Por Jorge Fernández Menéndez
14/10/2013 00:44
¿Por qué ha fracasado, todo indica que así es, el acuerdo que tenía el subsecretario de Gobernación Luis Miranda,
con la dirigencia de la Coordinadora y en particular con la Sección 22?
Por varias razones: primero porque la Coordinadora está dividida en
varias fracciones que, como hemos dicho con anterioridad, tienen agendas
distintas y con diferentes participaciones políticas. Uno de esos
participantes es el EPR en sus distintas fracciones, también en muchas
ocasiones profundamente enfrentadas entre sí, y están apostando
políticamente a una línea de confrontación con el gobierno, en las
secciones que ésta maneja: en esa corriente, en Oaxaca básicamente se
trata del EPR, en Guerrero del ERPI, en Chiapas del EZLN y en municipios
como Venustiano Carranza del EPR.
Otra de las razones es porque siguen exigiendo que se les pague por
adelantado los dos meses que no han trabajado, el bono de inicio de
clase (que sería lo único que habrían recibido antes de reiniciar
clases, se supone que hoy lunes) y otro bono que están solicitando a
Gobernación, en las reuniones con Miranda, de 115 millones de pesos.
Una tercera razón es que no han liberado a los maestros secuestradores de los niños Álvarez Benfield
que son dirigentes de la Sección 22 y de una de sus corrientes
hegemónicas internas, el Frente Amplio de Comunidades Marginadas del
Estado de Oaxaca (FACMEO). ¿Por qué tanta insistencia en liberar a estos
presuntos delincuentes? Porque saben mucho y porque son parte de una
trama que, si se termina de poner al descubierto, les generaría enormes
conflictos.
El primero es muy evidente: la ex candidata a presidenta municipal de Santa María Jalapa del Márquez, Sara Altamirano Ramos,
una de las detenidas, ni siquiera es maestra, es presentada y defendida
por el sindicato y, como muchos otros miles puede ser que tenga una
plaza magisterial, pero vive de un puesto de venta de pollo en la propia
localidad. En otras palabras, si realmente es miembro de la Sección 22
es porque, entonces, es también aviadora.
Pero Sara es hermana de Rebeca Altamirano Ramos, quien la reemplazó en la candidatura, y cuñada de Lauro Atilano Grijalva Villalobos,
que también fue precandidato del PRD a la alcaldía, pero en 2010,
cuando perdió esa elección. Ganó un candidato del PRI que, por un
acuerdo político, le dio a Lauro la regiduría de Educación del municipio. Hasta el momento de ser detenido, Lauro cobraba en el municipio priista de Santa María Jalapa, también aviador.
Pero además, Lauro se quería quedar con la presidencia municipal, pero para eso tenía que derrotar a Erangelio Mendoza,
otro dirigente local del PRD y antes de la Sección 22, pero enfrentado
con la dirigencia estatal, que recae en el diputado federal Rosendo Serrano. Así que deciden postular a Sara Altamirano
como candidata a presidenta municipal en las elecciones del año pasado.
Esta mujer, que vende pollos, pero no es maestra, había sido la esposa
de otro ex presidente municipal, Jorge González Matus. Todo quedaba en familia.
Lauro Atilano para toda esa operación contaba con un
importante aliado, definido en las investigaciones como el principal
operador político de todo este grupo y parte del FACMEO, pero también
del EPR: Mario Olivera Osorio, un dirigente originario
de San Pablo Coatlán, un poblado que en octubre de 2009 fue allanado por
el ejército mexicano, incluyendo el palacio municipal, en busca de
armas de grupos guerrilleros. Olivera tuvo varios trabajos políticos en distintos municipios, pero cuando en 2012 Rubén Núñez gana la dirigencia de la Sección 22, Olivera
es designado para un cargo que no existe: secretario particular del
director de educación primaria. Desde esa posición, como representante
del director general de educación primaria (un cargo público que como
casi toda la estructura educacional de Oaxaca es designada
exclusivamente por el sindicato) hace operación política con directores,
secretarios generales de la delegación sindical y con los jefes de
departamento, al tiempo que lucha por el control, entre otros espacios,
de secundarias técnicas y trata de evitar que se cree otra sección
sindical.
Como ya hemos dicho en otra oportunidad que el secuestro de los niños Álvarez Benfield se descubre siguiendo distintas pistas, entre ellas las llamadas telefónicas entre Olivera, Lauro y Sara. Incluso en una de esas llamadas hablan directamente del dinero que le van a entregar a Sara
para su campaña. Cuando son detenidos todos ellos es, precisamente, en
un encuentro donde están entregando ese dinero. Fueron detenidos otros
operadores de esa banda y rescatados los niños que estaban encerrados
desde hace casi cinco meses en una cisterna.
Es un entramado en el cual no se distinguen con claridad banderías
políticas más allá de intereses muy concretos, donde el poder, el dinero
y la corrupción se entrelazan casi sin distinciones. Y es un entramado
que quieren preservar muchos personajes involucrados.
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