miércoles, 2 de septiembre de 2009

Columna: Con Rumbo al Sur

LOS PRESIDENTES

Por Angel Gabriel FERNANDEZ

En México, hablar del comportamiento del presidente de la República en turno, es como blasfemar: herejes nos han de llamar los que tenemos tal atrevimiento.
La crítica, sin embargo, es uno de los mejores antídotos contra el autoritarismo.
Por fortuna, en México hay visos de pluralidad. Los que escribimos a veces tenemos el enemigo interno, en nosotros, aunque no es menos cierto que para aplicar la censura hay un enemigo invisible pero no menos eficaz: la amenaza velada.
Pero da gusto leer a columnistas como el profesor Joel Vargas Cruz, uno de los juglares acayuqueños, que se atreven a decir que el Presidente Calderón hace como los avestruces: esconde la cara en la arena y que sale al extranjero sólo a hacerse pendejo.
Presidencialismo es autoritarismo. Si el Presidente es autoritario, de ahí para abajo los “gatitos” aunque sean de Angora, también hacen de las suyas, sean senadores, diputados, secretarios de estados, gobernadores y ya ni se diga de Alcaldes y regidores.
A nuestros políticos, como tradición heredada de España recién hecha la conquista, primero les enseñan a ejercer el poder que a pensar. A los mexicanos primero nos enseñan a creer que a pensar.
El historiador Enrique Krauze, desnuda a los presidentes en su libro “La Presidencia Imperial”.
Gustavo Díaz Ordaz fue el más feo de los Presidentes. Desde joven se le vio su instinto sanguinario, ya que siendo agente del ministerio público en algún municipio de su natal puebla, desarmó a un supuesto pistolero que lo iba siguiendo. No se medía: cuando los estudiantes se negaron a responderle cuando apareció en casi todos los periódicos con una mano extendida, al otro día dijo irónicamente que le gustaba la fiesta brava, las corridas de toros, ver castigar, sangrar y morir al toro. Su instinto lo confirmó el 2 de octubre de 1968.

Luis Echeverría pasó a la historia…pero pasó ala historia porque orquestó desde el gobierno un movimiento para expulsar del diario Excélsior a don Julio Scherer García. Chico favor le hizo: don Julio Scherer fundó Proceso, hoy por hoy lo máximo en libertad de expresión.
En esto de la libertad de expresión o de atentar contra ella, Felipe Calderón no canta mal los Caminos de Michoacán, pues recientemente la Secretaría de Seguridad Pública Federal (la dependencia esa de la que dependen los policías que atracaron un negocio de vinos y licores en Acayucan, a cuya dueña finalmente le fueron a pedir disculpas como si con eso bastara) presentó a presuntos narcotraficantes, a los que como “prueba del delito” les decomisó armas, dinero, droga y unos ejemplares de Proceso. Válgame Dios. Ahí, en el hangar de la policía donde presentan a los detenidos, estaban los ejemplares de la revista de información y análisis.
José López Portillo juró defender el peso como un perro, pero nos hundió. Terminó casándose con una actriz de películas de ficheras.
Miguel de la Madrid Hurtado no supo ni cómo reaccionar en el temblor de 1985. Es ya un pobre anciano al que Carlos Salinas de Gortari obligó a retractarse de unas declaraciones hechas a la periodista Carmen Aristegui. Ni como presidente ni como ciudadano común tuvo valor. La política y la vida se cocinan con sesos y huevos.
Carlos Salinas es “El Padrino”. Anda apadrinando al “goleen boy” Enrique Peña Nieto para que sea el próximo candidato del PRI a la Presidencia de la República. Descaro total: ese señor debería estar en la cárcel, barriendo todos los parques públicos del país o boleándonos los zapatos a todos los mexicanos, para pagarnos todos los agravios. En una entrevista con Luis Donaldo Colosio, cuando le preguntaron qué opinaba de la familia Salinas de Gortari, respondió así: ¿han visto la película EL Padrino”?.
Ernesto Zedillo fue un presidente gris. No supo ni llorar a su amigo Luis Donaldo Colosio. No supo ni defender al PRI de su derrotar en el año 2000.
Pero los que de plano no saben el rumbo son los panistas.
Vicente Foz, dice mi maestro Joel Vargas Cruz, era apodado el semen: “cuando no sale con una jalada, sale con una mamada”.

Y don Felipe Calderón anda perdido. Se parece a la India María: ni aquí ni allá.
Ayer rindió su tercer informe de gobierno, pero debió entregar al Congreso hojas en blanco y en rojo. En blanco porque no se ve el avance del País; en rojo, porque la violencia lo rebasó.
A Calderón hay que hacerle como le hicieron –inmerecidamente-- a Salvador Allende en Chile: las mujeres salieron a las calles a mostrarle y sonarle las cazuelas y platos vacíos, pero allá fue por cuestiones ideológicas. Aquí en México si sería por hambre.
A Felipe Calderón nos hemos cansado de esperarlo.
Estamos como las mujeres del Chapo de Sinaloa que dice que se cansaron de esperarlo y de dormirse en esa cama triste y vacía. Acá vivimos los días con miedo a la violencia y con los platos vacíos.
Como dice Paquita la del Barrrio: “Me estas oyendo…”.
O “puro puro y al amanecer cigarro”.
Foz y Calderón, el cambio panista en México, nos ilusionaron. Pero ahora los mexicanos podremos decirles:
“Fallaste, no consigues lo que buscan ; no te niego que me gustabas pero ya no te quiero…Dos cosas que no debes confundir: el deseo no es amor sincero”.
Elegimos al PAN: nos equivocamos.
Pero con nuestros votos en el 2012 no las pueden pagar.
Las desgracias no vienen solas. Calderón nos ha fallado.
…Y todavía faltan tres años.

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