ATENTA EX REGIDOR CONTRA EL DIRECTOR EDITORIAL DE
DIARIO NOTISUR, JOSÉ LUIS ORTEGA; ÉSTE CAE Y ESTÁ GRAVE
*** Borracho de impunidad, Alejandro Wong Ramos persigue pistola en mano a periodistas *** Tres más fueron agredidos: José Luis Pérez Cruz, Roberto Pérez López y Jorge Tolentino.
Por Crispín Garrido Mancilla
Coatzacoalcos, Ver.- La noticia en la radio era demoledora: El ex regidor del Ayuntamiento Alejandro Wong Ramos había amenazado con una pistola a varios periodistas y uno había caído al vacío desde una barda, al tratar de ponerse a salvo. José Luis Ortega Vidal, director editorial de Diario Notisur, había resultado gravemente lesionado al tratar de escapar saltando de una barda.
Era de esas noticias difíciles de asimilar. Apenas el día anterior habíamos estado conduciendo el programa “La noticia en el café”, por canal 14 de Olmeca TV, como cada mañana.
El tema que más habíamos destacado era lo positivo de los operativos que realiza el Ejército para tratar de disminuir la criminalidad. Al final concluíamos que pese a sus fallas, el Ejército seguía siendo la única autoridad que infundía respeto.
A lo largo del día, habíamos seguido teniendo contacto con José Luis, por los menesteres de la información. Las última comunicación había sido cerca de la medianoche, cuando le avisé de la entrega de mi columna para Diario Notisur. La edición ya estaba prácticamente en su fase de cierre.
Cerca de la una de la mañana, afinaron el contenido de la portada con el director general de Notisur, César Vázquez Chagoya, y se quedó el coordinador editorial, Pablo Jair Ortega Díaz, a supervisar el diseño.
José Luis Ortega Vidal y su tocayo José Luis Pérez Cruz, subdirector editorial de Diario del Istmo, amigos desde sus tiempos de estudiantes, habían acordado reunirse para planear el viaje hacia el puerto de Veracruz, donde la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Veracruzana, su Alma Mater, celebra su 50 Aniversario.
En el bar “El Rincón de José Alfredo Jiménez”, compartían la mesa con Jorge Tolentino, director del semanario Gráfico Sur, y Roberto Pérez López, reportero de una página de Internet.
En otra mesa, estaban los periodistas Mussio Cárdenas Arellano y Alejandro Martínez, con el ex regidor perredista Alejandro Wong Ramos. Cuando los primeros se retiraron, Wong Ramos se pasó a la mesa donde estaban los dos José Luis y sus otros amigos, conviviendo en paz y haciendo planes de lo que harían en el puerto jarocho. Como se había vuelto su sello personal, Alejandro Wong empezó a reclamar a José Luis Pérez Cruz de diversos temas ventilados públicamente, para pasar luego a discutir con todos, incluso por la música, hasta que llegó a los recordatorios familiares contra José Luis Pérez Cruz.
Empezaron entonces los manotazos, en los que todos tocaron parte, aunque José Luis Ortega, Roberto Pérez y Jorge Tolentino lo único que hacían era tratar de calmar a Alejandro Wong, quien, según la declaración de Pérez Cruz, asentada en la averiguación previa COAT4/164/09, además de ebrio parecía estar bajo el efecto de alguna droga.
En eso, el dueño del bar, Benito Soriano Aguilera, quien también fue regidor por el PRD en la comuna de Iván Hillman, llamó a Roberto Pérez a una barra lateral, donde le estaba diciendo: “Ya, tranquilos”, cuando Alejandro Wong, hecho un energúmeno, golpeaba a los tres que se habían quedado con él.
Lo que Roberto alcanzó a ver fue que le propinó al menos dos golpes a José Luis Ortega, mientras que a Jorge Tolentino lo golpeó con una silla mientras estaba tirado en el piso y lanzó además diversos proyectiles, entre ellos un salero.
José Luis Pérez Cruz comentó que la irritación de Alejandro Wong llegó a su nivel máximo cuando le lanzó dos puñetazos a él y logró esquivarlos. Entonces le dijo a su acompañante, Javier Hernández, quien hacía las veces de guardaespaldas, que le pasara la pistola, lo cual el otro acató de inmediato.
Roberto, que no estaba en la trifulca, vio cómo los tres corrieron rumbo al fondo del local, que tiene un patio angosto, a cuyos lados hay diversos cuadros con lo que al parecer son litografías. Roberto no vio la pistola, porque él apenas se dirigía hacia el grupo.
