lomo de caballo” hicieran las
aulas en sus comunidades.
Después
se sacaron de las mismas comunidades a los maestros y se hizo el Centro
de Capacitación en la comunidad de Tonalapa, municipio de Mecayapan,
comunidad que era estratégica porque con caminos se llegaba a los demás
municipios, además que se hizo en Tatahuicapan un centro donde de lunes a
viernes vivían los niños indígenas educándose.
En
Tatahuicapan tienen cerca la presa “Yuribia”, además que está el camino
al mar que pasa entre los volcanes Santa Martha y San Martín, y se
conecta con Coatzacoalcos yendo a Pajapan; están estratégicamente
ubicados y comunicados con los demás municipios.
Todavía
este año, varios municipios pedían obras publicas de más de mil
millones de pesos, pero que la hiciera la “Constructora del Sureste”,
propiedad de José Murat, ex gobernador de Oaxaca, quien tenía como
prestanombres a José Manuel Flores Ríos, alias “El Oaxaco”. El problema
se solucionó cuando desapareció “El Oaxaco” y todos los líderes
empezaron a huir. De este movimiento –que era obviamente un negocio–
quedó con la espina clavada Esteban Bautista, quien ya fue alcalde de
Tatahuicapan y también es profesor.
Como
es conocido, es estos momentos el Movimiento Magisterial Popular
Veracruzano ya no quiere tomar carreteras porque son agredidos por los
perjudicados o la policía, así que prefieren la comodidad del chantaje
cerrando el “Yuribia”, que dota de agua a Coatzacoalcos, Minatitlán y
Cosoleacaque con más de medio millón de habitantes, incluyendo a
maestros.
El
Gobierno del Estado dice que el problema lo está resolviendo con 40
pozos y pipas de agua: disculpen, pero no es la solución, porque en tres
días empezarán los problemas en las colonias.
Muchos
dicen que la solución es que se resguarde la presa con la fuerza
pública. Así se metan marinos, soldados o seguridad federal, no sirve
porque el “Yuribia” está dentro del poblado de Tatahuicapan. Nadie le va
a disparar a campesinos indígenas por defender una presa.
Políticamente
la sierra de Soteapan está dividida. ¿Por qué no toman la presa El
Platanillo que surte de agua a las poblaciones de Acayucan y Oluta?
Porque el control desde Chinameca con la gasolinera y el municipio de
Soteapan así como el trasporte rural, lo controla “Antorcha Campesina”,
quienes públicamente se han declarado en contra de los maestros
disidentes.
Tampoco
se meten ahí, porque se está descubriendo que la mayoría de los
manifestantes que están en el Yuribia provienen de la región de Acayucan
(como se demuestra con el accidente de los maestros donde muere una
persona) y eso nos señala que no son tontos para ahorcarse solos y
quedarse sin agua, pero sí lo hacen con la región de
Coatzacoalcos-Minatitlán.
Si
estos criminales del chantaje dejan sin el vital líquido a más de medio
millón de habitantes que viven en las ciudades de abajo, la única forma
de acabar los chantajes, es la contención. Todos los pueblos tienen su
parte débil: ahorita las tiendas de Tatahuicapan tienen el consumo de
cervezas, Sabritas, etc., y familias que se dedican a vender comida
casera.
Hay
una carretera de Acayucan a Soteapan. Hay un camino de Chinameca a
Soteapan. Hay un camino de Coatzacoalcos por Pajapan y hay un camino de
Pajapan a Chinameca, además del camino al mar desde Tatahuicapan.
Agréguele el camino a Catemaco.
El
punto álgido de la sierra es Tonalapa. Simplemente bloqueen los caminos
a Tatahuicapan. No entran ni salen maestros, como la maestra muerta y
heridos en Oteapan. Al bloquear los caminos, poco a poco, no habrá
relevos a los maestros. En las tiendas no habrá que vender. Tendrán
mucha agua, pero no comida, además que todos no están metidos, pero no
se opondrán a lo que hagan los demás habitantes e invitados.
En
vez que se meta la fuerza pública a desalojarlos, ellos vendrán a la
autoridad pidiendo comer, como piden agua las colonias de las ciudades
mencionadas.
Esto
lo aprendimos porque al entrar la Policía a detener a los líderes que
tomaban palacios o cometían un delito, para no dejar salir a los
uniformados de la Sierra bloqueaban los caminos con derribar árboles y
también le pedían a las tienditas que cerraran y no le vendieran nada a
los policías: ni refrescos, ni galletas, nada. Ellos saben lo que es el
aislamiento y es una de sus tácticas comunes.
Lo
anterior se dice porque el cierre de la presa “Yuribia” va para largo y
esta batalla no la puede perder la sociedad veracruzana; no se puede
describir el efecto que produce no tener agua, que no sólo no
antihigiénico, sino las enfermedades que produce y más ahora que está
latente el problema del cólera, que tendría una gran incubadora.
Los
niños están siendo perjudicados. Esto sólo se compara a la injusticia
de los 49 niños quemados en Sonora con su debida perspectiva, pero en
ambos casos brilla la impunidad.
Esto
no lo piensan los maestros, a quien se le ha tenido consideración. Esto
es un crimen, así como el bloqueo de carreteras. Sólo para que usted lo
piense. En este mes han cerrado el Yuribia dos veces.
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