Julio César Chávez Jr. Un fiasco Foto: Ap photo/ Julie Jacobson |
La
reaparición de Julio César Chávez Jr. –mediante la cual el pugilista
supuestamente resarciría su maltrecha imagen– resultó un fiasco, a tal
grado que incluso los cronistas de TV Azteca, que ha impulsado su
carrera, coincidieron en que los jueces del estado de California que le
dieron el triunfo por decisión unánime deberían avergonzarse por su
falta de honestidad. Con esta debacle disfrazada de victoria se cierra
un capítulo de la historia del boxeo en México, luego de que el duopolio
televisivo se empeñó en construir ídolos al vapor: Televisa con El
Canelo Álvarez y TV Azteca con El hijo de la leyenda.
MÉXICO, D.F.
(Proceso).- “Hace muchos años dejamos claro que queremos a los
boxeadores mexicanos, que creemos en nuestro proyecto y levantamos
nuestra bandera para alegrarnos por las victorias, pero también hemos
dejado claro que no somos porristas y no vamos a venir a fabricar
resultados cuando la gente está viendo por televisión lo que sucede”.
Esto dijo el analista de TV Azteca Eduardo Lamazón al concluir el
combate en el que los jueces otorgaron a Julio César Chávez Jr., el
triunfo por decisión unánime ante el estadunidense Bryan Vera.
Cuando
el anunciador oficial leyó las tarjetas, los asistentes al StubHub
Center de Carson, California, estallaron en abucheos. Carlos Aguilar,
comentarista de la televisora, no se aguantó: “Yo no me trago ésta. Me
quedo con la tarjeta de Eduardo Lamazón. La gente termina por protestar.
Me parece que esto le hace daño al boxeo y que Julio debe recapacitar
qué hace arriba del cuadrilátero”.
Como cada fin de semana,
Lamazón anotó round por round, de acuerdo con su juicio, el número de
puntos que cada peleador iba obteniendo. El especialista marcó 10 puntos
para Vera en los rounds uno al cinco, ocho y nueve; sólo en el sexto,
séptimo y décimo vio superior a Chávez Jr., para una suma final de 97-93
a favor del pugilista texano.
Ninguno de los 59 integrantes de la
prensa estadunidense que cubrieron la pelea vio ganar a Chávez Jr., y
menos por decisión unánime: 52 dieron el triunfo a Vera y otros siete
marcaron empate.
Únicamente los jueces de la Comisión Atlética del
Estado de California vieron ganar a Chávez Jr. Carla Caiz anotó 96-94 a
favor de Chávez Jr., Marty Denkin 97-93 y Gwen Adair 98-92.
El
mexicano enfrentó a Vera después de un año sin pelear. Traía a cuestas
la derrota del 15 de septiembre de 2012, cuando Sergio Maravilla
Martínez le arrebató el campeonato de peso mediano del Consejo Mundial
de Boxeo (CMB). También arrastraba una suspensión de nueve meses porque
dio positivo a mariguana en el control antidopaje realizado al término
de ese combate, así como una sentencia de libertad condicional por
conducir bajo los efectos de drogas y alcohol.
El pasado 17 de
julio la promotora Zanfer, de Fernando Beltrán, dio a conocer que el 7
de septiembre Chávez Jr., regresaría a los encordados para una pelea de
12 rounds pactada en 168 libras. Una semana antes el boxeador reapareció
durante una pelea de su hermano menor Omar. Lucía con sobrepeso.
Su
tan anunciado regreso se convirtió en un circo. El ignominioso
espectáculo comenzó cuando los promotores de Chávez Jr. (Bob Arum, de
Top Rank) y de Vera (Art Pelullo, de Banner Promotions) iniciaron las
negociaciones.
En un principio la propuesta de Pelullo fue que la
pelea se hiciera en 162 libras, pero los representantes del mexicano
pugnaron libra por libra: 164, luego 165… hasta conseguir que el
contrato se firmara en 168 (peso súper mediano: 76.2 kilos). El cuerpo
de Chávez Jr., les decía a gritos que no habría forma de que pesara
menos. El mexicano tenía sólo siete semanas para perder alrededor de 15
kilos.
Para su combate ante Vera ya no trabajó con Freddie Roach,
el entrenador con quien se convirtió en campeón mundial, pero que en
múltiples ocasiones se quejó de su indisciplina y falta de compromiso.
