Rafael Caro Quintero.
Foto: Xinhua.
En entrevista con Proceso,
el procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, lamenta la
excarcelación del fundador del Cártel de Guadalajara, Rafael Caro
Quintero, y dice que de haber sabido que se gestaba su liberación en los
tribunales, habría interpuesto algún recurso para mantenerlo en
prisión. “Me avisaron tarde”, asegura, y atribuye a las instancias
judiciales la responsabilidad de este hecho que tensó la relación con
Estados Unidos.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Cuando Jesús
Murillo Karam habla de la liberación de Rafael Caro Quintero, suelta el
vapeador. El simulador electrónico del cigarro deja una estela de vapor y
la voz del procurador se hace todavía más grave: fue notificado seis
horas después de que el fundador del desaparecido Cártel de Guadalajara
ya estaba en la calle, libre, después de 28 años de encierro, pero a 12
de cumplir su condena.
La justicia federal lo puso en libertad de
madrugada y a la Procuraduría General de la República le notificaron la
excarcelación casi al mismo tiempo que a la prensa, la mañana del
viernes 9 de agosto. “Para cuando me notifican, ya no tengo al
detenido”. El tribunal no esperó a que la procuraduría interpusiera un
recurso, como lo admitía la decisión de ampararlo, dice en entrevista.
Al
titular de la PRG le ha tocado lidiar con casos que han puesto a prueba
al gobierno de Enrique Peña Nieto. Desde la dudosa explosión en el
corporativo de Pemex –a dos meses de iniciada la administración– y la
captura de la lideresa magisterial Elba Esther Gordillo, hasta otros
fallos judiciales que han sido reveses para la dependencia. Uno de
ellos, la exoneración del delito de desvío de la partida secreta de la
Presidencia a Raúl Salinas de Gortari, contra quien Murillo Karam dice
tener pruebas de que numerosos de sus bienes no los adquirió de manera
legítima.
Pero de las sentencias judiciales, la de mayores
consecuencias hasta ahora es la de Caro Quintero porque colocó a la PGR a
la defensiva de los viejos rencores del gobierno y de la prensa
estadunidenses. La salida de Caro, a quien México y Estados Unidos
quieren de nueva cuenta en condición de prófugo, aumentó el encono de
los estadunidenses contra el sinaloense, quien en los ochenta era uno de
los principales traficantes de mariguana a Estados Unidos. Su liderazgo
acabó en febrero de 1985, cuando fue asesinado el agente de la DEA,
Enrique Camarena.
Estados Unidos acusa del hecho a los jefes del Cártel de Guadalajara: Caro Quintero, Ernesto Fonseca Carrillo, Don Neto,
y Miguel Ángel Félix Gallardo. Y así la justicia mexicana los juzgó y
sentenció a 40 años de prisión por homicidio y delitos contra la salud.
Parecía una historia acabada. Ni siquiera Estados Unidos hizo más por su
extradición.
“Estados Unidos había solicitado una detención para
efectos de extradición. Pero tras ser detenido, lo que tenía que haber
hecho era solicitar a México la extradición formal para que el gobierno
mexicano y el Poder Judicial vieran si lo entregaban”, apunta el
procurador.
Pero eso no ocurrió y ahora con Caro en la calle, por
el amparo que le dio el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Penal con
sede en Jalisco, lo que tiene la PGR es una orden de detención para
efectos de la extradición que ya solicitó el gobierno estadunidense.
“Hoy sí –afirma el funcionario– tengo una solicitud de extradición, algo
que debieron haber hecho desde un principio”.
(Fragmento del reportaje que se publica en Proceso 1923, ya en circulación)
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