José Luis Pérez sí vio la pistola con la que Alejandro Wong dijo que los mataría. Narró que antes del pasillo vio la cocina y en su huida entró ahí para esconderse, mientras que José Luis Ortega y Jorge Tolentino siguieron corriendo hacia la parte posterior.
Roberto vio salir corriendo rumbo a la calle a Alejandro Wong y se dirigió al patio del local, hacia donde José Luis Ortega y Jorge Tolentino habían salido por una puerta de servicio. En el patio había una escalera de concreto, pegada a la pared, que colinda con el inmueble ubicado a un costado y sube a la azotea del local. Mientras subía, Roberto escuchó un quejido y se asomó al otro lado de la barda, donde pudo darse cuenta que había una construcción en obra negra, en el terreno de al lado, y entre la barda y ésta un foso, que daba a lo que sería el nivel del piso de abajo en una casa de dos plantas.
Roberto hizo algo que pudo haberle costado la vida: saltó sobre la barda y cayó también abajo. Providencialmente cayó sobre sus piernas, cinco metros abajo, y aunque sufrió serios raspones, pudo incorporarse. Se acercó a la persona que se quejaba y al iluminar su rostro con el celular vio que era José Luis Ortega, con la cabeza en un charco de sangre, que le salía por los oídos y la nariz. Estaba consciente, aunque no podía articular palabra. Incluso le señaló que le dolía el brazo en el momento en que él lo colocaba de costado para que no se broncoaspirara.
Arriba estaban ya Benito Soriano, José Luis Pérez y Jorge Tolentino, quienes de inmediato solicitaron una ambulancia, cuyos paramédicos, tras una espera que pareció eterna, sacaron a José Luis Ortega por el predio de al lado.
A esa hora, el energúmeno Alejandro Wong Ramos se había dado a la fuga.
Todavía por la mañana, Wong le llamó a José Luis Pérez Cruz a su celular, pero este no le contestó.
EL AMANECER
José Luis Ortega Vidal fue trasladado a una clínica privada ubicada en la avenida Revolución, donde fue visitado por Pablo Jair Ortega, coordinador de Información del diario Notisur, quien pudo constatar la gravedad de su estado. Desde ahí, junto con el director general, César Vázquez Chagoya, gestionaron su traslado al hospital de zona número 36 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Los médicos le dieron sólo 20 por ciento de posibilidades de supervivencia. Presentaba traumatismo craneoencefálico.
A las 8:00 horas debíamos presentarnos al programa “La noticia en el café”, en el que nos alternamos diferentes comentaristas cada día. Ayer era uno en los que José Luis Ortega no estaría. Quien sí llegó, devastado e indignado, fue don César Vázquez Chagoya, su titular.
Al aire, hizo un enérgico reclamo por la impunidad con que había podido escapar Alejandro Wong Ramos, a quien la policía preventiva no había hecho el menor intento por detener, escudado en la impunidad que le ha sido garantizada incluso en anteriores agresiones contra periodistas, la más conocida contra Leopoldo Zea Salas, columnista de Diario del Istmo, a quien también en su momento amenazó con arma de fuego.
El llamado era porque a la hora del programa matutino habían pasado apenas cinco horas del hecho, y podrían existir posibilidades de detenerlo, “pero Alejandro Wong Ramos anda ahí, por la calle, burlándose de la justicia”, decía Vázquez Chagoya.
Insistió mucho en la peligrosa impunidad que gozan este tipo de individuos, que tienen un tronco común, que son el diputado local Gonzalo Guízar Valladares, y el ex alcalde y actual precandidato a legislador federal Iván Hillman Chapoy; la forma en que estas gentes atropellan los derechos de particulares y a través de ciertos columnistas todavía los atacan y calumnian, como ocurre con Hortensia Basurto Sánchez, a quien miembros del clan Guízar le invadieron un terreno y hasta el momento no logra recuperarlo.
El director del canal 14 de Olmeca TV, empresa hermana de Diario Notisur, Jorge Luis Torres, expresó también su solidaridad y condena por el ataque contra el comunicador, lo mismo que numerosas personas del auditorio.
Mientras transcurría el programa, se informó que el gobernador Fidel Herrera había dispuesto todo el apoyo necesario para salvar la vida de José Luis Ortega, incluyendo la transportación aérea, y había ordenado la presencia en Coatzacoalcos del procurador de Justicia, Salvador Míkel Rivera, y del titular de la Comisión Estatal para la Defensa de los Periodistas, Gerardo Perdomo Cueto.
INCERTIDUMBRE
En el hospital del Seguro Social, la esposa de José Luis, Maritza; ejecutivos del Grupo Olmeca Multimedios; periodistas amigos, incluyendo a los que habían estado con él durante el ataque, y miembros del personal de Diario Notisur, esperaban angustiados las noticias sobre la evolución del paciente.
