miércoles, 12 de agosto de 2009

COLUMNA: CON RUMBO AL SUR

LOS POLÍTICOS

Por Angel Gabriel FERNANDEZ

El dictador Porfirio Díaz fue célebre, además de por posar sus sentaderas en la silla presidencial muchos años, por haberse enamorado de una de sus sobrinas, por haber hecho un escándalo familiar cuando encontró a su yerno en una fiesta de homosexuales y por una entrevista dada al periodista James Creelman del “The Pearson’s Magazine”, en la que decía que, iniciado el siglo XX, los mexicanos no estaban preparados para la democracia; que todavía parecían niños que necesitaban que un adulto los guiara.
Es decir: Porfirio Díaz se burlaba de los mexicanos, los chamaqueaba.
Hoy en día todavía hay políticos que quieren chamaquear a la gente. Veamos:
En Acayucan, el empresario constructor Marco Martínez Amador ya se ganó un mote: “la Coca Cola”; mejor dicho, dos motes. “La Coca Cola” y “La Barbacoa”. Porque en todos los eventos se aparece.
Marco Martínez regalando uniformes.
Marco Martínez regalando agua.
El mismo regalando medicinas.
El mismo en la boda, en los quince años, en los bautismos, en las clausuras de cursos, en el lanzamiento de la primera bola, en la primera patada. En todo.
Quiere, obvio, ser Presidente Municipal.
Dice que ha trabajado por Acayucan desde hace muchos años y que por el momento lo hace sin interés y sin abanderar ningún partido.
Quiere sacrificarse por Acayucan.
Esto hacer recordar una anécdota de don Jesús Velázquez Salazar, dueño de la gasolinería Azteca y del hotel Jesymar, el cual en una ocasión dijo: “La única manera que tengo de pagarle a Acayucan todo lo que me ha dado, es sirviéndole como Presidente Municipal”. Nunca lo fue. Era jalisciense.
Lo novedoso de Marco Martínez es que se reúne con príístas, con panistas, con perredistas, llevó a su balneario a los de Convergencia. No se decide por cuál. Va a terminar en el Verde Ecologista o en el PSD.
Marco cree que “al que madruga, Dios lo ayuda”.
Pero que recuerde que “no por mucho madrugar, amanece más temprano”.

HISTORIAS DEL PALACIO (2)

Con NotiSUR en la mano, personal del palacio municipal se quejó: “No fuiste parejo con todos”. Sí, dije lo del café, lo de la venta de comida, pero faltó la historia de la zapatería:
La oficina de la oficialía mayor, es eso, una zapatería. Doña Ruperta tiene ahí sus “torres” de cajas; hay para escoger: zapatos de tacón, chanclitas, zapatos bajitos, “llévele, llévele”, en la quincena les cobro.
Doña “Rupe”, es la fiscal de hierro: a los que no llegan a tiempo, los reporta de volada. Pero nomás mira para abajo, o sea, a empleadillos de segunda, a achichincles; para arriba no sabe mirar, porque entonces tendría que reportar a los regidores faltistas que son casi todos.
Y es que, en serio, me exigieron que la barredora fuera pareja. Al cliente, pues, lo que pida:
La oficina de Comunicación Social está normalmente llena de chamacos. Son como las semillas del tomate: muchas, no se sabe para qué sirven pero ahí están.
Da gusto, sin embargo, ver que no todas las empleadas van a hacerse como la “Tía Lola”, porque es rutinario ver a mi amiga Isela Condado leyendo sus libros; repasando seguramente sus materias universitarias, porque es de las poquitas que sí fueron a la escuela. Con todo y el apellido de políticos que tiene, Isela sí va a cumplir con su trabajo.
Y para quienes se indignaron porque dije que algunos o algunas auxiliares de plano no dan golpe, déjenme les cuento, diría el español López Dóriga: el lunes a pleno mediodía, la empleada de la sindicatura se estaba echando una dormidita. Sin albur, la chica se recostó y se durmió en el escritorio. El reportero iba a entrar a la oficina pero se abstuvo para n o interrumpirle su plácido sueño. Despertó cuando su jefe Andrés Ramírez entró a firmar una documentación que le llevó doña Carmelita Carrasco Marín.
Doña Carmelita Carrasco es un lujo en el palacio. Tan de lujo es que fue reina en Acayucan.
Otro lujo del palacio es el licenciado Nezahualcóyotl Damián, admirador del Che Guevara, quien adorna su cubículo con buenos libros y con buenas revistas. Es profesor de filosofía y derecho. Su presencia contrasta con la recua de burritos que pulula en otras oficinas.
Pero la hora de la recepción de la Presidencia tenía que llegar. Pero la decepción también tiene que llegar: a nadie conozco. Sólo veo hasta 4 chicas amontonadas tratando de contestar un solo teléfono. De ellas sólo se sabe que una fue famosa porque en un operativo de la policía la pescaron con un vaso en la mano (seguramente era agua de Jamaica) y a otra la acusaban supuestamente de acoso sexual en contra de una compañera a la que se le cuece aparte. “Cositas menores”, no hay problema. Una dijo “soy hembrita” y la otra dijo “yo soy más”.
Uno de los mejores aciertos de Regina Vázquez, sin duda, es el tener a su lado a la licenciada Aída Cárdenas Figueroa. Ella y su hermano el licenciado Héctor son otros lujos de los que puede presumir la administración municipal. Contrastan con la bola de casi analfabetas, se quemaron las pestañas estudiando y provienen de una familia honorable. De Héctor se dije que podría incluso ser candidato del PRI, pero que no se preocupe si en la próxima contienda no pasa nada con él en la política, porque aunque dicen que la voz del pueblo es la voz de Dios, los pueblos también se equivocan, y de eso la historia tiene varios ejemplos.
Héctor Cárdenas, director del DIF, está para cosas grandes. Hay que pulirlo, conducirlo, pero para eso tiene un gran maestro y padre: el abogado Gabriel Cárdenas Escobar, integrante de una familia de políticos de a deveras como el licenciado Jorge Uscanga Escobar.
Y repito: si a Héctor Cárdenas no se le reconoce su capacidad, puede irse a ejercer su profesión de manera particular, sólo que los niños y ancianos a los que ha ayudado con los programas sociales, podrían poner un cartel como el que un escritor colombiano sugirió que se instalara en las afueras de un pueblo donde no reconocían las virtudes de su gente: “aquí se galardona a los pendejos…”.
Finalmente, por los pasillos del palacio se escuchan los pasos de ex ediles como Micky Facundo y Dagoberto Marcial. Se escuchan los pasos del ex dirigente del Comité Regional Campesino Daniel Alor Ledesma. Estuvo otro líder agrario como Orlando Guillén, pero a éste lo corrió la regidora Ana María Azotla, la mujer de los risitos de oro pero de mal carácter.
Ahí está, pues, la radiografía del palacio.
La administración al desnudo.
Casi al desnudo…porque hay más.

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