martes, 26 de abril de 2011

Columna: CON RUMBO AL SUR…


LOS “NI NI NI”, EN VIVO Y EN DIRECTO

Por Angel Gabriel FERNÁNDEZ


(1)


Para efectos de comportamiento social, es famoso el término “ni ni”: es aplicado a los chamacos que ni estudian ni trabajan.



Para efectos de cuestiones políticas, existen los “ni ni ni”: ni saben, ni pueden, ni quieren.
Los “ni ni ni” abundan en el Congreso del Estado y en los Ayuntamientos del sur de Veracruz.



No saben ni pueden hacer nada, porque llegaron a sus puestos de elección popular (algunos ni de ese favor del pueblo gozan, porque llegan en base a componendas políticas) a sentarse y a preguntarse: ¿y ahora qué? No llegaron con bases populares apoyándolos ni con proyectos de trabajo viables. Llegaron con la esperanza de que la inspiración divina se apiade de ellos.
Pero lo más visible es que no quieren hacer las cosas. Son políticos abúlicos, animales que hablan…piedras que se mueven pero sin dirección.



(2)



El fin de semana pasado estuvo en Villa Oluta el ciudadano Miguel Angel Herrera Cándido, una de las grandes glorias del beisbol. Es hermano del no menos famoso beisbolista Salvador “Salpa Domínguez Cándido. Miguel Angel fue tan buen jugador que cuando al equipo local, los Jicameros de Oluta, se le ponían las cosas difíciles, era traído desde Ticul, Yucatán, sólo para que ocupara el jardín izquierdo en una serie de domingo. Lo traían, hacía espectaculares jugadas, regaba batazos por todo el campo y el mismo domingo por la noche se regresaba a su nuevo domicilio. Era la estrella del pueblo.


Pero ahora no vino a jugar beisbol: vino a llorar la muerte de su hermana menor “Chonita” Herrera, una víctima más del cáncer. La mujer murió el Viernes Santo y fue sepultada el Sábado de Gloria. Era cuñada de un personaje no menos famoso del pueblo: Mauricio Gómez Delgado, dos veces presidente municipal, una por el PT, otra por el PAN y también fue candidato del PRI.


(3)



“Chona” era una de las muchas mujeres, hombres y niños del pueblo y de la región que sufren la cruel enfermedad y que semana con semana o mes con mes tienen que viajar a la ciudad de Xalapa, en donde está el único hospital especializado en cáncer. Se trata el Centro de Cancerología “Miguel Dorantes”.


Su historia es semejante a la de Alejandro de Aquino, popularmente conocido como “La Abeja”, un joven de no más de 23 años que padece el mismo cáncer y al que cada rato hay que trasladar a la Capital del Estado porque se pone muy grave. Sus familiares han pedido caridad por medio de los “palos que hablan”, solicitando ayuda económica para los gastos médicos y para el transporte.


(4)


Ahora me dirán: qué tienen que ver los “ni ni ni” con los pobres enfermos de cáncer.


Simplemente esto: no hay sensibilidad de parte de los funcionarios públicos, de parte de los presidentes municipales, de los Diputados Locales y Federales. Todos han dejado morir a los enfermos de cáncer; no les dan las herramientas necesarias para que luchen por su vida; no les dan el apoyo para que tengan ese derecho humanitario de procurarse una atención médica adecuada y oportuna que les garantice una vida de calidad.


Cada semana o cada mes, son decenas de enfermos de cáncer que parten a Xalapa para recibir quimioterapias o radioterapias. Los que tienen los recursos suficientes para el transporte, llegan puntuales a las citas; los que no, simplemente no llegan y cuando pierden la secuencia del tratamiento, sobreviene la muerte.


Pero el llegar a la ciudad de Xalapa es lo de menos: lo hacen algunos hasta de “raid”. Lo feo es que llegando allá, muchas familias tienen que andar como pordioseras, buscando dónde dormir, dónde comer, dónde guarecerse de la lluvia o del frío. Ir a los albergues cuesta en algunos lugares 10 pesos, en otros 20 y en otros hasta 50 pesos diarios.


Las autoridades municipales de la región, sean de Acayucan, Oluta, San Juan Evangelista, Sayula de Alemán, Texistepec, Soconusco y Soteapan, entre otras, no han tenido la iniciativa de procurar ayuda a sus enfermos de cáncer. Cada autoridad municipal podría rentar una casa para que sus enfermos y sus fa miliares lleguen y tenga dónde quedarse en la Capital del Estado.


¿Cuánto podrían pagar de renta? ¿5 ó 10 mil pesos mensuales? Más se gastan en viáticos, “gastos de representación”, pago de teléfonos celulares y otros. Sí se puede, pero no se vale.
No se vale que en la ciudad de Xalapa se vean escenas dramáticas de “peloncitos” o “peloncitas” que digan: “vengo de Texistepec o de San Juan Evangelista, pero no tengo dónde quedarme” y lo tienen que hacer en lugares públicos.


Acayucan tienen tres representantes populares: un diputado federal en el Congreso de la Unión, Rafael Rodríguez y dos diputados locales en el Congreso Local. Entre los tres algo podrían hacer por esas decenas de enfermos.


Ni se diga de los presidentes municipales. Hay unos que lucen camionetas “perronas” y otros que presumen tener a la mano cheques o dinero en efectivo para múltiples acciones, pero son incapaces de auxiliar a sus ciudadanos enfermos que tienen que viajar.



(5)


Pero los que se llevan las palmas son los representantes populares más cercanos al pueblo: los regidores. Ninguno de ellos –de los de Acayucan, por ejemplo—se han metido a gestionar apoyos para los ciudadanos enfermos. ¿No podrían los 10 ediles de Acayucan, hacer la coperacha para rentar una casa en Xalapa para que llegaran los enfermos de cáncer?


No vayan a contestar que esa es labor de la alcaldesa Fabiola Vázquez, porque la presidenta municipal de Acayucan, a través del DIF que dirige el licenciado Héctor Cárdenas Figueroa, sí ha apoyado a los necesitados. Y no es de ahora ni de tiempos electoreros: Regina Vázquez era muy sensible a estas cuestiones y personalmente las atendía.

Lo que sucede, sí, es que los ediles de Acayucan son unos perfectos “ni ni ni”: ni saben, ni pueden ni quieren.


Vamos, han dejado caer los Lunes de Puertas Abiertas iniciados por Fabiola Vázquez. Ninguno se aparece en las mesas de atención. El que da la cara es el director del DIF, Héctor Cárdenas Figueroa, atendiendo a gente personalmente, directa y dilectamente, por instrucciones de la Alcaldesa.


Eso se llama irresponsabilidad.


Hay un grupo de ediles que está más preocupado por el Carnaval que por vigilar el servicio de la limpia pública.


Están más pendientes del circo que de los dolores de sus ciudadanos.


Tienen preparado un cartel de artistas segundones para la fiesta, en lugar de preocuparse por una educación o salud de primera. Prefieren ver a una operada Lorena Herrera que conseguir especialistas para que operen a los ciudadanos enfermos.


Prefieren traer a un actor cubano que se la pasará diciendo adiós en los paseos, pero dejan a la voluntad de Dios a sus ciudadanos necesitados.


Ni, ni, ni… ni la amuelan.

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