Se informó que le fue practicada una tomografía y que sólo faltaba la autorización del neurocirujano para trasladarlo al puerto de Veracruz. Finalmente, por petición de su esposa, José Luis fue trasladado en un avión ambulancia al Centro de Especialidades Médicas de la ciudad de Xalapa.
Allá le fueron realizados más estudios y hasta el momento de cerrar esta edición, era reportado como estable, aunque de antemano había sido puesto en un coma inducido para luchar contra el edema que le oprimía el cerebro, a consecuencia del fuerte golpe.
En la Agencia Cuarta del Ministerio Público del Fuero Común, el coordinador de la sección policiaca y sobrino de José Luis Ortega, Jorge Ceballos, había presentado la denuncia de los hechos ante el titular de esa fiscalía, Félix Jácome Gómez, quien de inmediato turnó ante la coordinación de la Policía Ministerial una orden de presentación en contra de Alejandro Wong Ramos. Hasta ese momento no había resultados.
Alrededor de las 10:00 horas, el funcionario judicial intentaba infructuosamente localizar a Jorge Tolentino, quien aparecía mencionado en la denuncia como una de las víctimas.
Los primeros en llegar fueron los periodistas José Luis Pérez Cruz y Roberto Pérez López, quienes procedieron de inmediato a rendir sus declaraciones, cada cual ante un secretario diferente.
Ahí mismo, se congregaron gran cantidad de periodistas, que expresaron su solidaridad con el compañero de oficio, y exigieron al fiscal Jácome Gómez que el crimen no quedara impune. José Luis Pérez Cruz derramó lágrimas de rabia e impotencia por lo sucedido a quien ha sido “como mi hermano”.
La investigación se había atorado nuevamente porque el dueño del bar, Benito Soriano Aguilera, no contestaba su celular y era necesario que franqueara el paso para realizar la inspección ocular en el sitio de los hechos.
Coincidentemente, los reporteros lo localizamos frente al bar y accedió a explicarnos la forma en que sucedió todo, en presencia incluso de Roberto Pérez, quien mostró el sitio donde encontró a José Luis Ortega, luego de la persecución criminal por parte de Wong Ramos. Posteriormente, Soriano Aguilera acudió voluntariamente a declarar ante el Ministerio Público, lo que permitió dar curso a la inspección ocular. (Nota y fotos tomados de Coatza Digital/03 marzo 2009).
Por Crispín Garrido Mancilla
Coatzacoalcos, Ver.- La noticia en la radio era demoledora: El ex regidor del Ayuntamiento Alejandro Wong Ramos había amenazado con una pistola a varios periodistas y uno había caído al vacío desde una barda, al tratar de ponerse a salvo. José Luis Ortega Vidal, director editorial de Diario Notisur, había resultado gravemente lesionado al tratar de escapar saltando de una barda.
Era de esas noticias difíciles de asimilar. Apenas el día anterior habíamos estado conduciendo el programa “La noticia en el café”, por canal 14 de Olmeca TV, como cada mañana.
El tema que más habíamos destacado era lo positivo de los operativos que realiza el Ejército para tratar de disminuir la criminalidad. Al final concluíamos que pese a sus fallas, el Ejército seguía siendo la única autoridad que infundía respeto.
A lo largo del día, habíamos seguido teniendo contacto con José Luis, por los menesteres de la información. Las última comunicación había sido cerca de la medianoche, cuando le avisé de la entrega de mi columna para Diario Notisur. La edición ya estaba prácticamente en su fase de cierre.
Cerca de la una de la mañana, afinaron el contenido de la portada con el director general de Notisur, César Vázquez Chagoya, y se quedó el coordinador editorial, Pablo Jair Ortega Díaz, a supervisar el diseño.
José Luis Ortega Vidal y su tocayo José Luis Pérez Cruz, subdirector editorial de Diario del Istmo, amigos desde sus tiempos de estudiantes, habían acordado reunirse para planear el viaje hacia el puerto de Veracruz, donde la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Veracruzana, su Alma Mater, celebra su 50 Aniversario.
En el bar “El Rincón de José Alfredo Jiménez”, compartían la mesa con Jorge Tolentino, director del semanario Gráfico Sur, y Roberto Pérez López, reportero de una página de Internet.
