LA POLITICA: ARTE DEL CARAJO

Por Joel Vargas

Don Miguel Ramos Arizpe fue un mexicano excepcional.
Nació en Coahuila como Venustiano Carranza y Humberto Moreira, defenestrado dirigente del PRI. Ramos Arizpe se graduó de sacerdote y profundizó muchísimo sus acciones y sus aportaciones intelectuales como político liberal. Vivió 68 años, lo que le bastaron para construirse una historia pletórica de bienaventuranzas. Muy merecidamente le fue concedida la denominación de “Padre del Federalismo” no obstante que en los tiempos que imprimió su ideario a favor de México únicamente habían 19 estados y 4 territorios federales.
Ramos Arizpe se graduó de doctor en filosofía, fue por tanto un filósofo y político liberal cuyas ideas de avanzada las puso al servicio de la consolidación de la nación mexicana. Nació quince años antes que Hidalgo iniciara el movimiento de Independencia nacional. Fue el tiempo de un joven político y filósofo nutriendo a una nación joven necesitada de sus buenos hijos. Se confrontó con eminencias de su época como Lucas Alemán, Carlos María Bustamante, etc.
Cómo estarían esos tiempos de convulsiones y renovaciones que se atribuyen a este insigne pensador mexicano, con formación ética y religiosa, algo que hasta la fecha cobra una exuberante vigencia y que degrada una de las actividades más sublimes como es el ejercicio de la política. Se dice que así definió la política don Miguel: “La Política es un arte del carajo / que a mi modo de ver estriba / en darles las nalgas al de arriba / y picarles el culo a los de abajo/.
Este mexicano norteño de fuerte prosapia intelectual fue designado por el Congreso de la Unión “Benemérito de la Patria”, titulo social y patriótico que marca la ruta iluminada de este mexicano sin par. Parece que la definición de política está en su justa dimensión, porque así es, un juego de picardías para caer en el campo de la realidad.
Lo que resulta un poco incomprensible es el lenguaje sicalíptico de este doctor en filosofía tan recatado por su condición de sacerdote, pero todo es posible en la realidad de la vida. Recuerdo las expresiones de ese gran periodista y analista político que fue don Francisco Martínez de la Vega, cuando observó que uno de sus modestos amigos, en menos de un mes de haber sido designado en un cargo público, había cambiado no solamente su estilo de vida, su comportamiento sencillo, sino hasta el modo de hablar y de caminar. Dijo así don Paco: “A éste ya se le subió lo pendejo”.
De estos políticos llaneros hay muchos. Allá arriba son mansos, son mudos y casi andan de rodillas. Acá, abajo, son gachos, abusivos, gritones, ofensivos y traen lo pendejo no en la cabeza, sino en todo el cuerpo. Pero la política seguirá siendo así: allá las dan, acá las piden. Ese gran viejo que fue don Felipe Rivera dijo así: “Las mujeres triunfan más fácil que los hombres porque tienen una amplia carta de recomendación y un profundo sentido de la amistad”. Bien por Josefina que también tiene su carta de recomendación.