El gabinete durante el I Informe de Peña Nieto. Foto: Germán Canseco |
MÉXICO,
D.F. (apro).- Atrincherado en la residencia oficial de Los Pinos, zona
custodiada por más agentes de seguridad que invitados a la ceremonia del
Primer Informe de Gobierno, el presidente Enrique Peña Nieto dirigió un
mensaje a la nación para dar cuenta de las acciones emprendidas en los
primeros nueve meses de gestión y establecer la postura que seguirá
marcando la administración.
“En el México de hoy, la democracia
respeta a las minorías pero, en todo momento, las minorías deben
respetar a la democracia, las instituciones y las libertades de todos”,
dijo en una de las diferentes ocasiones en que celebró la concreción de
la reforma educativa.
“Como presidente de la República, respetaré
los derechos de todos, pero también estoy decidido a usar todos los
instrumentos del Estado democrático para lograr la gran transformación
que reclama la gran mayoría de los mexicanos”, expuso al promover las
reformas que ha planteado y que esgrime como la única opción para un
mejor futuro.
Para la oposición a sus proyectos, tuvo una
acotación: “Las resistencias son consecuencia natural cuando se impulsan
las grandes transformaciones”.
El mensaje, con duración de una
hora, incluyó la reproducción textual de partes enteras de su discurso
de toma de posesión, con los ejes y propósitos de su gobierno, y de las
líneas discursivas que han servido para justificar y promover sus
iniciativas, particularmente, en el tema energético.
Escasas fueron las interrupciones con aplausos que, de manera apenas perceptible, hacían perder la secuencia del prompter al presidente, cuyas palabras y ademán era reforzados con precisión en las dos grandes pantallas que exhibían imágenes ad hoc.
Una
insistencia: apenas terminó de saludar a los asistentes, Peña Nieto
celebró la aprobación ayer de la Ley de Servicio Profesional Docente,
precisamente el proyecto legislativo que lo confinó a la improvisada
carpa, en la explanada Francisco I Madero de la residencia oficial, por
las protestas de los maestros agrupados en la Coordinadora Nacional de
Trabajadores de la Educación (CNTE).
Insistiría en festinar el albazo, en tres ocasiones.
Ante
unos mil asistentes –reporteros, en su tercera parte–, la ceremonia
tuvo un común denominador: el informe fue principalmente sobre las
reformas surgidas del Pacto por México, de las que ya fueron aprobadas y
de las que todavía no lo son. La obra del Ejecutivo, circunscrita al
trabajo legislativo, exaltada por su origen y resultado en el acuerdo
entre las cúpulas partidistas, celebrado el segundo día de su gestión.
Los pobres
Atrás
quedaron las pompas y los vítores; el recinto legislativo poblado por
la complacencia y los majestuosos inmuebles que albergaban multitudes
para avalar al jefe de Estado. Hoy, el viejo ritual del día del
presidente, cuyo formato se actualiza a voluntad de titular del
Ejecutivo en turno, estuvo acotado por las protestas.
Así, quedó
confinado a la casa presidencial, preservando sólo el tradicional
acompañamiento del gabinete legal y los gobernadores, pero en un
escenario modesto –una carpa blanca con potentes reflectores y una
mampara de barras rojas horizontales bajo las cuales se ocultaba una
deformación de la bandera nacional—, decorado con pendones inclinados
por efecto de la improvisación y sin el ambiente festivo de otros años.
En
un contexto marcado por el surgimiento de grupos que intentan suplir el
vacío de poder estatal (las autodefensas) ante la violencia del crimen
organizado, y la presión ejercida por quienes fueron excluidos del
reformismo que marcó su primer año de gobierno, señaladamente la CNTE,
el mensaje de Peña Nieto fue más allá:
“El Estado no tolerará que
nadie quiera hacer justicia por su propia mano”. Inmediatamente después,
el mandatario hizo amplios reconocimiento a las Fuerzas Armadas.
Para
Peña Nieto, las instituciones enorgullecen cuando cumplen por encima de
presiones o intereses de grupo, es decir, la minoría que para él
representa la CNTE.
A contrapelo, los maestros que están en las aulas son los que tienen vocación y merecen el más amplio reconocimiento.
Al
anunciar un programa especial que incluirá en el presupuesto 2014 para
atender al sector educativo de las zonas más empobrecidas, hizo una
concesión:
“Es importante reconocer que buena parte de quienes se
oponen a la reforma educativa provienen de estados en donde la pobreza,
la marginación y el atraso limitan la vida de las comunidades y la
calidad de la enseñanza”, dijo.
Pero los pobres no son sólo esa
minoría que se opone a su reforma, sino también los que son objeto de su
más relevante eje de gobierno, es decir, los que son o serán
beneficiarios de la Cruzada contra el Hambre (30 mil localidades, dijo),
las mujeres que ahora gozarán de un programa con perspectiva de género;
los 4 millones 600 mil ancianos del programa 65 y Más…
En
presencia de la familia Slim; de Emilio Azcárraga; de la familia Hank;
de Claudio X. González y Valentín Diez Morodo, los prohombres del
Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, el otro México sonríe en el
discurso presidencial:
Peña Nieto los reconoce porque, ante la
recuperación de la confianza en el país, los magnates mexicanos han
anunciado que invertirán unos 27 mil millones de dólares en los próximos
años.