En otra mesa, estaban los periodistas Mussio Cárdenas Arellano y Alejandro Martínez, con el ex regidor perredista Alejandro Wong Ramos. Cuando los primeros se retiraron, Wong Ramos se pasó a la mesa donde estaban los dos José Luis y sus otros amigos, conviviendo en paz y haciendo planes de lo que harían en el puerto jarocho. Como se había vuelto su sello personal, Alejandro Wong empezó a reclamar a José Luis Pérez Cruz de diversos temas ventilados públicamente, para pasar luego a discutir con todos, incluso por la música, hasta que llegó a los recordatorios familiares contra José Luis Pérez Cruz.
Empezaron entonces los manotazos, en los que todos tocaron parte, aunque José Luis Ortega, Roberto Pérez y Jorge Tolentino lo único que hacían era tratar de calmar a Alejandro Wong, quien, según la declaración de Pérez Cruz, asentada en la averiguación previa COAT4/164/09, además de ebrio parecía estar bajo el efecto de alguna droga.
En eso, el dueño del bar, Benito Soriano Aguilera, quien también fue regidor por el PRD en la comuna de Iván Hillman, llamó a Roberto Pérez a una barra lateral, donde le estaba diciendo: “Ya, tranquilos”, cuando Alejandro Wong, hecho un energúmeno, golpeaba a los tres que se habían quedado con él.
Lo que Roberto alcanzó a ver fue que le propinó al menos dos golpes a José Luis Ortega, mientras que a Jorge Tolentino lo golpeó con una silla mientras estaba tirado en el piso y lanzó además diversos proyectiles, entre ellos un salero.
José Luis Pérez Cruz comentó que la irritación de Alejandro Wong llegó a su nivel máximo cuando le lanzó dos puñetazos a él y logró esquivarlos. Entonces le dijo a su acompañante, Javier Hernández, quien hacía las veces de guardaespaldas, que le pasara la pistola, lo cual el otro acató de inmediato.
Roberto, que no estaba en la trifulca, vio cómo los tres corrieron rumbo al fondo del local, que tiene un patio angosto, a cuyos lados hay diversos cuadros con lo que al parecer son litografías. Roberto no vio la pistola, porque él apenas se dirigía hacia el grupo.
José Luis Pérez sí vio la pistola con la que Alejandro Wong dijo que los mataría. Narró que antes del pasillo vio la cocina y en su huida entró ahí para esconderse, mientras que José Luis Ortega y Jorge Tolentino siguieron corriendo hacia la parte posterior.
Roberto vio salir corriendo rumbo a la calle a Alejandro Wong y se dirigió al patio del local, hacia donde José Luis Ortega y Jorge Tolentino habían salido por una puerta de servicio. En el patio había una escalera de concreto, pegada a la pared, que colinda con el inmueble ubicado a un costado y sube a la azotea del local. Mientras subía, Roberto escuchó un quejido y se asomó al otro lado de la barda, donde pudo darse cuenta que había una construcción en obra negra, en el terreno de al lado, y entre la barda y ésta un foso, que daba a lo que sería el nivel del piso de abajo en una casa de dos plantas.
Roberto hizo algo que pudo haberle costado la vida: saltó sobre la barda y cayó también abajo. Providencialmente cayó sobre sus piernas, cinco metros abajo, y aunque sufrió serios raspones, pudo incorporarse. Se acercó a la persona que se quejaba y al iluminar su rostro con el celular vio que era José Luis Ortega, con la cabeza en un charco de sangre, que le salía por los oídos y la nariz. Estaba consciente, aunque no podía articular palabra. Incluso le señaló que le dolía el brazo en el momento en que él lo colocaba de costado para que no se broncoaspirara.
Arriba estaban ya Benito Soriano, José Luis Pérez y Jorge Tolentino, quienes de inmediato solicitaron una ambulancia, cuyos paramédicos, tras una espera que pareció eterna, sacaron a José Luis Ortega por el predio de al lado.
A esa hora, el energúmeno Alejandro Wong Ramos se había dado a la fuga.
Todavía por la mañana, Wong le llamó a José Luis Pérez Cruz a su celular, pero este no le contestó.
EL AMANECER
José Luis Ortega Vidal fue trasladado a una clínica privada ubicada en la avenida Revolución, donde fue visitado por Pablo Jair Ortega, coordinador de Información del diario Notisur, quien pudo constatar la gravedad de su estado. Desde ahí, junto con el director general, César Vázquez Chagoya, gestionaron su traslado al hospital de zona número 36 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Los médicos le dieron sólo 20 por ciento de posibilidades de supervivencia. Presentaba traumatismo craneoencefálico.
A las 8:00 horas debíamos presentarnos al programa “La noticia en el café”, en el que nos alternamos diferentes comentaristas cada día. Ayer era uno en los que José Luis Ortega no estaría. Quien sí llegó, devastado e indignado, fue don César Vázquez Chagoya, su titular.