El
lugar de Roach lo ocupó Julio César Chávez padre, el mismo con quien el
boxeador ha estado a disgusto y que, según sus propias palabras,
estorba más de lo que ayuda en los entrenamientos.
El 22 de julio
el júnior declaró al diario El Universal: “Mi padre ya no seguirá más en
mi esquina. Hemos llegado a un acuerdo para vernos sólo una vez por
semana porque es muy difícil llevar esa relación familiar y profesional
al mismo tiempo. Por ello, ya no estará más en los campamentos conmigo”.
Sin
embargo, una semana después reculó. Le pidió que se integrara a su
equipo, en el que ya estaban Vladimir Baldenebro y el preparador físico
Alex Ariza, a quien conoció cuando entrenaba en Los Ángeles con Freddie
Roach. En entrevista con ESPN, Ariza declaró que Chávez Jr., no tendría
ningún problema para dar las 168 libras. Luego de unos días,
sorpresivamente, Ariza dejó de formar parte del llamado Chávez Jr. Team.
A
mediados de agosto pasado, Chávez Jr., sufrió una ligera cortadura en
el párpado derecho en un entrenamiento. Esto ocasionó que la pelea
contra Vera se pospusiera para el 28 de septiembre. Así, tuvo dos
semanas más para ponerse en forma.
El peso, una pesadilla
El
lunes previo a la pelea, cuando los Chávez llegaron al hotel, el papá
de Julito declaró públicamente que el límite de peso para la pelea no
sería de 168 libras, sino de 173. El anuncio dejó boquiabiertos a los
reporteros. Todos sabían que Chávez Jr., pasaba apuros para dar las 168
libras, pero de ahí a cambiar los términos del contrato había una gran
diferencia.
La noticia también sorprendió a Bob Arum, Fernando
Beltrán y Art Pelullo. Del cambio de peso se enteraron por los medios.
En una teleconferencia, Arum aclaró que hasta ese momento no había
ningún cambio, que el miércoles 25 se reuniría con Pelullo para discutir
el punto y que ese día pesarían a los boxeadores para tomar una
determinación. “Sé lo que dijo Julio padre, pero realmente creo que se
equivocó al hablar”, sentenció Arum.
En el colmo del absurdo,
ninguno de los promotores de la pelea quiso anunciar el nuevo peso
límite. Cuando se le preguntaba al respecto, Arum reía y se limitaba a
decir que el peso era un personaje que estaba haciendo más atractivo el
combate.
El 26 de septiembre, un día antes de la ceremonia de
pesaje, se filtró a la prensa que el pleito estaba pactado en 173
libras, pero todos debían esperar hasta el viernes para tener la
información oficial, por si Chávez Jr., no daba el nuevo peso. Era obvio
que el problema se arreglaría con dinero; el peleador mexicano debía
pagar por cada una de las cinco libras sobrantes. Por su parte, el
equipo del estadunidense pidió que la pelea se hiciera en 10 rounds y no
en 12.
Por esos días la prensa de Estados Unidos hizo escarnio de
la promoción del pleito con que Chávez Jr., pretendía, supuestamente,
restablecer su maltrecha imagen. Uno de los analistas de boxeo más
eminentes, Dan Rafael, de ESPN.com y exreportero del diario USA Today,
publicó en su cuenta de Twitter: “Hay esperanza de que Chávez dé las 168
(libras). Oí decir a uno de sus colaboradores que ya cambió a Tecate
light”.
El viernes 27, Chávez Jr., marcó 172.4 libras. Vera pesó
171.2. Mientras el estadunidense se dio el lujo de desayunar y comer lo
que le vino en gana, el mexicano sudó hasta la última gota. De acuerdo
con Dan Rafael, pasó horas pedaleando en una bicicleta fija, corriendo
en una caminadora y sentado en el sauna. El pugilista llegó exprimido al
pesaje.
Con todo y que no dio las 168 libras –por lo cual terminó
indemnizando a Vera con 100 mil dólares adicionales a la bolsa de 400
mil firmada por el texano–, Chávez Jr., alardeó en conferencia de prensa
de que puede bajar a 160 libras con tal de hacer el pleito de revancha
con Maravilla Martínez. También desdeñó enfrentar otra vez a Marco
Antonio Veneno Rubio, y retó a Saúl Canelo Álvarez para que suba de
división y pelee contra él.
