La unidad deportiva Carlos Serdán. A reconstruir. Foto: Yahir Ceballos |
Los
organizadores de los Juegos Centroamericanos y del Caribe viven una
pesadilla: Sin recursos ni tiempo suficientes para construir la
infraestructura necesaria, se limitan a remodelar instalaciones
vetustas. Además de los problemas de logística y organización, el
gobierno del estado de Veracruz enfrenta un panorama muy difícil por la
violencia del crimen organizado, que se refleja en delitos de alto
impacto, como el asesinato de periodistas, y la descomposición social.
XALAPA,
VER.- (Proceso).- La idea de que los Juegos Centroamericanos y del
Caribe (JCC) Veracruz 2014 serán los mejores de la historia es sólo una
fantasía propalada por el gobernador Javier Duarte de Ochoa y el
director del Comité Organizador, Dionisio Pérez-Jácome. A poco más de
400 días de la inauguración de las competencias sólo se ha iniciado una
obra y el gobierno federal se niega a canalizar más recursos, pues aún
no se comprueban las partidas millonarias ya asignadas.
Desde
cualquier perspectiva es notoria la desorganización. Por falta de tiempo
y dinero ya no se construirán nuevas instalaciones, como el estadio de
atletismo en Boca del Río. Apenas se remodelarán las existentes.
Pese
a este panorama adverso, por instrucciones de Mario Vázquez Raña, los
Centroamericanos no cambiarán de sede. Pase lo que pase.
En la
entidad se ha enseñoreado la inseguridad por las acciones del crimen
organizado. A esto se añaden los asesinatos de periodistas, el escándalo
por el uso electorero de la Cruzada Sin Hambre, y que en las elecciones
federales por primera vez en la historia el PRI no ganó en Veracruz. El
gobierno de Duarte simplemente no puede con el compromiso de los Juegos
Centroamericanos y del Caribe 2014.
A 15 meses del certamen el
panorama es incierto. Salvo el velódromo, que se construye en esta
ciudad desde hace un año, la mayor parte de los inmuebles destinados al
acontecimiento deportivo muestran un grave deterioro por abandono. Para
colmo, tampoco hay avances significativos en el resto de las obras.
El
ejemplo más alarmante de este desorden es el estadio de beisbol Beto
Ávila, donde juega el campeón de la Liga Mexicana de la temporada 2012,
Rojos del Águila de Veracruz, propiedad de la familia Mansur…
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 1922 de la revista Proceso, actualmente en circulación.
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