Como Calderón
Poco
después de las diez de la mañana, las pantallas colocadas al fondo de
la carpa muestran la calle interior de la residencia oficial. Peña Nieto
camina con paso firme, seguido de cerca por agentes de su Estado Mayor y
el secretario particular, Edwin Lino. La valla de cadentes del Colegio
Militar, en uniforme de gala, decoran fusil al hombro el trayecto del
mandatario que lleva cruzada en el pecho la banda presidencial.
La
ambientación es de por sí castrense más allá de las solemnidades
inherentes al cargo. Por las avenidas aledañas a la extensión del bosque
de Chapultepec reservada para el presidente en turno, se han desplegado
desde un día antes cientos de policías militares; hombres vestidos de
civil con el escudo del Estado Mayor reluciendo en la solapa, la mayoría
con corbata roja punteada, se comunican reportando todo movimiento.
Por
la entrada del bosque que es lugar público, un nutrido contingente de
la Policía Federal (PF) espera con escudo y kendo en mano, el arribo de
una marcha que nunca llega y que de cualquier modo jamás se podría
aproximar a las inmediaciones reservadas para el acto, es decir, la
Puerta 4, el acceso de la avenida Molino del Rey, donde la vialidad
transcurre con lentitud.
En un país marcado por la violencia, el
informe presidencial destaca avances. Como su antecesor Felipe Calderón,
para Peña Nieto el resultado se mide en los 65 delincuentes que ya no
son una amenaza para el país, de una lista de 122.
La disyuntiva
era seguir usando solamente la fuerza contra la criminalidad, o ser más
eficaces, con mayor información y análisis, coordinación institucional y
prevención social de del delito.
En su estadística, los homicidios bajaron en Tamaulipas (36.2%), Chihuahua (37.2%) y Nuevo León (46.5%).
Con
ese preámbulo, el mandatario precisó que en ninguna parte se acepta la
autotutela, pero que da la bienvenida a la sociedad civil organizada.
Así, como Calderón, la seguridad del país está en manos de las Fuerzas
Armadas
El país del futuro
Presencias y ausencias
notables. El pleno del Pacto por México estuvo incompleto pues falló a
la cita, el dirigente del PRD, Jesús Zambrano, aunque Silvano Aureoles
se deja ver en primer plano.
El dirigente del PAN, Gustavo Madero,
ofrece un gesto aparentemente crítico: no aplaude al discurso
presidencial. Pero más tarde, al fin del acto, se enlazará en un efusivo
abrazo con el mandatario.
Ahí está Diego Fernández de Cevallos.
También los actores del salinismo y el viejo régimen priista, el
anterior a los gobiernos del PAN, que hoy están de regreso: Alfredo del
Mazo, Carlos Hank Rhon y otros sobrevivientes transexenales, símbolos
del priismo de todos los tiempos: Joaquín Gamboa Pascoe, Carlos Romero
Deschamps…
Factores de la producción, actores políticos y sociales coinciden en la carpa donde Peña Nieto expone el estado de la nación.
El
bache económico es conocido. La expectativa de crecimiento en México
descendió y, aun cuando uno de los ejes de gobierno es “responsabilidad
global” y su objetivo principal reposicionar al país en el extranjero,
la inversión extranjera directa disminuye vertiginosamente.
El
presidente abunda en sus logros internacionales: reuniones con otros
jefes de Estado y de gobierno; un viaje en puerta a Turquía; tratados
comerciales con Centroamérica…
Una expresión atenúa la debacle
económica: “El gobierno reconoce la necesidad de preservar la
estabilidad macroeconómica alcanzada desde hace 15 años”.
El
informe es de promesas, de plazos largos, de objetivos por concretarse
pero que están en vías de hacerlo gracias a las reformas financiera, de
competencia económica, de telecomunicaciones, la energética y la
hacendaria.
Son sólo promesas, pues la energética no se ha
aprobado, la hacendaria aun no se presenta y el resto no se han
concretado en legislaciones secundarias.
Es decir, únicamente se
puede informar que se avanza en las reformas con unas acciones
concretas: se resolvió el desabasto de gas natural para la industria con
una inversión de 150 mil millones de pesos; respaldó a 43 mil pequeñas y
medianas empresas y, por lo demás aumenta el crédito bancario y habrá
inversiones privadas que generarán empleo.
Para eficientar el
gasto público, Peña Nieto recordó que lanzó un programa de eficiencia y
transparencia. Aunque no abunda en ello, un hecho abonó poco a ese
compromiso: tradicionalmente, el documento completo del informe era
enviado a medios de comunicación las primeras horas del 1 de septiembre o
entregado después de la solemnidad en el Congreso. Hoy, hasta la tarde
del lunes 2, el documento fue colocado en el portal electrónico de la
Presidencia.
La danza de las cifras es modesta. Pero las buenas
intenciones siguen en el tenor de que serán las reformas las que
consigan elevar productividad, competitividad y crecimiento económico,
hasta reflejarlo en la economía familiar:
“Convoco a todos a que
seamos parte del México que no le tiene miedo a la transformación, del
México decidido a trascender y dejar huella. Mover a México,
transformarlo de raíz, exigirá lo mejor de nosotros, pero vale la pena
el esfuerzo. En los siguientes meses se estará decidiendo qué historia
vamos a escribir en las siguientes décadas. Es así de sencillo y así de
trascendente”.
Antes del mediodía, la residencia oficial se despeja.
Gobernadores
y funcionarios salen. No hay convite posterior. En el desfile de
vehículos blindados y escoltas, la residencia oficial se vacía y el
operativo de seguridad se extingue.
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