sábado, 23 de octubre de 2010

DE POLÍTICA Y ESA FAUNA


Por Rosalino Guillén Tapia


INUNDACIONES; Agua pura; agua dulce, agua agria; agua salada; agua con frutas; agua con limón, agua con naranja, qué saludables, aguas que sanan. Aguas agitadas, salvajes, criminales que ahogan, matan, asesinan, destruyen; ¡Qué paradoja! Aguas que dan y quitan. Aguas torrenciales que inundaron Minatitlán, Tlacotalpan, el Puerto de Veracruz y más de 29 municipios veracruzanos.
En otros Estados de la República las cosas no andan mejor que digamos, el líquido elemento, de igual manera ha hecho de las suyas.
Para fortuna nuestra y al parecer ya pasaron pero dejan secuelas; influenza, gripe, dengue y demás que ahora son la preocupación de autoridades sanitarias que se aprestan a invertir millonarias cantidades en vacunas para remediar estos males y efectuar limpiezas, hacer adecuaciones en viviendas, en limpieza de calles.
Hay que dejar expeditas calles de los lodazales y arreglar carreteras interrumpidas en diversas partes donde la comunicación es total o parcialmente imposible de hacerse debido a los desbordamientos de los ríos y arroyos. Los deslaves por las fuertes lluvias han causado muertes y cuantiosos daños materiales; los terremotos ya ni se diga.
En otros Estados de la República las aguas han causado también cuantiosos daños y pérdidas de vidas humanas pero todo parece indicar que los cauces de los ríos vuelven a la normalidad. El gobierno Federal reparte despensas a manos llenas en todas las zonas afectadas.
El gobierno del Estado hace lo suyo o al menos el gobernador recorre incansable las partes inundadas y hasta solicitó la autorización de la H. Legislatura del Estado—parece que ya la tiene—de un préstamo por DIEZ MIL MILLONES DE PESOS para atender a conciencia las necesidades de los damnificados veracruzanos que suman muchos miles.
Los veracruzanos oyen esto y se preguntan ¿Y el FONDEN, es decir, el Fondo para atención en casos de desastres naturales, donde está? Algunos mal pensados de esos que abundan en Veracruz, aseguran que hasta estos dineros desaparecieron en las campañas electorales pasadas y que Fidel exageraba demasiado cuando decía a los cuatro vientos que Miguel Alemán había dejado sumamente endeudado a Veracruz con tres mil quinientos millones por que ahora él nos está dejando con una deuda, que según dicen, con los diez mil millones de este último préstamo, asciende a unos cuarenta y dos mil millones y esas cantidades se dicen y se escriben fácil pero la verdad es que son demasiado gruesas y colocarían al Estado entre uno de los más endeudados después del Distrito Federal y el Estado de México.
¡Responsabilidad! Dice el amigo Mario. ¿Dónde quedó la previsión? Todo gobernante sabe que hay tiempos buenos pero que también hay tiempos malos. Después de la tempestad viene la calma y a la inversa, después de tanta calma viene la tempestad; y, vino; llegó la tempestad, las tormentas, los ciclones, los terremotos y cogió desprevenido al gobernador de la fidelidad, al gobernante que, entre otras cosas, invirtió miles y miles de pesos en playeras y gorras rojas, en vehículos y combustible, en personal pagado para comprar el voto popular para que ganara las elecciones su delfín.
Lo logró; pero a qué precio; acabó con las economías del Estado y municipales al grado, que como ha estado sucediendo aquí, los alcaldes, sin dinero para cubrir los salarios de empleados se han visto precisados a despedir a decenas de trabajadores que hoy por hoy han pasado a engrosar las filas de los desempleados en municipios como el nuestro donde la industria ocupadora de mano de obra brilla por su ausencia y una de las fuentes de trabajo era precisamente el municipio.
¿Cuántas familias se quedaron sin ingresos vitales? ¿Qué es lo que van a hacer los padres de familia, sin trabajo y con obligaciones ineludibles como la de proveer de alimento y vestido al hogar, educación –costosa por cierto—a sus hijos? ¿Cómo pretende la Presidencia de la República abatir la delincuencia cuando no hay trabajo para nadie en México?
No cobra la policía, a los maestros les llegan sus cheques con descuentos de pagos de abono de cosas, como los coches, y al checar con sus acreedores se han encontrado con la novedad que desde hace 9 meses no han recibido ni un sólo centavo de abono. Es increíble pero cierto; Los descuentos que les hacen a los empleados del Estado, en lugar que sean entregados a los reales beneficiarios fueron destinados, como sucedió con otros fondos oficiales, a sufragar gastos de las campañas políticas pasadas sin importarle a nadie las consecuencias que este irregular acto pueda traer para los “fieles” servidores del Gobierno del Estado.
Lo más chistoso de este asunto, tal y como cualquiera lo puede deducir, es que a lo último quienes pagamos la irresponsabilidad y corruptelas de los funcionarios públicos somos nosotros y hoy lo vemos con la reciente alza del precio de las gasolinas que conlleva el alza de la canasta básica y demás productos que sirven para vivir cotidianamente.
El colmo es que dicen que ya hay el taxi l060, es decir ya no se conformó Fidel Herrera en emitir 500 placas más sobre las 500 que habían antes de las elecciones, sino que la emisión de concesiones sigue avanzando y a lo mejor –Dios quiera y me equivoque—llegaremos al número 1500 en taxis y esto representa por si solo que taxistas y concesionarios vean reducidos sus ingresos al grado de ser incosteable tener un taxi y trabajar como choferes de los mismos.
Lo anterior se suma a todos los demás problemas económicos que ya estamos padeciendo en esta región que tiene tan mala suerte que en lugar de crear fuentes de trabajo, las autoridades, con sus descabelladas medidas dejan en la calle a más gente cada día que pasa.
Pero esto, al menos a mí me parece, está demasiado pesimista y es mejor que piense que todos debemos tener esperanza de que vendrán tiempos mejores o más bien que están por venir, de manera que, me ajustaré disciplinadamente con las urgencias de Pilar, Pilarica y Berenice en el sentido de que ya es hora que me retire a descansar para que no vaya a desmejorarme más de lo que estoy, así que, queriendo o no voy a utilizar mi clásica despedida, mientras me jala del pantalón mi nieto Juanito y, hay nos vemos pues.

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