Al aire, hizo un enérgico reclamo por la impunidad con que había podido escapar Alejandro Wong Ramos, a quien la policía preventiva no había hecho el menor intento por detener, escudado en la impunidad que le ha sido garantizada incluso en anteriores agresiones contra periodistas, la más conocida contra Leopoldo Zea Salas, columnista de Diario del Istmo, a quien también en su momento amenazó con arma de fuego.
El llamado era porque a la hora del programa matutino habían pasado apenas cinco horas del hecho, y podrían existir posibilidades de detenerlo, “pero Alejandro Wong Ramos anda ahí, por la calle, burlándose de la justicia”, decía Vázquez Chagoya.
Insistió mucho en la peligrosa impunidad que gozan este tipo de individuos, que tienen un tronco común, que son el diputado local Gonzalo Guízar Valladares, y el ex alcalde y actual precandidato a legislador federal Iván Hillman Chapoy; la forma en que estas gentes atropellan los derechos de particulares y a través de ciertos columnistas todavía los atacan y calumnian, como ocurre con Hortensia Basurto Sánchez, a quien miembros del clan Guízar le invadieron un terreno y hasta el momento no logra recuperarlo.
El director del canal 14 de Olmeca TV, empresa hermana de Diario Notisur, Jorge Luis Torres, expresó también su solidaridad y condena por el ataque contra el comunicador, lo mismo que numerosas personas del auditorio.
Mientras transcurría el programa, se informó que el gobernador Fidel Herrera había dispuesto todo el apoyo necesario para salvar la vida de José Luis Ortega, incluyendo la transportación aérea, y había ordenado la presencia en Coatzacoalcos del procurador de Justicia, Salvador Míkel Rivera, y del titular de la Comisión Estatal para la Defensa de los Periodistas, Gerardo Perdomo Cueto.
INCERTIDUMBRE
En el hospital del Seguro Social, la esposa de José Luis, Maritza; ejecutivos del Grupo Olmeca Multimedios; periodistas amigos, incluyendo a los que habían estado con él durante el ataque, y miembros del personal de Diario Notisur, esperaban angustiados las noticias sobre la evolución del paciente.
Se informó que le fue practicada una tomografía y que sólo faltaba la autorización del neurocirujano para trasladarlo al puerto de Veracruz. Finalmente, por petición de su esposa, José Luis fue trasladado en un avión ambulancia al Centro de Especialidades Médicas de la ciudad de Xalapa.
Allá le fueron realizados más estudios y hasta el momento de cerrar esta edición, era reportado como estable, aunque de antemano había sido puesto en un coma inducido para luchar contra el edema que le oprimía el cerebro, a consecuencia del fuerte golpe.
En la Agencia Cuarta del Ministerio Público del Fuero Común, el coordinador de la sección policiaca y sobrino de José Luis Ortega, Jorge Ceballos, había presentado la denuncia de los hechos ante el titular de esa fiscalía, Félix Jácome Gómez, quien de inmediato turnó ante la coordinación de la Policía Ministerial una orden de presentación en contra de Alejandro Wong Ramos. Hasta ese momento no había resultados.
Alrededor de las 10:00 horas, el funcionario judicial intentaba infructuosamente localizar a Jorge Tolentino, quien aparecía mencionado en la denuncia como una de las víctimas.
Los primeros en llegar fueron los periodistas José Luis Pérez Cruz y Roberto Pérez López, quienes procedieron de inmediato a rendir sus declaraciones, cada cual ante un secretario diferente.
Ahí mismo, se congregaron gran cantidad de periodistas, que expresaron su solidaridad con el compañero de oficio, y exigieron al fiscal Jácome Gómez que el crimen no quedara impune. José Luis Pérez Cruz derramó lágrimas de rabia e impotencia por lo sucedido a quien ha sido “como mi hermano”.
La investigación se había atorado nuevamente porque el dueño del bar, Benito Soriano Aguilera, no contestaba su celular y era necesario que franqueara el paso para realizar la inspección ocular en el sitio de los hechos.
Coincidentemente, los reporteros lo localizamos frente al bar y accedió a explicarnos la forma en que sucedió todo, en presencia incluso de Roberto Pérez, quien mostró el sitio donde encontró a José Luis Ortega, luego de la persecución criminal por parte de Wong Ramos. Posteriormente, Soriano Aguilera acudió voluntariamente a declarar ante el Ministerio Público, lo que permitió dar curso a la inspección ocular. (Nota y fotos tomados de Coatza Digital/03 marzo 2009).
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