“Los boxeadores –dijo– buscamos peleas
que gusten a la gente. Canelo tiene problemas para dar las 154 libras.
Dio 152 pero no tenía piernas, así que si quiere otra pelea grande tiene
que ser conmigo porque a todos nos conviene, a la gente, a los
promotores, a él y a mí. Yo regresaría a las 160 libras sólo para una
revancha contra el Maravilla. El Veneno Rubio es el rival ordenado por
el CMB y quiero cumplir con eso, pero también pienso que haría un gran
sacrificio para pelear contra alguien que ya derroté y, la verdad, no
vale la pena.”
Durante semanas, Chávez Jr., declaró una y otra vez
que ante Vera borraría sus errores del pasado, recuperaría la
credibilidad perdida y encontraría el rumbo perdido. No paró de decir
que es humano, que los humanos se equivocan, que le dará al boxeo la
seriedad que merece, que corregirá esto, que enmendará aquello.
Indignación
La
noche del 28 de septiembre, más de 5 mil personas acudieron a la arena
para animar al mexicano. El desencanto comenzó desde el primer round.
Chávez Jr., lucía fuera de forma, se veía pesado. Estuvo agazapado de
principio a fin, tratando de cazar a su rival con un golpe para
noquearlo. Éste, con mejor condición física, atacó todo el tiempo, pero
el júnior lo hizo tambalear en un par de ocasiones.
Vera no es un
gran boxeador. Tiene 31 años y poco más de la mitad de las peleas (29)
que acumula Chávez Jr. (48), quien cumplió 27.
En un hecho
inusitado, los comentaristas de TV Azteca cuestionaron a El hijo de la
leyenda. Hablaron de su ineficacia, de que le afectó pasarse un año sin
pelear. Desde el micrófono lo animaban a ir al frente y tirar golpes.
Con la última campanada quedaron a la espera del resultado y mostraron
indignación, entre una ola de abucheos, cuando se anunció el triunfo del
pugilista.
De acuerdo con CompuBox, Vera tiró 734 golpes (de los
cuales conectó 24%), contra 328 de Chávez Jr. (que concretó 38%).
También en golpes de poder fue proporcionalmente más efectivo: 98 de 186
tirados (53%), contra 109 de 343 (32%). Según los especialistas,
incluso un empate hubiera sido injusto. Lejos de silenciar las críticas,
Chávez Jr., volvió a iniciar una controversia sobre su reputación.
Al
Bernstein, veterano periodista y miembro del Salón de la Fama del
Boxeo, publicó un análisis de la pelea en el que fustigó a los jueces y
al mexicano:
“El viernes predije en Twitter que Brian Vera le
ganaría a Julio César Chávez Jr. Resulta que yo tenía razón. Vera fue
mejor peleador y Jr., fue mucho mejor quejándose. Al parecer los tres
jueces valoraron más las quejas que el boxeo. Determinaron que Jr., fue
el ganador. No se equivoquen: las tarjetas 98-92 y 97-93 son deshonrosas
y los jueces que las presentaron deben estar muy avergonzados.
Prácticamente toda la prensa y otros conocedores de boxeo que estaban en
primera fila o viendo la televisión apuntaron que la pelea fue para
Vera. Yo anoté 96-94. ¿De verdad es concebible darle al Jr., siete u
ocho rounds?
“La inexistente ética de trabajo de Chávez Jr., ha
dañado gravemente su reputación. Su comportamiento durante y después de
la pelea ha diezmado aún más su prestigio. La única excusa que le faltó
dar en la entrevista posterior a la pelea fue: ‘Mi perro se comió mi
tarea’. Su mal desempeño lo atribuyó a tácticas sucias de Vera, una
lesión en la mano, al ‘mal arbitraje’ de Lou Moret. Nunca mencionó lo
que él dejó de hacer para tener un rendimiento tan deficiente. De hecho,
según él, no tuvo un pobre rendimiento. Fue firme al declarar que ganó y
llegó a decir que habría golpeado a Vera si no fuera por todas estas
circunstancias ajenas a su voluntad.”
De acuerdo con el reporte de
la televisora HBO, 1.4 millones de personas vieron la pelea en Estados
Unidos. Lo reporta como el rating más alto de la empresa en lo que va de
2013.
No hay comentarios:
Publicar un comentario